Travesía Invernal: Untza-Bagate-Bertzeta-Salto del Nervión-Monte Santiago-Puerto de Orduña-Tertanga-Orduña
near Untza, País Vasco (España)
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Trail photos
Itinerary description
Antes de explicar la ruta, decir que voy a dividir esta etapa en 2 recorridos: el A y el B. El B será el que aquí presento, es decir, la versión invernal, y el A (el oficial) será la versión primaveral o veraniega, que la realizaré totalmente en seco. Ambas trazadas empezarán y acabarán en los mismos lugares, y ambas pasarán por el Salto del Nervión.
Podéis echar un vistazo al recorrido A pinchando en este enlace:
Untza-Salto del Nervión-Orduña. Opción A
La novedad es que la trazada veraniega será bastante diferente a la invernal, pasando por más poblaciones y realizando el descenso por una senda natural, en lugar de por la carretera del puerto de Orduña. La pega, que no veré cascada alguna.
Aún así, da igual en que estación del año hagáis esta ruta, ya que igualmente vais a poder disfrutar de unos parajes y lugares de interés muy bonitos e interesantes.
PD: El desnivel acumulado que indica el track no es correcto. Los verdaderos números son aproximadamente de 430m D+ y 810m D-.
Vuelta al País Vasco desde Ermua. Etapa 142B:
Continuación de la anterior etapa, hecha la semana pasada desde Izarra hasta Untza, pasando por la cascada de Gujuli. En el día de hoy, pasaré por otra cascada, y no una cualquiera, sino la de mayor altura de España y la península ibérica, el Salto del Nervión, con sus 222m de caída libre.
A lo largo de esta semana ha llovido, y habían anunciado nieve en cotas por encima de los 400-600m, así que en principio tenía garantizado la presencia de nieve por un lado, y por otro, que cayera agua en la cascada.
Así pues, me desplazo una vez más en transporte comarcal (habiendo hecho reserva el día anterior), desde la localidad vizcaína de Orduña hacia el pequeño pueblo alavés de Untza. Al llegar aquí, veo algún que otro resto de nieve, y los montes cercanos teñidos de blanco.
Salgo del pueblo, y me dirijo en línea recta a uno de esos montes, el Bagate. Paso al lado de un parking donde ya al mediodía había aparcados bastantes coches. Bonita vista desde aquí del valle donde se ubica Orduña, y detrás, varios montes como por ejemplo el largo macizo de Sierra Salvada.
Después de pasar una puerta metálica, asciendo ligeramente por senda natural. Aquí ya la presencia de nieve es notable.
Luego, en un cruce, giro a la derecha. Paso entre medias por varios árboles de gran tamaño, y luego, asciendo por el lado derecho, en busca de una alambrada. Aquí se sitúa la línea del precipicio, y el inicio del largo cortado rocoso de la Sierra de Gibillo, donde se ubican 2 de las cimas que haré hoy: el Bagate (724m) y el Bertzeta (823m).
El primero de ellos lo tengo muy cerca, y en apenas 2 minutos llego al buzón y vértice geodésico cimero. Magníficas vistas de 270° pudiendo observar casi todo el macizo de Sierra Salvada, localidades como Orduña, Delika y Untza, entre otros, y al otro lado a lo lejos, la cascada del Salto del Nervión, ubicada en el macizo de Santiago.
Al igual que la semana pasada, hoy pude ver de nuevo caer el agua hacia arriba y en dirección contraria, acción que sucede gracias al frio y al viento. Visto así parece que la cascada iba a tope de agua, pero la realidad era bien diferente. Cuando el río volvía a la normalidad y caía hacia al suelo, se veía claramente que el chorro no era grande, en ese sentido fue un poco decepcionante.
En esta cumbre también me encontraría con una pareja de Amurrio, madre e hijo, ambos muy majos, los cuales acompañaría durante una parte del recorrido.
Avanzamos directos hacia el Sur, en busca del siguiente objetivo, la cumbre del Bertzeta. Pero antes de llegar allí, tenemos que pasar por varias antecimas a modo de salientes rocosos, con buenas vistas a lo ya mencionado, además del propio Bagate.
