Travesía por Ulia, de Donostia a Pasaia, por la “senda litoral”
near Sagues, País Vasco (España)
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Trail photos
Itinerary description
“Deja que el salitre (‘kresala’) penetre en tu piel, que el Cantábrico lo haga en tus oídos, que el viento del oeste habitual en la costa vasca te convierta por unos minutos en marinero” recomienda Carlos en el primer capítulo (“De San Sebastián a Pasaia”) de su libro “20 rutas fascinantes por el País Vasco”. Seguimos su recomendación, y eso es lo que hicimos cuatro AVA, activos, amigos, aventureros, (bon)vivants, veteranos, audaces, atrevidos, valientes, alegres, animosos, y según un amigo, también revolucionarios (por lo de las revoluciones). Guiados por Jesus Mari, con Enrique, Carlos, que además de conocimientos y generosidad, aportan las (buenísimas) fotos, y el menda (senda).
Salimos de Manteo, en Gros y subimos por Zemoria, subida larga y durilla para empezar, pero que merece la pena, pues en 120 m de altitud, en Iradi, ya tienes unas vistas impresionantes sobre Gros y el cogollo de la ciudad, con otra vista no muy agradable: un panel sobre la georuta, que han vandalizado los que no saben que la palabra ‘respeto’ también existe (y ya no hablemos de su conocimiento del significado de esa palabra.)
Pero seguimos nuestro camino, pasamos por la primera roca con geoformas sobre el tramo entre Sagüés y Monpas, y por la calzada (hoy llamada ‘Avenida Josetxo Mayor’) construida en 1891 para subir los bloques de arenisca de la cantera de Arrese, de la que se extraía para construir edificios en la época gloriosa de la ciudad, hace unos 100 años arriba y abajo (como la iglesia de San Ignacio). En el mirador, además de ver Punta Monpas, aprendemos por un panel (milagro !!! sin vandalizar), que además de la ‘Armería euscadiensis’, en Ulia también hay ‘Genista hispanica’ (‘ote oria’ u 'otabera' que creíamos mediterránea y no atlántica). Al poco, vemos el trozo de mar bajo el que se encuentra la Picachilla, roca mítica y peligrosa según los navegantes. Y nos encontramos con dos voluntariosos que van a montar un Belén en el hueco de una roca, bonito detalle (con un ‘portal’ artesanal de madera) y que esperan dure todas las Navidades.
Caminamos sobre sendas y ‘escaleras’ cavadas en la roca por Josetxo Mayor (1934-2017), en su larga y gran labor de cuidador voluntario del monte Ulia.
Llegamos a la fuente de Kutraia, antiguo lavadero de toallas y sábanas de los hoteles de Donostia., por la calidad de su agua. El entorno está cuidado, y da gusto ver el verdor de las paredes de la fuente.
Llegamos a la peña de Atoloia, roca muy llamativa con geoformas espectaculares, a la que también acceden los vándalos, para dejar sus ‘huellas’ en forma de supuestos ‘graffiti’ y ¿declaraciones de amor?. ¡Que ironía! Pero por suerte vencerá la Naturaleza, por material, erosión, formas y colores.
Siguiendo el camino, cruzamos la primera Regata, la de Txorizulo, valle en V con paredes y rocas erosionadas que nos obligan a parar y hacer fotos y fotos.
Al rato, dejamos la GR121, Vuelta a Gipuzkoa, y nos desviamos a la izquierda, para seguir la senda litoral. Vemos la señalización ‘antigua’ del CVCE, las dos botas amarillas (las que luego fueron dos rayas blancas paralelas).
Por continuos “sube y baja” atravesamos varios valles como el de Barrakalde, con la cercana depuradora, el valle de Altu, viendo impactantes ’frontones’ inclinados, enfrentados al mar. ¡Espectáculo total! Y también atravesamos algún paisaje “orinoco-amazónico” según la descripción de alguno de los excursionistas de hoy.
Pasamos por encima de la cala Ilurgita. Aunque desde donde vamos no se ven las ‘harribolas’ ni las paramoudras (iremos otro día). Nos seguimos acercando al faro.
Atravesamos uno de los túneles de conducción de agua.
Por Basuko bantxa, Putakio y Arando txiki, nos vamos acercando al faro de la Plata, con vistas increíbles (a ratos parece el mont Saint-Michel), a cuya base llegamos tras la dura ascensión final (terreno muy pendiente y resbaladizo por el barro) desde el Valle colgado de Saltoko Erreka.
Y desde el mirador del Faro, más vistas increíbles sobre la bocana del puerto de Pasaia, sobre Donibane, con la cala Alaburtza (de agradables recuerdos de juventud). Y de regalo, la luz de hoy nos permite ver gran parte de la Costa y los acantilados de Jaizkibel, desde Gran Canto, Erentzin, Tximista Karratua, Vaguada de Gaztarrotz y Grada de Turruia, con sus características formaciones rojizas de Labetxu.
Pero no solo hay que cuidar el sentido de la vista, también el del gusto y el olfato, por ejemplo hoy, con delicatesen galegas (pulpo, jamón asado, ribeiro, tarta de Santiago, y otras menos galegas: tortilla y cerveza) en O Romeral de Trintxerpe.
