Tubilla del Agua-Sedano (Burgos)

En esta ocasión y debido a las condiciones climatológicas adversas en Cantabria, ponemos rumbo a la localidad de Tubilla del Agua en la provincia de Burgos, muy cerca de Cantabria.
Es una ruta fácil, sin ningún tipo de dificultad técnica, pero evidentemente hay que ser responsables y saber si estamos preparados físicamente para andar 20 kms.
Aparcamos el coche en dicho pueblo, y empezamos nuestra ruta a través del valle del Sedano.
El camino es llano en su mayor parte, y al poco de andar, paramos para contemplar un dolmen que encontramos a nuestro paso.
Seguimos caminando por sus páramos y disfrutando del paisaje, muy diferente a lo que estamos acostumbrados en Cantabria. Por estas tierras se nota que llueve menos, y en algunos tramos, nos encontramos con un terreno calizo por el que discurren profundos taludes excavados por los ríos Ebro y Rudón.
Lo más destacado de esta ruta son sus pueblos, con sus iglesias románicas y su entorno inmejorable. De regreso al coche visitamos en Tubilla la Cascada de Santa Olalla y contemplamos el salto de Los Torcos.
A continuación nos cambiamos y cogemos el coche para acercarnos a la cercana localidad de Covanera, donde no podemos perdernos un lugar tan mágico como es el Pozo Azul, un manantial de aguas azules y una joya para el espeleobuceo, donde al sumergirse hay una cueva en sus entrañas, que todavía nadie ha sido capaz de recorrer entera, debido a su dificultad.
De regreso a Cantabria, hacemos una última parada en el pueblo de Turzo, un pueblo donde en 2016 había 7 habitantes, pero donde se puede visitar la preciosa iglesia de San Martín de Tours, de estilo tardorománico, y la tienda de las velas, hecho por el que nos desviamos.
Turzo te sorprende al llegar por su silencio y belleza, un pueblo muy pequeño en un entorno inmejorable.
Al llegar, nos encontramos con que la tienda está cerrada, y vemos al lado la fábrica.
Llamamos al timbre que hay en la tienda, y en unos instantes, aparece la dueña, que nos abre amablemente la puerta de su negocio, donde contemplamos boquiabiertos la cantidad de velas artesanales que hay, algunas convertidas en figuras que son puro arte, y los olores que desprenden para todos los gustos.
También venden inciensos, aceites y joyería artesanal, además de la miel elaborada en la zona.
Después de contemplar aquella maravilla, en un pueblo casi olvidado, y de charlar un rato con la dueña que es encantadora, compramos unas velas como recuerdo de nuestra estancia y un tarro de miel de la zona.
¡Broche de oro para otro día espectacular disfrutando de la naturaleza!