En esta zona, sobrevolaban numerosos buitres, a la espera de cazar alguna presa entre el manto blanco o en el barranco.
Aparte de nosotros, también andaban unos cuantos senderistas, que a buen seguro iban con el objetivo de ver de cerca el Salto.
A medida que ganamos altitud, el espesor de la nieve va aumentando, superando los 10-15cm en algunos puntos. También se nota que por aquí pega bien el viento, porque cerca del cortado la nieve era dura y lisa, y los pocos árboles y arbustos que había, estaban congelados.
Enseguida, llegamos al vértice geodésico del monte Bertzeta. Apenas hay vistas aquí, salvo lo que podría ser el macizo del Gorbea a un lado, y los imponentes y verticales cortados del macizo de Santiago al otro.
Cada vez tenemos más cerca el Salto del Nervión, pero aún está distante, lo tenemos en la vertiente opuesta. Desde aquí ya vemos la base del mismo, lugar donde cae con mucha violencia el agua, a pesar de que el caudal no lleva mucha cantidad.
Nos damos la vuelta, y vemos que hacia el Norte ya no se ve nada. Se avecina nubosidad con las consiguientes precipitaciones, o lo que es peor, podría acercarse una ventisca. Madre e hijo no tenían intención de ir mucho más lejos, habían cumplido con el propósito de hacer cumbre a los anteriores picos, además de observar el Salto del Nervión, así que decidieron ser precavidos, y volver al parking antes de que el clima se complicara en exceso. E hicieron muy bien, porque los próximos kilómetros fueron muy duros y complejos para mi.
Al principio parecía que simplemente iba a haber algo de niebla y nieve, pero luego apareció el viento y la lluvia. Me fastidió porque en principio ya a esas horas no estaba previsto que cayera precipitación alguna, y no tenía ni paraguas ni ninguna protección para mi equipo. Total, que casi me calé entero, además de no ver una mierda por donde iba. Aún así, no me preocupaba, porque conocía la zona y disponía de un track, así que no me iba a perder.
Aún con el clima en contra, estaba disfrutando como un niño, esto era lo que realmente estaba buscando, hacer una ruta puramente invernal, a pesar de no ver nada.
Después de un buen rato, consigo llegar al curso del río Nervión. Me costó unos minutos dar con el lugar exacto donde tenía que cruzar hacia el otro lado. Temía que las rocas de apoyo estuvieran resbaladizas, pero no, se podía pisar sin problema.
Luego, asciendo donde parece que podría ser el camino que lleva a la pista principal. El itinerario que sigo no es del todo correcto, pero al final consigo conectar con la pista. Sabía que no iba a ver nada, pero aún así me dirijo hacia el mirador del Salto del Nervión. Efectivamente, no se veía nada más que el propio mirador, y a varias personas que seguro estaban algo decepcionados. Da rabia venir hasta aquí con la idea de ver la cascada, y que justo nos pille una pequeña ventisca, lo suficientemente cabrona como para poder observar únicamente una gruesa capa de niebla. A mi me dio igual, ya que el año pasado ya lo pude ver con mucha agua.
PD: Adjunto foto de hace algo mas de un año del Salto, bien cargado de agua.
La parte más compleja o dura de la ruta ya lo he hecho, ahora, tocaba disfrutar a tope de la nieve. Retrocedo unos metros, y sigo recto, para luego ir por la derecha. Poco después, me desvío a la izquierda, para visitar unos monumentos donde aparecen un par de cazadores gigantes, un lobo, y una gran apertura en el suelo. Se trata de una lobera, que antaño tenía como función arrinconar a los lobos, para que cayeran allí, y así poder cazarlos.
A continuación, vuelvo a la pista, y avanzo en él durante un rato, aunque a un ritmo mucho más lento del deseado. Había mucha nieve, y 3 carriles donde poder andar: uno demasiado duro y resbaladizo, casi hielo, otro duro pero transitable, y otro muy blando, donde te hundías en la nieve. Decidí ir por el del medio, aunque a paso de tortuga.
