Ullibarri Arana-Alda-Cruz de Alda-Txintxularri-San Vicente de Arana-Somorredondo-Orbiso-Santa Cruz de Campezo

Espectacular, maravilloso, sublime, un auténtico show... así se podría definir lo que es ésta ruta, pero más aún si se le suma un invitado que me ha acompañado en la mayor parte de la travesía, el viento. La previsión climatológica era clara, día soleado pero muy ventoso (y eso que lo peor llegaría a la noche y al día siguiente). Aún así, para el perfil, exigencia y dificultad del recorrido, no lo vi un problema y decidí hacerla.

Para llegar hasta el punto de partida, he tenido que reservar uno de los taxis comarcales que recorren y llevan a las aldeas más recónditas de la provincia de Álava. La vuelta iba que ser más sencillo, ya que cogería el bus que lleva directo hacia la ciudad de Vitoria.


Vuelta al País Vasco desde Ermua. Etapa 106:

Así pues, comienzo en el pequeño pero bonito pueblo de Ullibarri-Arana. Ahora, me dirijo hacia localidad vecina, llamada Alda. Se podría llegar hasta allí yendo por una pista asfaltada, pero decidí ir en línea recta y caminar por la carretera.

Atravieso la también pequeña aldea de Alda, y luego camino por una pista asfaltada que me llevará hasta el extremo Este de la sierra de Lokiz, donde me dispongo a ascender a sus 3 cimas.

La primera parte de la subida transcurre por pista asfaltada y después por sendero natural caminando por un bonito hayedo, el cual estaba sufriendo el ataque del vendaval, que azotaba sin cesar. Yo por ahora estaba protegido por la arboleda, pero luego sufriría la misma suerte que las hayas.

Tras varios minutos de suave y cómodo ascenso, me desvío a la derecha para meterme de lleno en el denso hayedo. Como suele ocurrir en este tipo de bosques, el sendero o camino a seguir es casi imperceptible, y hay que tirar constantemente del GPS. Por fortuna en este caso no era necesario mirar tanto el móvil, ya que el camino a seguir era casi todo el rato en línea recta.

A ratos se aprecia un estrecho sendero, pero enseguida se vuelve a perder. Si fueseis en dirección contraria, tendríais la suerte de ser guiados por varias marcas PR amarilla y blanca pintadas en los árboles, pero curiosamente en la dirección que iba yo no llegué a ver ninguna.

El mayor problema vendría varios minutos después. El GPS me indicaba que tenía que abandonar el hayedo para ir a cielo abierto por el borde de la línea del precipicio. Había partes que estaban despejadas, pero otras muchas estaban completamente cubiertas de arbustos, y no era fácil ver por dónde tenía que continuar.

Pero teniendo claro que no tenía que alejarme en exceso de lo que me indicaba el track, fui mirando y buscando huecos hasta que los encontré. Ya solo me quedaba subir un último repecho hasta que llegué a la primera de las 3 cumbres de ésta sierra de Lokiz, el Perriain o Cruz de Alda (1122m).

De aquí en adelante pude sufrir y a la vez disfrutar de un auténtico show. El vendaval que estaba soplando era de aúpa, descomunal, por momentos era difícil mantenerse erguido. Problemas también para sacar fotos, se me movía la cámara constantemente. Pero era una sensación que no vivía desde hace mucho tiempo, lo estaba gozando.

También disfruté mucho de las vistas, a pesar de que no fueron completas por culpa de la niebla que cubría alguna montaña a lo lejos. Se podría ver cumbres o sierras como Aizkorri, Aratz, Kodes, Toloño/Cantabria o Izki, entre otros.

Tras las fotos de rigor, sin tiempo que perder ya que se me estaban congelando las manos y las ideas, continúo con la marcha, siguiendo el cordial hacia la segunda cumbre, el Txintxularri. Al principio la bajada es fácil de seguir, pero luego vuelve a aparecer los arbustos y vuelvo a dudar de por donde tengo que seguir. La estrategia es la misma, mirar por los alrededores y buscar un hueco por donde pasar. Además, una clara referencia es ir cerca de una alambrada que separa la zona en 2.

