Travesía Linza - Belagua, etapa 2. Belagua - hayedo El Común - collado de Linza - Refugio Linza

Travesía de dos jornadas que nos permitirá conocer y disfrutar de los hayedos de Belagua y el entorno kárstico de la parte sur del macizo de Larra, a los pies de la Mesa de los Tres Reyes.

Para completar esta actividad ha sido necesario enlazar diversos tracks ya que se trata de una propuesta personal hacer esta ida y vuelta pasando la noche el el magnífico y remozado refugio de Belagua.
El resultado ha sido una excursión formidable, algo más dura de lo esperado que no queda reflejada en el desnivel de ambas jornadas.

DESCRIPCION DE LA RUTA:

Salimos de buena mañana desde el refugio de Belagua completamente abrigados dado que los pronósticos de frío intenso y viento fuerte o muy fuerte se estaban cumpliendo a rajatabla.

Siguiendo el señalizado GR-12 descendemos hacia el paso de Zemeto, pensando que el viento se acanalaría por el paso y sin embargo no fue así, quizá porque soplaba más bien del Este que de Norte.

Nada mas llegar al Paso seguimos por la izquierda el GR-12 el cual entra en una especie de ancha canal poblada de un hayedo tan sorprendente como maravilloso, todo lleno de musgo y hojarasca en lo que resultó un bonito paseo de más de 1 km.
Durante este trayecto en el que empleamos media hora no pasamos frío, y tampoco apenas se hizo sentir el viento saliendo de la canal por la derecha para ganar por pendiente fuerte el que llamé Alto de Latzagorria, previo paso por un colladito (3,3 km. y 1 h. 30' de ruta).

A partir de este collado el paisaje cambia, salimos del hayedo y avanzamos por un sendero estrechito entre enormes masas de enebros que cubren el suelo.
Este caminito colgado se sitúa bajo el largo cordal del pico Lapazarra, a modo de faja y de nuevo a resguardo del gélido viento del Nordeste. Las vistas son imponentes, pues tenemos el pico La Paquiza enfrente y el Txamantxoia algo mas al Suroeste, también se ve desde arriba el rincón de Belagua muy verde y que contrasta con la parte alta donde el arbolado está todavía en hibernación.

En mitad de este senderito colgado del abismo nos encontramos una manada de más de 20 sarrios muchos de ellos jóvenes, pudiendo fotografiar a parte del grupo que se quedó parado. Un espectáculo maravilloso no menor que el vuelo de los quebrantahuesos jugando con el viento como si no hiciera frío.

Seguimos ruta pasando por un cruce señalizado, donde se vira a la derecha y se sube al collado Larreria (5.3 km, 2 h. 20' de marcha) punto en el que atravesaremos un terreno de grandes simas u hoyas salpicadas de pinos negros. Este paraje recuerda mucho a zonas de alta montaña de Benasque o del valle de Bohí, contrastando notablemente con los hayedos del Común.

Alcanzamos el siguiente punto de interés, el cruce de la senda de Mata de Haya donde vemos que grandes neveros cubre la ladera de La Paquiza pero que queda una traza ancha por la que subir sin otra dificultad que la pendiente y el cansancio acumulado.
En los últimos metros de un colladito sí tenemos que pisar la nieve pero no necesitamos crampones puesto que está en un punto perfecto, dura pero con buena adherencia.

En este pequeño colladito encontramos más sarrios y lo que fue peor, el viento aquí sí se deja notar, fuerte pero sobre todo muy frío.

Continuamos el trasiego penoso y duro por un paraje despejado y de increíble belleza, bajando obligatoriamente a la Hoya del Portillo de Larra toda vez que la meteorología nos hizo desistir de ascender a La Paquiza de Linzola. Delante el pico Budogia se nos presenta enorme y altivo, aparentemente infranqueable ante nuestros ojos.

Desde la Hoya de nuevo tenemos que ascender hacia el refugio de La Solana, donde hay unos restos del dolmen del mismo nombre así como un pequeño refugio de emergencia.
A resguardo de una roca hicimos una paradita para comer y reponer fuerzas, aunque la ruta se nos está haciendo eterna por el desgaste que produce el frío.


Desde el refugio remontamos la suave senda hasta el collado de Linza, pisando mucha nieve que como antes sigue dura y de muy buen andar.

Al fin alcanzamos el soñado collado que parecía no llegar nunca, bajando directos al refugio de Linza con las piernas muy cansadas pero con el ánimo suficiente para tomarnos un plato combinado calentitos al calor de la estufa que tienen dentro del refugio guardado.

Completada nuestra pequeña aventura, solo os puedo contar que repetiremos por esta zona ya que es una pasada el paisaje y la cantidad de senderos que tienen señalizados.