Al final del camino, llego a una zona conocida con el nombre de Parque de Monte Santiago. Muy cerca de aquí, se encuentra el último de los tres aparcamientos que hay para dejar el coche en este lugar. Paso por aquí, y seguido, giro a la derecha, para dirigirme por una pista que me lleva hasta la cima del monte Santiago, y a su vez, al mirador Esquina de Rubén.
El sendero es ancho, y sería muy cómodo de andar, de no ser por la abundante nieve blanda que había, de entre 20 y 30cm. Paso entre medias por una bonita arboleda, con todos los árboles teñidos de blanco, era una preciosidad.
Sin embargo, a medida que me aproximaba al mirador, la niebla volvía a aparecer y volví a temer lo peor. En esta ocasión "sólo" se quedó la niebla, aunque bastante cerrada, que apenas me dejaba ver lo que tenía por delante.
Llego al mirador de Esquina de Rubén, y al lado, se encuentra el buzón cimero del monte Santiago (944m).
Sin perder más tiempo, prosigo la marcha, poniendo rumbo al puerto de Orduña.
En seco, llegar hasta allí sería coser y cantar, pero en estas condiciones no iba a ser nada sencillo. A pesar de tener como referencia varias marcas PR blanca y amarilla, y numerosas huellas de pisadas en el suelo, la niebla era tan cerrada que a veces perdía la referencia del camino. Por suerte, el track era 100% fiable, y casi en ningún momento me desvié en exceso del sendero.
A decir verdad, las pisadas han sido clave para poder realizar este tramo con garantías, de haber sido yo quien abriera huella, me habría costado bastante mas.
Daba impresión andar por aquí. Exceptuando algunas zonas donde la nieve era blanda, y me hundía bastante el calzado (30-40cm), el resto, era prácticamente todo hielo, en especial los árboles y arbustos. Por si fuera poco, empezó a caer algo de granizo, pero fue algo casi imperceptible, por el diminuto tamaño del mismo.
Poco después de pasar por una puerta metálica giratoria, llego a un cruce de caminos, en el cual giro a la derecha.
Supero una segunda puerta, y desciendo ya el último tramo antes de dar con la carretera del puerto. Lo tenía al alcance de la mano, pero se me hacía eterno. La nieve era cada vez más blanda y profunda, y el cansancio hacia mella.
Al fin, conseguí llegar a la carretera, a pocos metros del punto mas elevado del puerto de Orduña (910m). He de decir que desde Untza hasta aquí, me lo he pasado bomba, he disfrutado como nunca de la nieve, pero las cosas como son, físicamente me encontraba bastante fundido. Ahora, tocaba olvidarme del manto blanco, de la niebla y el frío, para desconectar y recuperarme.
Cual es una de las mejores maneras de poder recuperar energías? Dejándome llevar por la gravedad, osea, ir cuesta abajo por cómodo terreno. Otra opción habría sido parar en una esquina, y comer y beber algo, pero el tiempo iba en mi contra, se me haría de noche antes de terminar la ruta. Tenía energías suficientes como para continuar.
Dicho y hecho, la bajada por el puerto, aunque larga y monótona, la hice cagando leches. A medida que bajaba, el espesor de la nieve iba disminuyendo, hasta desaparecer, al igual que la niebla, lo cual me permitió ver al fondo mi destino, el municipio de Orduña.
Avanzo por amplios y numerosos zig-zags, hasta llegar a un pequeño barrio, perteneciente al concejo de Tertanga. Abandono la carretera para adentrarme de lleno por la calle principal de dicho poblado.
Camino por una pista asfaltada, en ligero ascenso, para luego descender definitivamente. En el punto más elevado, disfruto de una vista de los primeros picos del macizo de Sierra Salvada, como es el monte Txarlazo y su virgen, además del valle donde se ubica Orduña. Hacia allí voy.
Paso por un polígono industrial, y después, me desvío momentáneamente para visitar una especie de balsa grande o mini lago. Aquí se reflejaba buena parte del mencionado macizo. Aún no se había oscurecido del todo, y menos mal, ya que la estampa que ofrece dicha balsa es espectacular. Además, este fue el único momento del día donde todo el macizo se encontraba libre de la niebla, al fin me acompañó la suerte.
