191. Úrbel del Castillo, La Piedra, y el Portillo Mancella

📸 FOTOS:
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').

📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.


INDICE IBP de Dificultad de la Ruta

Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/

El resultado del análisis IBP es de 46 (para Senderismo): dificultad 'Fácil' para una preparación física 'Media'.

El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 303 metros (superior al que estima Wikiloc).

PREÁMBULO

Hoy alguien cumplía años (…). Había que celebrarlo. ¡Qué mejor que con una ruta! Pero no por todo lo alto. Más bien de medianías. Que diera tiempo para volver a comer la tarta en casa.

Que no terminásemos derrengados. Que los años pasan y pesan más cada año. Que, después de finalizar la ruta, nos quedasen ganas de aplaudir y cantar ‘…¡y que cumplas muchos más!’. Por tanto, no podía ser dura ni larga.

Pero tampoco podría ser una ‘birria’; así como para ‘cubrir el expediente’ y vale. Queríamos que la ruta misma fuese un motivo de conmemoración, de realce de un acontecimiento especial.

Así que, haciendo malabarismos para buscar el equilibrio entre cercanía (…por lo de llegar a la tarta), pundonor (de la ruta), y levedad (en nuestro esfuerzo), todo ello relativo, elegimos ésta.

Previsiblemente, un soleado día azul, en una pujante primavera verde, colaboraría para que la elección fuera un éxito de cara al festejo. Y el frío, estimulante, también arrimaría el hombro.

No contábamos, sin embargo, con el fuerte viento. Azotaba la cara como un látigo. Durante gran parte del trayecto se uniría algo desabrido al espectáculo; haciendo lo que sabe.

Sin embargo, no se conformó con ser un comparsa. Al final del final, en los últimos metros de ascenso al castillo de Úrbel, se plantó: ‘O yo o el caos’…. ‘O te bajas o te tiro’….

Como queríamos comer esa tarta (y otra un año más tarde…), no nos quedó más remedio que acatar imperativos; a regañadientes y tras sucesivos desafíos por un flanco y por otro.

Por cuatro o cinco metros (ni uno más; ¡mechachis!…), no llegamos a tocar con los dedos las paredes del torreón, en ese nido de águilas. Otro día será (…ventarrón mediante).

LA RUTA

Como guía de apoyo, tomamos el trazado de MiraBurgos: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/la-piedra-urbel-del-castillo-marzo-2019-34659531 . Hicimos varias modificaciones (ver [*]), alargándolo 1,5 km y elevándolo 50 m.

[*] Con nuestro tramo del km 5,2 al 7,6, evitamos 2 km de carretera local (del 4,9 al 6,9 de MiraBurgos), dando un rodeo por el interior. Además, subimos hasta el collado entre las rocas en La Piedra y también al castillo de Úrbel.

Partimos de Úrbel del Castillo con dirección al pueblo de La Piedra (km 3,7) por un cómodo camino entre sembrados y algunos humedales.

Tras un garbeo por La Piedra, nos desviamos al lugar que le da nombre (km 4,2), hacia el este: una enorme roca maciza a un lado (inexpugnable por ahí), una cresta de rocas menores a su izquierda, y un collado en medio. Al parecer, hubo allí un castillo medieval.

Retornamos hasta el pueblo y, tras un corto trecho de carretera, en el km 5,2 nos salimos por la izquierda. Tomamos varias pistas agrarias y, al final, alguna linde entre fincas agrícolas y un arroyo (menos de 200 m).

En el km 7,6, un camino nos eleva, calmoso, hasta el corte en el portillo de Mancella (km 9). Hay que salvar dos vallados; fácilmente, abriendo y cerrando una portilla. Entramos en un páramo cultivado, flanqueado por dos largas hileras roqueñas.

Es, en realidad, un valle ‘colgado’ que alcanza su culmen en el km 10. Luego desciende paulatinamente hasta el km 14,4 en Úrbel. Siempre por una amplia senda, excepto en un punto (km 10,1) donde los arados se la han ‘comido’ (son menos de 100 m).

En ese largo tramo, merece la pena dejar la vía principal en algún momento y remontar, levemente, al cordal rocoso a nuestra izquierda para ampliar panorámicas.

Ya en Úrbel, no puede uno irse (aunque quieras, que no querrás) sin subir al peñón en el que se halla comprimida su fortaleza. Después de explorar dos trochas de acceso, una por el oeste y otra por el este, nos quedamos con esta última.

Posibles Dificultades:

No las hay de importancia. La orientación es sencilla a lo largo de todo el trayecto, y las demandas físicas son moderadas. En éstas hay únicamente dos puntos a considerar:

Por un lado, la subida a la piedra de La Piedra (o, más bien, al collado y las rocas adyacentes, que no a la gran peña) conlleva una pequeña exigencia, pero sin peligro.

