TUÑA (225) (Tineo)-DOLMEN DE MERILLÉS (800)-ALTO DE REIGADA (965) (Circuito)
near Tuña, Asturias (España)
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TUÑA (225) (Tineo)-DOLMEN DE MERILLÉS (800)-ALTO DE REIGADA (965) (Circuito)
DATOS TÉCNICOS:
RECORRIDO: 15 k.
ALTURA MÁXIMA: 965 m.
ALTURA MÍNIMA: 225 m.
ASCENSO TOTAL: 821 m.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 3,50 h.
FECHA DE REALIZACIÓN: Mayo de 2021.
A TUÑA (225) se accede por la AS-310, a dos kilómetros del PUENTE TUÑA, que a su vez se ubica en la AS-15, tramo Soto de los Infantes-Soto de la Barca. Es Parroquia de Santa María del Pedrero en el concejo de Tineo y Pueblo Ejemplar de Asturias 2000, con edificios palaciegos y personajes de rancio abolengo. Se conservan los palacios CABO DEL RÍO (s. XVIII), con dos torres blasonadas, próximo al puente de Carral, y BARREIRO O FERREIRA, situado en el barrio de Castañedo dominando el valle, con tres torres, la más antigua de 1.338.
Tiene además varias casas palaciegas: DE LA TORRE, FLÓREZ VALDÉS y CHAMBORRA, esta última casa natal de Rafael del Riego (1724-1823), que cuenta con una estatua en la plaza del pueblo. Este famoso general proclamó la Constitución de 1812 en Cabezas de San Juan (Sevilla), iniciando con su levantamiento el Trienio Liberal (1820-1823). Ejecutado por el régimen absolutista, Riego se convirtió en símbolo del espíritu liberal y su himno fue adoptado por los liberales y más tarde por los republicanos como himno nacional.
El DOLMEN DE MERILLÉS (800) es un monumento funerario datado entre el 3000 y 4000 a.C. Está situado a los pies, cara norte, del Alto de Reigada en la Sierra de los Blancos. La voz bretona “dolmen” –mesa de piedra- alude a todo un complejo arquitectónico de las poblaciones neolíticas del oeste de Europa. Se caracteriza por un montículo artificial de tierra y piedras –el túmulo-, desaparecido en el de Merillés, que a su vez oculta, protege y denuncia un recinto sepulcral –la cámara o dolmen-. Éste suele estar formado por losas de piedra verticales llamadas ortostatos, cuatro en el caso que nos ocupa, sosteniendo una horizontal a modo de techo, la losa de cobertura.
El ALTO DE REIGADA (965) es, como apuntábamos, un pico ubicado en la Sierra de los Blancos, según cartografía del IGN, o Sierra de Merillés para los lugareños. Es terreno cuarcítico, con matorral bajo y zona de pastos, que sirve de divisoria entre los concejos de Tineo y Belmonte de Miranda. Desde la cumbre se domina todo el valle por donde discurre el río Narcea, con el embalse de la Barca (Calabazos), inaugurado en 1960. Forman parte de la misma sierra dirección sur la Chadera, Pena la Chomba y Blancos, cotas irrelevantes de relieve ondulado.
Aparcamos el vehículo en la plaza de Tuña, donde se ubica el templo parroquial terminado en 1771. Iniciamos el recorrido callejeando dirección noreste hasta desembocar en una pequeña zona de descanso junto al puente del Carral, de estructura en forma de arco, un solo ojo y fábrica de cantería, cuyo origen se remonta a una construcción anterior de factura romana. No en vano por aquí pasaba una de las vías que comunicaba el suroccidente astur con Astorga (Asturica Augusta), tal vez muy utilizada para el transporte de oro en los valles de Tineo y Valdés. Desde este enclave tenemos una perspectiva privilegiada, en las inmediaciones, del mencionado Palacio Cabo del Río.