Solo me queda andar unos cientos de metros más, hasta adentrarme en el municipio de Orduña. Me adentro hasta el centro, donde se encuentra el ayuntamiento y una de las iglesias, y por último, me desplazo directamente hacia la estación del cercanías, donde pongo punto y final a esta preciosa ruta.
Podéis echar un vistazo al recorrido A pinchando en este enlace:
Untza-Salto del Nervión-Orduña. Opción A
La novedad es que la trazada veraniega será bastante diferente a la invernal, pasando por más poblaciones y realizando el descenso por una senda natural, en lugar de por la carretera del puerto de Orduña. La pega, que no veré cascada alguna.
Aún así, da igual en que estación del año hagáis esta ruta, ya que igualmente vais a poder disfrutar de unos parajes y lugares de interés muy bonitos e interesantes.
PD: El desnivel acumulado que indica el track no es correcto. Los verdaderos números son aproximadamente de 430m D+ y 810m D-.
Vuelta al País Vasco desde Ermua. Etapa 142B:
Continuación de la anterior etapa, hecha la semana pasada desde Izarra hasta Untza, pasando por la cascada de Gujuli. En el día de hoy, pasaré por otra cascada, y no una cualquiera, sino la de mayor altura de España y la península ibérica, el Salto del Nervión, con sus 222m de caída libre.
A lo largo de esta semana ha llovido, y habían anunciado nieve en cotas por encima de los 400-600m, así que en principio tenía garantizado la presencia de nieve por un lado, y por otro, que cayera agua en la cascada.
Así pues, me desplazo una vez más en transporte comarcal (habiendo hecho reserva el día anterior), desde la localidad vizcaína de Orduña hacia el pequeño pueblo alavés de Untza. Al llegar aquí, veo algún que otro resto de nieve, y los montes cercanos teñidos de blanco.
Salgo del pueblo, y me dirijo en línea recta a uno de esos montes, el Bagate. Paso al lado de un parking donde ya al mediodía había aparcados bastantes coches. Bonita vista desde aquí del valle donde se ubica Orduña, y detrás, varios montes como por ejemplo el largo macizo de Sierra Salvada.
Después de pasar una puerta metálica, asciendo ligeramente por senda natural. Aquí ya la presencia de nieve es notable.
Luego, en un cruce, giro a la derecha. Paso entre medias por varios árboles de gran tamaño, y luego, asciendo por el lado derecho, en busca de una alambrada. Aquí se sitúa la línea del precipicio, y el inicio del largo cortado rocoso de la Sierra de Gibillo, donde se ubican 2 de las cimas que haré hoy: el Bagate (724m) y el Bertzeta (823m).
El primero de ellos lo tengo muy cerca, y en apenas 2 minutos llego al buzón y vértice geodésico cimero. Magníficas vistas de 270° pudiendo observar casi todo el macizo de Sierra Salvada, localidades como Orduña, Delika y Untza, entre otros, y al otro lado a lo lejos, la cascada del Salto del Nervión, ubicada en el macizo de Santiago.
Al igual que la semana pasada, hoy pude ver de nuevo caer el agua hacia arriba y en dirección contraria, acción que sucede gracias al frio y al viento. Visto así parece que la cascada iba a tope de agua, pero la realidad era bien diferente. Cuando el río volvía a la normalidad y caía hacia al suelo, se veía claramente que el chorro no era grande, en ese sentido fue un poco decepcionante.
En esta cumbre también me encontraría con una pareja de Amurrio, madre e hijo, ambos muy majos, los cuales acompañaría durante una parte del recorrido.
Avanzamos directos hacia el Sur, en busca del siguiente objetivo, la cumbre del Bertzeta. Pero antes de llegar allí, tenemos que pasar por varias antecimas a modo de salientes rocosos, con buenas vistas a lo ya mencionado, además del propio Bagate.
En esta zona, sobrevolaban numerosos buitres, a la espera de cazar alguna presa entre el manto blanco o en el barranco.
Aparte de nosotros, también andaban unos cuantos senderistas, que a buen seguro iban con el objetivo de ver de cerca el Salto.