El viento iba poco a poco incrementando su fuerza, y el avance resultaba lento e incómodo, tenía que mantener el equilibrio como fuera. Pero será que echaba de menos hacer el cabra, porque estaba pasándolo pipa con aquella situación.

En pocos minutos, tras sortear por la izquierda y por la derecha los numerosos obstáculos herbosos del camino, alcanzo la segunda cima del día, el Txintxularri (1124m). Las vistas son parecidas a la anterior cumbre, con el añadido de poder ver a lo lejos la rocosa silueta del monte Anboto y el inconfundible radar meteorológico del monte Kapildui.

Añadir también la curiosa anécdota del día, ya que gracias al viento y al tipo de niebla que había en ese momento, pude mirar y fotografiar el sol directamente, y haciendo zoom al máximo con mi cámara, pude captar una mancha solar, la única que se podía observar en la cara visible del sol durante éstos días.

Prosigo la marcha yendo casi en línea recta, y de nuevo vuelvo a tener el problema de que por momentos pierdo de vista el estrecho sendero y dudo de por donde ir. Hubo un momento que me alejé varios metros del camino, pero consultando el mapa y tirando de lógica, acabé encontrando el camino. Al fondo se distingue ya el geodésico cimero de la tercera y última cumbre de esta sierra de Lokiz, el Somorredondo (1077m).

Sin duda alguna esta es la cima más interesante de las 3, la que mejores panorámicas ofrece. Añadir a todo lo anterior una preciosa vista de parte del valle de Arana, con el pueblo de San Vicente de Arana en primer término, y una mejor vista de la preciosa y extensa sierra de Izki.

Aquí el vendaval ya era insoportable, tenía que clavar con fuerza los pies al suelo porque sino me tiraba. Adrenalina pura y dura, un disfrute total por las magníficas vistas y por el duelo face to face que estaba teniendo contra el viento.

Se acabó hacer el cabra, tocaba retirada. Por el lado izquierdo, se veía perfectamente la presencia de un ancho sendero, por allí tenía que ir.
Camino sin pérdida alguna en suave y cómodo descenso, primero a cielo abierto y luego por un pequeño bosque, hasta llegar a la localidad de San Vicente de Arana.

A partir de aquí, comienza un trayecto completamente diferente a lo ya realizado. Ahora avanzo en llano y cuesta abajo por el conocido como Camino Ignatiano, que fue el recorrido que realizó Ignacio de Loyola en 1522 para ir desde Azpeitia hasta Manresa.

Dicho camino está señalizado con numerosas marcas GR roja y blanca y alguna que otra flecha naranja, perteneciente al GR 120.
Al principio avanzo por una pista asfaltada pero pronto tengo que continuar por sendero natural.

Pronto dejo de ir a cielo abierto para volver a andar entre la arboleda. Aquí estaba protegido del viento, pero mi preocupación era cual sería el estado del terreno por las abundantes lluvias que ha habido en las últimas semanas. Afortunadamente, el camino era de muy buena calidad, ancho y con pocos tramos donde el barro hacía aparición. Esto me permitió avanzar a muy buen ritmo.

Tras varios km de caminata por la arboleda, al otro lado se encontraba la pequeña localidad de Orbiso.
Aquí podía guardar los bastones, ya que lo que restaba de caminata sería por pista asfaltada.

Al salir del pueblo, disfruté de una preciosa panorámica de 360° con numerosas montañas hacia todas las direcciones, destacando sobre todo las escarpadas siluetas de los montes de la sierra de Toloño, también llamada sierra de Cantabria. El viento seguía soplando, pero ya no lo hacía con toda la fuerza que hizo al inicio.

Tras 4km de cómoda caminata, llego al fin a mi destino, el bonito pueblo de Santa Cruz de Campezo, donde concluyo así esta magnífica y preciosa ruta.