Cruzado el puente sobre el Tuña, tomamos el camino viejo a la localidad de Merillés, perfectamente señalizado, comenzando el ascenso hacia esta aldea por sendero en zigzag a través de una frondosa mancha de robles y castaños. A medida que subimos tenemos a nuestras espaldas hermosa panorámica de Tuña y su valle, apreciándose en la parte alta, barrio de Castañedo, el palacio Barreiro o Ferreira. La subida se suaviza más adelante al alcanzar los huertos y praderas que rodean el pueblo, llegando a las afueras del mismo.
Accedemos al núcleo de MERILLÉS (43-K. 2) por la carretera local, pequeño desvío de la AS-310 que comunica Tuña con Belmonte. Callejeamos siguiendo las marcas muy claras y precisas del PR-AS 256, hasta encontrar una pista de tierra en el extremo occidental del pueblo. Este camino atraviesa en subida una frondosa mata de robles y abedules antes de salir a una ladera despejada, donde ramonea el ganado. Las roderas del camino siguen a partir de aquí una trayectoria rectilínea rumbo sureste, ganando paulatinamente altura por las faldas de la sierra.
En seguida esta trayectoria se superpone a una ancha pista ganadera, que asciende desde Tueres, para finalizar en las antiguas naves de El Carbayal (700-K. 4,3), pista que seguimos obviando el recorrido marcado en los paneles del PR, más directo, pero también más pindio. Este tramo curvilíneo entre matorral, despejado de arboleda, nos permite contemplar en su esplendor el valle del Narcea al norte, con la presa de la Barca.
Desde El Carbayal la pista continúa rumbo sur y, siguiendo las señales marcadas, alcanzamos el DOLMEN DE MERILLÉS (800-5,5), ubicado en una parcela cercada con muro de piedra, junto a una caseta para refugio del ganado, en el paraje denominado Las Cabanas. Es un monumento funerario no muy grande, de cuatro ortostatos, cámara de 80 centímetros de alzado y losa de cobertura de 2,7-2,05-0,25 metros. No queda rastro de la masa tumular que presumiblemente lo cubría y por tanto no se localizó ningún resto de ajuar, huesos o pintura. Es uno de los principales exponentes del megalitismo en Asturias, movimiento cultural que se extendió por el occidente de Europa a finales del Neolítico.
Desde el recinto estamos viendo al mediodía el Alto de Reigada. Hacia él nos dirigimos dirección sureste, cruzando una senda por un punto al que regresaremos tras la visita al techo de la ruta. Avanzamos a campo través por campera, para seguidamente ir subiendo entre matorral bajo sin grandes problemas, con alguna vereda que se pierde, y abordar la peña cuarcítica (965-K.6,1) por el oeste, peñascos invadidos por brezal alto sin marcaje alguno.
Bellas y amplias panorámicas en ángulo de 360 grados. Al norte, Tineo y su sierra, más la Espina, en la lejanía tras el valle del Narcea. Al este destaca el puntiagudo pico Castillo en la Sierra de Begega, con sus aerogeneradores, a cuyos pies se percibe el terreno erosionado de las explotaciones mineras de Boinás. Al sureste sur, Peña Manteca y Sierra de la Cabra. Por el oeste se vislumbran el Panchón, techo de Allande y el Mulleiroso, cima destacada del concejo tinetense.
Retrocedemos hasta las inmediaciones del dolmen, cruce (898-K. 6,8) donde seguimos una senda rumbo suroeste, para virar después hacia el mediodía, faldeando la sierra de los Blancos, poblada por matorral diverso, teñido de malva en el brezal. Ello nos permite contemplar al fondo abajo el frondoso valle del río Genestaza con alguna de sus poblaciones, Espinaredo y Torayo, vergel paradisíaco, estampa idílica en el esplendor de la primavera. Así llegamos a un nuevo cruce (825-K. 8,4), donde abandonamos la zona alta de la ladera de la sierra y descendemos por sendero pindio entre tupida y variopinta flora hasta recalar en Espinaredo (600-K. 9,6).
