Arista de la Cadena, por el Salto del Caballo, Piedra Sillada y Puerto de Frigiliana (Sierra Almijara)

Una de las travesías ineludibles para quien quiera conocer a fondo el abrupto macizo de Sierra Almijara.
Trazado con origen en las estribaciones septentrionales del macizo almijarense y que, por una parte, nos lleva a sumar las cotas del Salto del Caballo, 1.642m, Piedra Sillada, 1.678m y La Cadena, 1.645m, todo ello desde la barrera que limita el acceso a la sierra en Puente Cambril.
Por otra parte, y por descontado el detonante de la traza, la travesía aérea de la arista comprendida entre el peñón de Piedra Sillada y el vértice geodésico de la Cadena.
Nos movemos inmersos en el Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Alhama y Almijara.

NOTA. Cabe diferenciar el recorrido en partes, prestando especial atención a la zona de la arista.
En la aproximación al Salto del Caballo siempre caminamos por veredas y trazas definidas, al cierre desde la Cuerda de las Tejadillas caminamos por pista forestal y senda.
Será la zona entre la cumbre del salto del Caballo y el vértice geodésico de la Cadena donde avanzamos fuera de traza. En la arista encontramos distintos grados de dificultad, con algunos pasos aéreos y expuestos, sobre todo debido al estado de la roca.
Dolomía con buen agarre pero poca fiabilidad, quebradiza y donde debemos asegurar cada paso en el avance.

En nuestras incursiones al norte de la Almijara tenemos debilidad por la barrera de Puente Cambril como punto de partida, desde aquí tenemos juego para dibujar variadas trazas circulares al corazón de la sierra, en especial a sus emblemáticas cumbre occidentales.
Hasta aquí llegamos por el carril de acceso desde la Resinera de Fornes, en buen estado para cualquier turismo y recientemente adecentado desde la carretera de Fornes hasta la Resinera.

La barrera de Puente Cambril limita el acceso rodado a la altura del nacimiento del río Cacín, donde se juntan el curso del Arroyo de la Venta y el regato del Barranco de Cambril.

Comenzamos a rodar sobrepasando la barrera y virando de momento a nuestra izquierda. Una amplia vereda de inicio nos aparta del carril principal y nos introduce en los bajos del Barranco del arroyo Cambril.
La vereda pasa a ser senda, la senda se entremezcla con la barranquera del arroyo y, en la junta de los barrancos de Cambril y la Madera nos topamos con los restos de la Caseta de Resineros de la Madera. Nuestro rumbo la aparta a nuestra izquierda y una tímida trocha sigue acompañando unas decenas de metros al Barranco del arroyo Cambril.

En los retazos del pinar que toca suelo en el barranco un giro nos hace darle la espalda y comenzamos a remontar las faldas de la Loma de la Madera. La senda, esquiva a veces invadida por aulagas y romeros, nos hace ganar altura y enfrentarnos la vista a la vertiente de la Loma de Ubares.
Pasada la zona de matorral pasamos a caminas por la formidable senda terriza dolomítica que se contonea a media ladera. Ya hace rato que tenemos a la vista la caseta de vigilancia del cerro Salto del Caballo, nuestro primer hito de paso. A nuestras espaldas se suma elegante el paredón este del Lucero.

Alcanzamos el Collado de la Carne, 1.379m, y con ello, el acceso al cortafuegos que enfila el ascenso al Salto del Caballo. A su paso dejamos una estrecha vereda que apunta al norte y se encamina al paraje del Cortijo de Machiche.
Salvamos el cortafuegos por una trocha más o menos clara y unos últimos metros de terrizo sobre la divisoria nos lleva al enlace con la pista forestal de Ubares a la Monticana. Son pocos pasos en dirección a Ubares antes de desviarnos por la variante de acceso al Salto del Caballo.
Atacando el cerro por el norte, primero por pista forestal y luego en clara traza, ganamos altura rápidamente y nos acercamos a la caseta de vigilancia que domina la cumbre del Salto del Caballo.
Con las sublimes vistas a toda la cordal de Piedra Sillada a la Cadena marcamos aquí el punto de inflexión del trazado, desde aquí iniciamos la travesía íntegra a su afilada y descompuesta arista.