--> http://www.vascodecamping.com/descargas/pdf/men/cvc_uliac.pdf
--> https://donosticity.org/ulia-y-sus-acantilados/
Salimos de Manteo, en Gros y subimos por Zemoria, subida larga y durilla para empezar, pero que merece la pena, pues en 120 m de altitud, en Iradi, ya tienes unas vistas impresionantes sobre Gros y el cogollo de la ciudad, con otra vista no muy agradable: un panel sobre la georuta, que han vandalizado los que no saben que la palabra ‘respeto’ también existe (y ya no hablemos de su conocimiento del significado de esa palabra.)
Pero seguimos nuestro camino, pasamos por la primera roca con geoformas sobre el tramo entre Sagüés y Monpas, y por la calzada (hoy llamada ‘Avenida Josetxo Mayor’) construida en 1891 para subir los bloques de arenisca de la cantera de Arrese, de la que se extraía para construir edificios en la época gloriosa de la ciudad, hace unos 100 años arriba y abajo (como la iglesia de San Ignacio). En el mirador, además de ver Punta Monpas, aprendemos por un panel (milagro !!! sin vandalizar), que además de la ‘Armería euscadiensis’, en Ulia también hay ‘Genista hispanica’ (‘ote oria’ u 'otabera' que creíamos mediterránea y no atlántica). Al poco, vemos el trozo de mar bajo el que se encuentra la Picachilla, roca mítica y peligrosa según los navegantes. Y nos encontramos con dos voluntariosos que van a montar un Belén en el hueco de una roca, bonito detalle (con un ‘portal’ artesanal de madera) y que esperan dure todas las Navidades.
Caminamos sobre sendas y ‘escaleras’ cavadas en la roca por Josetxo Mayor (1934-2017), en su larga y gran labor de cuidador voluntario del monte Ulia.
Llegamos a la fuente de Kutraia, antiguo lavadero de toallas y sábanas de los hoteles de Donostia., por la calidad de su agua. El entorno está cuidado, y da gusto ver el verdor de las paredes de la fuente.
Llegamos a la peña de Atoloia, roca muy llamativa con geoformas espectaculares, a la que también acceden los vándalos, para dejar sus ‘huellas’ en forma de supuestos ‘graffiti’ y ¿declaraciones de amor?. ¡Que ironía! Pero por suerte vencerá la Naturaleza, por material, erosión, formas y colores.
Siguiendo el camino, cruzamos la primera Regata, la de Txorizulo, valle en V con paredes y rocas erosionadas que nos obligan a parar y hacer fotos y fotos.
Al rato, dejamos la GR121, Vuelta a Gipuzkoa, y nos desviamos a la izquierda, para seguir la senda litoral. Vemos la señalización ‘antigua’ del CVCE, las dos botas amarillas (las que luego fueron dos rayas blancas paralelas).
Por continuos “sube y baja” atravesamos varios valles como el de Barrakalde, con la cercana depuradora, el valle de Altu, viendo impactantes ’frontones’ inclinados, enfrentados al mar. ¡Espectáculo total! Y también atravesamos algún paisaje “orinoco-amazónico” según la descripción de alguno de los excursionistas de hoy.
Pasamos por encima de la cala Ilurgita. Aunque desde donde vamos no se ven las ‘harribolas’ ni las paramoudras (iremos otro día). Nos seguimos acercando al faro.
Atravesamos uno de los túneles de conducción de agua.
Por Basuko bantxa, Putakio y Arando txiki, nos vamos acercando al faro de la Plata, con vistas increíbles (a ratos parece el mont Saint-Michel), a cuya base llegamos tras la dura ascensión final (terreno muy pendiente y resbaladizo por el barro) desde el Valle colgado de Saltoko Erreka.
Y desde el mirador del Faro, más vistas increíbles sobre la bocana del puerto de Pasaia, sobre Donibane, con la cala Alaburtza (de agradables recuerdos de juventud). Y de regalo, la luz de hoy nos permite ver gran parte de la Costa y los acantilados de Jaizkibel, desde Gran Canto, Erentzin, Tximista Karratua, Vaguada de Gaztarrotz y Grada de Turruia, con sus características formaciones rojizas de Labetxu.
Pero no solo hay que cuidar el sentido de la vista, también el del gusto y el olfato, por ejemplo hoy, con delicatesen galegas (pulpo, jamón asado, ribeiro, tarta de Santiago, y otras menos galegas: tortilla y cerveza) en O Romeral de Trintxerpe.
--> http://www.vascodecamping.com/descargas/pdf/men/cvc_uliac.pdf
--> https://donosticity.org/ulia-y-sus-acantilados/
Waypoints
Waypoint
238 ft
Costa, Frontones y Rocas ... y txantxangorri
Nos salen al paso varios ejemplares de txantxangorri (petirrojo, 'Erithacus rubecula') coquetos, presumidos y juguetones, y alguno de ellos se deja fotografiar por Enrique
Waypoint
359 ft
túnel JOPP
Atravesamos uno de los túneles de conducción de agua a los depósitos de Ategorrieta (Soroborda y Buskando, de entre 1872 y 1900, que funcionaron hasta 1982), que ‘no suele tener agua’ pero que hoy tenía una capa de unos cuatro cm en un buen tramo. Y también atravesamos dos acueductos (terroríficos, por el vértigo, para el menda, pero … se superan).
Comments (1)
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Parece que lo he hecho otra vez. Buen relato, Senda! Zorionak.