Es esta población una pequeña aldea ganadera asentada sobre una colina, con viviendas adosadas a un saliente entre la Sierra de los Blancos y Peña Merienda (600), con vistas a dos angostos valles. Tiene una capilla dedicada a San Vicente y en sus cercanías hay canteras de caliza roja, donde se extrajo piedra para la iglesia parroquial de Tuña (1771) y otros palacios de esa localidad.
Aquí tendríamos dos opciones. A la derecha desciende una pista de cemento durante 500 metros hasta el caserío de la Faxa, pero después hay que invadir prados pindios, con senderos callejón sin salida y encrucijadas sin referencia sobre el camino a seguir, salvando hasta algún escalón del terreno. Lo intentamos, pero tuvimos que retroceder hasta Espinaredo, anulando ese tramo del track.
Decidimos pues tomar el camino de la izquierda, carretera que desciende entre frondosa vegetación hasta el valle de Genestaza, cruzando el río y pasando por Torayo (335-K. 11,7), hasta completar el circuito en Tuña (225-K.15). No somos fanáticos del purismo senderista. Por otra parte, en los cinco kilómetros de recorrido apenas nos cruzamos con un par de coches, y el bosque de ribera de ese trayecto nos resultó muy gratificante tanto para la vista, por la variedad y colorido de la flora, como para el oído por el trino de los pájaros y el rumor de las aguas.
Ruta de recorrido medio y fácil, que discurre en todo momento por carretera, pistas o senderos, con una señalización muy cuidada. Apreciable desnivel, que se afronta paulatinamente. Y muchos encantos a destacar. Al margen de las connotaciones prehistóricas, el dolmen es en sí mismo un bello ejemplar de la cultura neolítica por la proporcionalidad y simetría de sus componentes. Impresionan a la vez las panorámicas de las montañas, más los valles del Narcea y Genestaza con sus bosques de ribera. Esta Asturias querida esconde por doquier rincones ocultos que causan admiración y sorpresa.
DATOS TÉCNICOS:
RECORRIDO: 15 k.
ALTURA MÁXIMA: 965 m.
ALTURA MÍNIMA: 225 m.
ASCENSO TOTAL: 821 m.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 3,50 h.
FECHA DE REALIZACIÓN: Mayo de 2021.
A TUÑA (225) se accede por la AS-310, a dos kilómetros del PUENTE TUÑA, que a su vez se ubica en la AS-15, tramo Soto de los Infantes-Soto de la Barca. Es Parroquia de Santa María del Pedrero en el concejo de Tineo y Pueblo Ejemplar de Asturias 2000, con edificios palaciegos y personajes de rancio abolengo. Se conservan los palacios CABO DEL RÍO (s. XVIII), con dos torres blasonadas, próximo al puente de Carral, y BARREIRO O FERREIRA, situado en el barrio de Castañedo dominando el valle, con tres torres, la más antigua de 1.338.
Tiene además varias casas palaciegas: DE LA TORRE, FLÓREZ VALDÉS y CHAMBORRA, esta última casa natal de Rafael del Riego (1724-1823), que cuenta con una estatua en la plaza del pueblo. Este famoso general proclamó la Constitución de 1812 en Cabezas de San Juan (Sevilla), iniciando con su levantamiento el Trienio Liberal (1820-1823). Ejecutado por el régimen absolutista, Riego se convirtió en símbolo del espíritu liberal y su himno fue adoptado por los liberales y más tarde por los republicanos como himno nacional.