A medida que ganamos altitud, el espesor de la nieve va aumentando, superando los 10-15cm en algunos puntos. También se nota que por aquí pega bien el viento, porque cerca del cortado la nieve era dura y lisa, y los pocos árboles y arbustos que había, estaban congelados.
Enseguida, llegamos al vértice geodésico del monte Bertzeta. Apenas hay vistas aquí, salvo lo que podría ser el macizo del Gorbea a un lado, y los imponentes y verticales cortados del macizo de Santiago al otro.
Cada vez tenemos más cerca el Salto del Nervión, pero aún está distante, lo tenemos en la vertiente opuesta. Desde aquí ya vemos la base del mismo, lugar donde cae con mucha violencia el agua, a pesar de que el caudal no lleva mucha cantidad.
Nos damos la vuelta, y vemos que hacia el Norte ya no se ve nada. Se avecina nubosidad con las consiguientes precipitaciones, o lo que es peor, podría acercarse una ventisca. Madre e hijo no tenían intención de ir mucho más lejos, habían cumplido con el propósito de hacer cumbre a los anteriores picos, además de observar el Salto del Nervión, así que decidieron ser precavidos, y volver al parking antes de que el clima se complicara en exceso. E hicieron muy bien, porque los próximos kilómetros fueron muy duros y complejos para mi.
Al principio parecía que simplemente iba a haber algo de niebla y nieve, pero luego apareció el viento y la lluvia. Me fastidió porque en principio ya a esas horas no estaba previsto que cayera precipitación alguna, y no tenía ni paraguas ni ninguna protección para mi equipo. Total, que casi me calé entero, además de no ver una mierda por donde iba. Aún así, no me preocupaba, porque conocía la zona y disponía de un track, así que no me iba a perder.
Aún con el clima en contra, estaba disfrutando como un niño, esto era lo que realmente estaba buscando, hacer una ruta puramente invernal, a pesar de no ver nada.
Después de un buen rato, consigo llegar al curso del río Nervión. Me costó unos minutos dar con el lugar exacto donde tenía que cruzar hacia el otro lado. Temía que las rocas de apoyo estuvieran resbaladizas, pero no, se podía pisar sin problema.
Luego, asciendo donde parece que podría ser el camino que lleva a la pista principal. El itinerario que sigo no es del todo correcto, pero al final consigo conectar con la pista. Sabía que no iba a ver nada, pero aún así me dirijo hacia el mirador del Salto del Nervión. Efectivamente, no se veía nada más que el propio mirador, y a varias personas que seguro estaban algo decepcionados. Da rabia venir hasta aquí con la idea de ver la cascada, y que justo nos pille una pequeña ventisca, lo suficientemente cabrona como para poder observar únicamente una gruesa capa de niebla. A mi me dio igual, ya que el año pasado ya lo pude ver con mucha agua.
PD: Adjunto foto de hace algo mas de un año del Salto, bien cargado de agua.
La parte más compleja o dura de la ruta ya lo he hecho, ahora, tocaba disfrutar a tope de la nieve. Retrocedo unos metros, y sigo recto, para luego ir por la derecha. Poco después, me desvío a la izquierda, para visitar unos monumentos donde aparecen un par de cazadores gigantes, un lobo, y una gran apertura en el suelo. Se trata de una lobera, que antaño tenía como función arrinconar a los lobos, para que cayeran allí, y así poder cazarlos.
A continuación, vuelvo a la pista, y avanzo en él durante un rato, aunque a un ritmo mucho más lento del deseado. Había mucha nieve, y 3 carriles donde poder andar: uno demasiado duro y resbaladizo, casi hielo, otro duro pero transitable, y otro muy blando, donde te hundías en la nieve. Decidí ir por el del medio, aunque a paso de tortuga.
Al final del camino, llego a una zona conocida con el nombre de Parque de Monte Santiago. Muy cerca de aquí, se encuentra el último de los tres aparcamientos que hay para dejar el coche en este lugar. Paso por aquí, y seguido, giro a la derecha, para dirigirme por una pista que me lleva hasta la cima del monte Santiago, y a su vez, al mirador Esquina de Rubén.
