Trillo - Tetas de Viana - La Puerta

Ruta perfecta para conocer las principales características del paisaje alcarreño. Seguimos los pasos de Cela en su Viaje a La Alcarria, saliendo de Trillo, subiendo a lo alto de la Teta Redonda y continuando hacia la localidad de La Puerta, con un encanto especial. Se trata de un recorrido lineal por sendas bien señalizadas en la mayoría del recorrido y sin dificultad técnica, exceptuando el terreno resbaladizo de la subida al collado de las tetas en caso de lluvia.

Salimos sobre las 9:30h de Trillo y nos dejamos sorprender por un Belén de gran tamaño instalado en la orilla del cauce del Río Cifuentes. Decidimos recorrer el parquecito delicioso que nos lleva hasta la desembocadura del Cifuentes en el Tajo, disfrutar de sus cascadas y notar el frescor del agua a primera hora de la mañana. Tomamos un café para templar el cuerpo y cruzamos el Tajo, que luce espectacular, sobre todo si miramos río arriba, donde la C.N. no ensucia el paisaje. Tomamos el camino hacia las Tetas de Viana, señalizado como senda local por una pista asfaltada y cómoda que nos lleva hasta el circuito de Motocross. Este tramo del camino coincide con el Camino de La Lana en sentido contrario y se ven algunas flechas amarillas.

La vegetación, muy típica de la zona, combina aromáticas como el romero o el espliego con sabinas y enebros. En cuanto a los árboles, encinas y quejigos conviven con los pinos y el suelo está tapizado de gayuba, que en esta época alterna el color verde y marroncito. La senda, estrecha y sinuosa, nos conduce hasta un bosquecillo de umbría con roca caliza y musgo, un auténtico placer para los sentidos. La pendiente se acentúa en el último tramo, en el que hay que tener cuidado en días húmedos ya que podemos resbalar si no vamos con cuidado.

Llegamos al collado (que muchos llaman "el canalillo") y unos cuantos decidimos subir a lo alto de la Teta Redonda, que es la única accesible, a través de una escalera metálica. En los últimos días ha tenido lugar un desprendimiento, por lo que hay que extremar la precaución durante varios metros del recorrido. Una vez estamos arriba, damos un paseo rodeando la teta y contemplando una de las panorámicas más espectaculares de la provincia de Guadalajara. Si miramos hacia Trillo, podemos divisar incluso la sierra, más allá de las alcarrias y la C.N. Hacia el otro lado tenemos un valle rico y jugoso que invita una segunda visita y ofrece la perspectiva de los pueblecitos por los que pasaremos más adelante: Viana de Mondéjar y La Puerta.

Bajamos por la pista y tomamos la senda de Viana de Mondéjar, más divertida pero demasiado estrecha y tormentosa para aquellos que sufren de las rodillas. Antes de llegar a Viana de Mondéjar tomamos una pista hacia la derecha y nos adentramos en Vallejo del Espinar, un vallecito fértil con cereal incipiente, frutales y vegetación de ribera. Notamos que nos acercamos a La Puerta por los bancos en el camino y por ese olor característico de los pueblos cuando se acerca el invierno: el humo de la chimenea, la humedad del arroyo y la quietud de sus caminos. Un evocador puentecillo nos da la bienvenida a La Puerta, que está surcada por un arreglado canal. Ya han puesto las luces de Navidad y hay dos bares abiertos, algo raro en estos tiempos. Nos decantamos por el Restaurante Pilar, donde nos permiten comer nuestros bocatas mientras tomamos un refrigerio. Mientras recuperamos fuerzas y recapitulamos, nos llega el olor de unas paellas recién hechas, excusa suficiente para volver a visitar este pequeño paraíso en La Alcarria al abrigo de la roca.