El DOLMEN DE MERILLÉS (800) es un monumento funerario datado entre el 3000 y 4000 a.C. Está situado a los pies, cara norte, del Alto de Reigada en la Sierra de los Blancos. La voz bretona “dolmen” –mesa de piedra- alude a todo un complejo arquitectónico de las poblaciones neolíticas del oeste de Europa. Se caracteriza por un montículo artificial de tierra y piedras –el túmulo-, desaparecido en el de Merillés, que a su vez oculta, protege y denuncia un recinto sepulcral –la cámara o dolmen-. Éste suele estar formado por losas de piedra verticales llamadas ortostatos, cuatro en el caso que nos ocupa, sosteniendo una horizontal a modo de techo, la losa de cobertura.
El ALTO DE REIGADA (965) es, como apuntábamos, un pico ubicado en la Sierra de los Blancos, según cartografía del IGN, o Sierra de Merillés para los lugareños. Es terreno cuarcítico, con matorral bajo y zona de pastos, que sirve de divisoria entre los concejos de Tineo y Belmonte de Miranda. Desde la cumbre se domina todo el valle por donde discurre el río Narcea, con el embalse de la Barca (Calabazos), inaugurado en 1960. Forman parte de la misma sierra dirección sur la Chadera, Pena la Chomba y Blancos, cotas irrelevantes de relieve ondulado.
Aparcamos el vehículo en la plaza de Tuña, donde se ubica el templo parroquial terminado en 1771. Iniciamos el recorrido callejeando dirección noreste hasta desembocar en una pequeña zona de descanso junto al puente del Carral, de estructura en forma de arco, un solo ojo y fábrica de cantería, cuyo origen se remonta a una construcción anterior de factura romana. No en vano por aquí pasaba una de las vías que comunicaba el suroccidente astur con Astorga (Asturica Augusta), tal vez muy utilizada para el transporte de oro en los valles de Tineo y Valdés. Desde este enclave tenemos una perspectiva privilegiada, en las inmediaciones, del mencionado Palacio Cabo del Río.
Cruzado el puente sobre el Tuña, tomamos el camino viejo a la localidad de Merillés, perfectamente señalizado, comenzando el ascenso hacia esta aldea por sendero en zigzag a través de una frondosa mancha de robles y castaños. A medida que subimos tenemos a nuestras espaldas hermosa panorámica de Tuña y su valle, apreciándose en la parte alta, barrio de Castañedo, el palacio Barreiro o Ferreira. La subida se suaviza más adelante al alcanzar los huertos y praderas que rodean el pueblo, llegando a las afueras del mismo.
Accedemos al núcleo de MERILLÉS (43-K. 2) por la carretera local, pequeño desvío de la AS-310 que comunica Tuña con Belmonte. Callejeamos siguiendo las marcas muy claras y precisas del PR-AS 256, hasta encontrar una pista de tierra en el extremo occidental del pueblo. Este camino atraviesa en subida una frondosa mata de robles y abedules antes de salir a una ladera despejada, donde ramonea el ganado. Las roderas del camino siguen a partir de aquí una trayectoria rectilínea rumbo sureste, ganando paulatinamente altura por las faldas de la sierra.
En seguida esta trayectoria se superpone a una ancha pista ganadera, que asciende desde Tueres, para finalizar en las antiguas naves de El Carbayal (700-K. 4,3), pista que seguimos obviando el recorrido marcado en los paneles del PR, más directo, pero también más pindio. Este tramo curvilíneo entre matorral, despejado de arboleda, nos permite contemplar en su esplendor el valle del Narcea al norte, con la presa de la Barca.
Desde El Carbayal la pista continúa rumbo sur y, siguiendo las señales marcadas, alcanzamos el DOLMEN DE MERILLÉS (800-5,5), ubicado en una parcela cercada con muro de piedra, junto a una caseta para refugio del ganado, en el paraje denominado Las Cabanas. Es un monumento funerario no muy grande, de cuatro ortostatos, cámara de 80 centímetros de alzado y losa de cobertura de 2,7-2,05-0,25 metros. No queda rastro de la masa tumular que presumiblemente lo cubría y por tanto no se localizó ningún resto de ajuar, huesos o pintura. Es uno de los principales exponentes del megalitismo en Asturias, movimiento cultural que se extendió por el occidente de Europa a finales del Neolítico.