Como previa a la arista ascendemos a Piedra Sillada, reduciendo su aproximación por la cuerda de tajos desde el Salto del Caballo. El ascenso es evidente enfrentando el paso según llegamos, enlazando con la canal y vía práctica tanto de subida como de bajada.
La visual desde cumbre es inmensa sobre la Almijara, desde el Lucero a la línea de tajos entre el Almendrón y Navachica.
Pero sobre todo la vista se pierde sobre la estilizada arista de la Cadena.

Comenzamos con la arista. Descendemos de Piedra Sillada hasta la canal de acceso y continuamos pegados a su pared por el pequeño pinar que resiste a faldas del peñón. La idea por ahora es no perder y alcanzar un pequeño espolón que nos sirve de improvisada atalaya sobre el primer trecho de arista.

Tendremos que dejarnos caer a la derecha lo suficiente para salvar la vertical del espolón, retomando de nuevo la divisoria en corto ascenso.
Esta primera parte resulta aérea, con pasos estrechos sobre la arista, aunque aquí la roca presenta buen agarre y parece más fiable que en otros puntos.
Siembre por la afilada espina dorsal, en cortos ascenso y descensos, completamos esta primera parte en un pequeño collado que diferencia los dos niveles de la arista.
Decir que durante este segmento de recorrido tenemos opción de avanzar caídos a la ladera, siempre por nuestra derecha en en el avance, siendo en todo momento la vertiente este la cara más vertical.

Tras el receso en el collado para retomar el aliento, un fuerte rampa en terreno suelto nos hace ganar altura y así la segunda mitad de la arista.
Este tramo resulta más aéreo y con pasos más expuestos, eso añadido a que la roca en muchos puntos está totalmente desgregada y en cualquier agarre se puede soltar.
El riesgo, por llamarlo de alguna forma va creciendo según nos acercamos a la trepada, sobre todo en unos metros de paso lateral donde tendremos que afianzar cada apoyo y agarre.

Con diferencia se trata del tramo más complejo de la arista, culminado con la trepada al último segmento de arista ya en la línea del vértice geodésico.
Nos encontramos con una pequeña trepada, totalmente vertical de unos cuatro metros, que encaramos a la derecha del filo de roca que irrumpe en nuestro camino. De partida encontramos buenos apoyos y agarres, es cuestión de encajar la vía de la trepada.

Hoy encontramos una cuerda fija anudada y lazada a un gran bloque, de apariencia nueva y en perfecto estado, que según que caso puede resultar útil como ayuda al ascenso, y más aún al descenso en el caso de la travesía en sentido opuesto.

Superado el trepe, la arista se ensancha y nos permite recorrer sus últimos metros de forma más relajada, sobre todo en comparación con la travesía que llevamos a nuestra espalda. Esto nos hace alcanzar aliviados el vértice geodésico de la Cadena.

Desde el vértice la dorsal se amilana, vuelca al sur y da paso a la Loma de las Tejadillas, son pocos metros los que nos separan de pisar tierra firme en la pista forestal.
El cierre del trazado por el carril resulta puro trámite. Éste va dejando atrás la loma y encara el Cerro de los Machos a la altura del Collado del Chaparralejo. En el camino hemos dejado atrás en pinar del Peñón Rodado y algunos pinsapos que resisten en la zona alta del pinar. Así como las vistas a la pared de la Cadena al norte y las quebradas de los Altos del Higuerón y el Cisne.
La cara este del Lucero nos acompañará en todo momento durante estos metros de descenso.

Con la única salvedad de un pequeño atajo por trocha para recortar los giros del carril, no tardamos en situarnos sobre el mirador del Puerto de Frigiliana. El descenso se disimula en parte por la traza de la pista forestal, encajonada entre los Machos y Lucero y que tras unirse al camino de Ubares acompaña a las primeras aguas del arroyo de la Venta en rumbo a nuestro punto de partida.

Camino muchas veces recorrido, siendo la válvula de escape de otras tantas incursiones a la sierra, sin mucho que aportar al recorrido y donde marcamos el paso junto a la Caseta de Resineros de Cuesta Parda, la Fuente del agujerillo Caliente y la pantaneta de la Haza del Moral.
No mucho más que aportar en nuestra vuelta a la barrera de Puente Cambril.

Nos vemos en las montañas.

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