Por otro, el ascenso al castillo de Úrbel es algo más complicado y algo riesgoso de mitad para arriba; especialmente, por su lado oeste y si hace viento (ver en Destacado, debajo).

DESTACADO

Como muchas otras rutas por estas tierras, la presente aporta historia pasada, además de naturaleza diversa.

(1) Los Castillos (o el Torreón y los casi-Vestigios):

La Piedra y Úrbel del Castillo fueron eslabones en la cadena de reconquista contra la invasión musulmana durante la Alta Edad Media (siglos VIII al XI). Tenía este alfoz dos fortificaciones como baluartes defensivos.

Del primero de los castillos (La Piedra) no quedan restos apreciables; sólo un promontorio con excelentes vistas alrededor. Pero, situados allí arriba, es fácil imaginarse su alto valor estratégico.

Del segundo (Úrbel) aún permanece su rústico y, a la vez, esbelto torreón biselado en la cúspide de un peñasco. También se conservan muestras del recinto amurallado a sus pies. Puedes revivir la historia aupándote hasta donde llegues.

Si eres (un) osado, puedes tantear la escalada hasta el mismo torreón por su acceso occidental (que conste, para mi defensa en caso de batacazo, que lo desaconsejo). Si sólo eres valiente, pero sensato, mejor inténtalo por el oriental, y con cuidado.

Probé por el primero, a cuatro patas, hasta que el viento dijo ‘basta’. Por el segundo también lo dijo, pero conseguí llegar hasta muy cerca de la misma base. Los cuatro o cinco metros restantes exigían reptar por las rocas con pies de gato.

(2) Los Valles, el Páramo, y los Roquedos:

No sé en otra época estacional del año, pero todo estaba bonito a principios de la primavera. El suave valle desde Úrbel a La Piedra y sus humedales lucían primorosos entre el azul y el verde. Un paseo realmente placentero. También después.

El ascenso hasta el portillo Mancella proporciona espléndidas vistas del valle de Los Valcárceres, con Peña Ulaña al fondo, y las siluetas de las montañas del norte. El paso estrecho del portillo y la retorcida peñona por encima añaden magia y enigma.

Arriba, el páramo y sus estirados valles colgados (como un puente colgante) aportan una beatífica sensación de aislamiento y elevación sobre el mundo. Lejos de la aridez y la grisura, ahora mostraban frondosidad y animación contenida.

Desde el portillo en el km 9 hasta el final, vamos escoltados por vistosos roquedos a ambos lados. Son como los pretiles de un largo puente. Como no son muy altos, dilatan el paisaje: Puedes subirte a ellos en algún punto y ganar más horizontes.

ANÉCDOTA

El reloj se abría paso hacia las 9:30 h am bajo el gélido azul abrileño. Callejeábamos ya por el pueblo de La Piedra, después de casi una hora de caminata. Nos cruzamos con un vecino. Venía cargado.

Nos miró como un poco azorado, dudando sobre si saludar (o si le saludaríamos) o no. No debe haber muchos caminantes por allí, desconocidos. Viendo nuestra mirada franca, se animó él también a decir ‘buenos días’. A un tiempo.

--“Sí que han madrugado. Con este frío…”.

--“Ya sabe, a quien madruga…” (…le toca sacar al perro antes de ponerse en marcha).

--“Esta madrugada ha debido de caer una ‘buena’ helada negra”, dijo. “No se forma escarcha, a pesar de la temperatura bajo cero, porque el aire está muy seco. A simple vista, no se nota el hielo en el suelo, pero me he resbalado en la huerta”.

Asentimos. –“Sí, hemos oído que la helada negra es muy mala para las plantas jóvenes; las quema; las ennegrece (de ahí su nombre)”.

--“Pero las coles han resistido bien”, añadió. “Llévense una, si quieren”.

Por su tamaño, debía pesar varias toneladas (en sentido figurado).

–“Uy, muchas gracias, pero aún nos queda toda la mañana de marcha…”.

Y era verdad: más de 3 horas y casi 12 km más. Y eran ‘los más duros’ (dentro de la moderación…). No me imagino subiendo a ‘la piedra’ de La Piedra cargado con la col; y luego al portillo Mancella; y, finalmente, al castillo de Úrbel.

Eso, en el caso de que la col nos hubiera cabido en algún sitio… (que era que no). Pero agrada encontrar esos regalos en el huraño mundo. Y por ‘regalo’ no me refiero tanto al obsequio de la col como al buen corazón del paisano.