El sendero es ancho, y sería muy cómodo de andar, de no ser por la abundante nieve blanda que había, de entre 20 y 30cm. Paso entre medias por una bonita arboleda, con todos los árboles teñidos de blanco, era una preciosidad.
Sin embargo, a medida que me aproximaba al mirador, la niebla volvía a aparecer y volví a temer lo peor. En esta ocasión "sólo" se quedó la niebla, aunque bastante cerrada, que apenas me dejaba ver lo que tenía por delante.
Llego al mirador de Esquina de Rubén, y al lado, se encuentra el buzón cimero del monte Santiago (944m).
Sin perder más tiempo, prosigo la marcha, poniendo rumbo al puerto de Orduña.
En seco, llegar hasta allí sería coser y cantar, pero en estas condiciones no iba a ser nada sencillo. A pesar de tener como referencia varias marcas PR blanca y amarilla, y numerosas huellas de pisadas en el suelo, la niebla era tan cerrada que a veces perdía la referencia del camino. Por suerte, el track era 100% fiable, y casi en ningún momento me desvié en exceso del sendero.
A decir verdad, las pisadas han sido clave para poder realizar este tramo con garantías, de haber sido yo quien abriera huella, me habría costado bastante mas.
Daba impresión andar por aquí. Exceptuando algunas zonas donde la nieve era blanda, y me hundía bastante el calzado (30-40cm), el resto, era prácticamente todo hielo, en especial los árboles y arbustos. Por si fuera poco, empezó a caer algo de granizo, pero fue algo casi imperceptible, por el diminuto tamaño del mismo.
Poco después de pasar por una puerta metálica giratoria, llego a un cruce de caminos, en el cual giro a la derecha.
Supero una segunda puerta, y desciendo ya el último tramo antes de dar con la carretera del puerto. Lo tenía al alcance de la mano, pero se me hacía eterno. La nieve era cada vez más blanda y profunda, y el cansancio hacia mella.
Al fin, conseguí llegar a la carretera, a pocos metros del punto mas elevado del puerto de Orduña (910m). He de decir que desde Untza hasta aquí, me lo he pasado bomba, he disfrutado como nunca de la nieve, pero las cosas como son, físicamente me encontraba bastante fundido. Ahora, tocaba olvidarme del manto blanco, de la niebla y el frío, para desconectar y recuperarme.
Cual es una de las mejores maneras de poder recuperar energías? Dejándome llevar por la gravedad, osea, ir cuesta abajo por cómodo terreno. Otra opción habría sido parar en una esquina, y comer y beber algo, pero el tiempo iba en mi contra, se me haría de noche antes de terminar la ruta. Tenía energías suficientes como para continuar.
Dicho y hecho, la bajada por el puerto, aunque larga y monótona, la hice cagando leches. A medida que bajaba, el espesor de la nieve iba disminuyendo, hasta desaparecer, al igual que la niebla, lo cual me permitió ver al fondo mi destino, el municipio de Orduña.
Avanzo por amplios y numerosos zig-zags, hasta llegar a un pequeño barrio, perteneciente al concejo de Tertanga. Abandono la carretera para adentrarme de lleno por la calle principal de dicho poblado.
Camino por una pista asfaltada, en ligero ascenso, para luego descender definitivamente. En el punto más elevado, disfruto de una vista de los primeros picos del macizo de Sierra Salvada, como es el monte Txarlazo y su virgen, además del valle donde se ubica Orduña. Hacia allí voy.
Paso por un polígono industrial, y después, me desvío momentáneamente para visitar una especie de balsa grande o mini lago. Aquí se reflejaba buena parte del mencionado macizo. Aún no se había oscurecido del todo, y menos mal, ya que la estampa que ofrece dicha balsa es espectacular. Además, este fue el único momento del día donde todo el macizo se encontraba libre de la niebla, al fin me acompañó la suerte.
Solo me queda andar unos cientos de metros más, hasta adentrarme en el municipio de Orduña. Me adentro hasta el centro, donde se encuentra el ayuntamiento y una de las iglesias, y por último, me desplazo directamente hacia la estación del cercanías, donde pongo punto y final a esta preciosa ruta.
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