Travesía del Anchuricas (1 de 3): de La Toba a la Hospedería Río Zumeta por los Poyos de La Toba y la Umbría de los Anguijones

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Photo ofTravesía del Anchuricas (1 de 3): de La Toba a la Hospedería Río Zumeta por los Poyos de La Toba y la Umbría de los Anguijones

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Rafalín VF

with 1 trail buddy

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Trail stats

Distance: 12.95 mi
Elevation gain: 3,930 ft
Technical difficulty: Moderate
Elevation loss: 4,652 ft
Max elevation: 4,868 ft
TrailRank: 55
Min elevation: 4,868 ft
Trail type: One Way

Moving time: 5 hours 41 minutes
Time: 8 hours 11 minutes
Coordinates: 3738
Uploaded: December 6, 2023
Recorded: December 2023

4 Claps

near La Toba, Andalucía (España)

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Itinerary description

Brutal primera etapa de nuestra travesía rodeando el Embalse de Anchuricas, una de las zonas más bellas y recónditas de Andalucía. Comenzamos en La Toba, aldea segureña donde el agua canta desde abajo porque se despeña desde una cueva que en algunos lugares se le llama Cueva del Agua (abundan por la zona), pero en la cartelería viene marcada como Nacimiento de La Toba. Dejamos de lado el sendero que bordea el embalse por abajo para subir por el denso pinar a la zona llamada Los Poyos de la Toba, camino de Puerto Marchena, desde donde vemos el brusco cambio de panorama con la frondosidad del entorno de Anchuricas frente a los yermos Calares de Marchena, mucho más parecidos a los Campos de Hernán Pelea. Las nubes nos impidieron ver el Refugio del Puntal de la Misa, donde dormiríamos al día siguiente.

Continuamos hacia el inolvidable Puntal de los Canteros donde nos hicimos las típicas fotos con el Anchuricas de fondo. Allí nos avituallamos y continuamos por la Umbría de los Anguijones, visitando entre otros el Puntal de la Escalera. Aquí tuvimos un extraño encuentro con un gran cánido, que al principio nos pareció un perro enorme hasta que vimos que tenía un collar geolocalizable, por lo que pensamos que era un lobo solitario. El animal, ante nuestra extrañeza, abandonó el camino para perderse monte arriba. Pasamos el curioso Barranco del Pilón y El Puntalón, llegando finalmente a Miller, una aldea donde no había ni bar, ni alojamiento, por lo que no tuvimos más remedio que proseguir camino, bastante más deslucido que el que nos trajo, hasta la Hospedería Río Zumeta, donde nos alojamos con todas las comodidades excepto la simpatía de los hospederos, que esa brillaba por su ausencia.