Desde el recinto estamos viendo al mediodía el Alto de Reigada. Hacia él nos dirigimos dirección sureste, cruzando una senda por un punto al que regresaremos tras la visita al techo de la ruta. Avanzamos a campo través por campera, para seguidamente ir subiendo entre matorral bajo sin grandes problemas, con alguna vereda que se pierde, y abordar la peña cuarcítica (965-K.6,1) por el oeste, peñascos invadidos por brezal alto sin marcaje alguno.
Bellas y amplias panorámicas en ángulo de 360 grados. Al norte, Tineo y su sierra, más la Espina, en la lejanía tras el valle del Narcea. Al este destaca el puntiagudo pico Castillo en la Sierra de Begega, con sus aerogeneradores, a cuyos pies se percibe el terreno erosionado de las explotaciones mineras de Boinás. Al sureste sur, Peña Manteca y Sierra de la Cabra. Por el oeste se vislumbran el Panchón, techo de Allande y el Mulleiroso, cima destacada del concejo tinetense.
Retrocedemos hasta las inmediaciones del dolmen, cruce (898-K. 6,8) donde seguimos una senda rumbo suroeste, para virar después hacia el mediodía, faldeando la sierra de los Blancos, poblada por matorral diverso, teñido de malva en el brezal. Ello nos permite contemplar al fondo abajo el frondoso valle del río Genestaza con alguna de sus poblaciones, Espinaredo y Torayo, vergel paradisíaco, estampa idílica en el esplendor de la primavera. Así llegamos a un nuevo cruce (825-K. 8,4), donde abandonamos la zona alta de la ladera de la sierra y descendemos por sendero pindio entre tupida y variopinta flora hasta recalar en Espinaredo (600-K. 9,6).
Es esta población una pequeña aldea ganadera asentada sobre una colina, con viviendas adosadas a un saliente entre la Sierra de los Blancos y Peña Merienda (600), con vistas a dos angostos valles. Tiene una capilla dedicada a San Vicente y en sus cercanías hay canteras de caliza roja, donde se extrajo piedra para la iglesia parroquial de Tuña (1771) y otros palacios de esa localidad.
Aquí tendríamos dos opciones. A la derecha desciende una pista de cemento durante 500 metros hasta el caserío de la Faxa, pero después hay que invadir prados pindios, con senderos callejón sin salida y encrucijadas sin referencia sobre el camino a seguir, salvando hasta algún escalón del terreno. Lo intentamos, pero tuvimos que retroceder hasta Espinaredo, anulando ese tramo del track.
Decidimos pues tomar el camino de la izquierda, carretera que desciende entre frondosa vegetación hasta el valle de Genestaza, cruzando el río y pasando por Torayo (335-K. 11,7), hasta completar el circuito en Tuña (225-K.15). No somos fanáticos del purismo senderista. Por otra parte, en los cinco kilómetros de recorrido apenas nos cruzamos con un par de coches, y el bosque de ribera de ese trayecto nos resultó muy gratificante tanto para la vista, por la variedad y colorido de la flora, como para el oído por el trino de los pájaros y el rumor de las aguas.
Ruta de recorrido medio y fácil, que discurre en todo momento por carretera, pistas o senderos, con una señalización muy cuidada. Apreciable desnivel, que se afronta paulatinamente. Y muchos encantos a destacar. Al margen de las connotaciones prehistóricas, el dolmen es en sí mismo un bello ejemplar de la cultura neolítica por la proporcionalidad y simetría de sus componentes. Impresionan a la vez las panorámicas de las montañas, más los valles del Narcea y Genestaza con sus bosques de ribera. Esta Asturias querida esconde por doquier rincones ocultos que causan admiración y sorpresa.
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