Urrekoatxa desde Areatza

Hoy hacemos una ruta corta que no llega a los diez kilómetros y medio, y un desnivel positivo acumulado discreto que tampoco llega a los quinientos metros. Es una ruta que a pesar de su sencillez y cortedad tiene una parte un tanto complicadilla, ya que nos desviaremos del camino habitual atajando por un tramo kárstico para evitar el largo rodeo que hay que dar a la peña para llegar hasta su cumbre. Lo comentaremos después.

Comenzamos en el bonito núcleo urbano de Areatza, en un aparcamiento en la plaza del pueblo, pasando por el lateral de la iglesia y bajando por la calle Zubizaharra hasta llegar a un puente sobre el río Arratia que cruzamos, siguiendo de frente. A los pocos metros llegamos a una pequeña casa que sorteamos por la derecha hasta llegar a unos pocos metros a la carretera general N–240, que cruzamos para coger una pista que sale de frente.

Tras coger la carreterita, a un centenar de metros más o menos, encontramos una bifurcación en la que seguimos por la izquierda, para llegar enseguida a un núcleo de caseríos donde giramos también a la izquierda, entrando en un camino de tierra. El camino va ascendiendo suavemente por un pinar sin grandes cuestas y trazando alguna curva hasta salir del mismo, viéndose de frente en toda su amplitud la cresta y la cumbre de nuestro objetivo, el Urrekoatxa. Seguimos el camino por una zona abierta talada en una amplia matarrasa (tala completa de los pinos, en este caso), llegando al poco rato a una bifurcación en la que seguimos por la izquierda, ya que por la derecha llegamos a unas instalaciones ganaderas.

Al poco pasamos ante un abrevadero con una fuente en la que nos abstenemos de beber por la abundancia de ganado existente por toda la zona. Llegamos a una de las instalaciones ganaderas, no sin antes pasar un trago no muy agradable por el encuentro con un gran mastín suelto que viene hacia nosotros. Con el acojono correspondiente nos quedamos quietos, el mastín llega a nuestra altura, nos huele a conciencia, le decimos cosas bonitas y le acariciamos la cabezota. Parece que es un perro tranquilo, comentamos, y seguimos suave suave nuestro camino con el perro detrás nuestro, pasando frente a la casa en la que hay otros tres perros muy ladradores. Poco a poco nos vamos alejando y el mastín nos sigue un ratito hasta comprobar que nos marchamos. Bueno, pues trago superado, nos decimos. Menos mal que a la bajada no tenemos que pasar de nuevo por aquí, aunque sí bastante cerca.

Enseguida accedemos al camino normal del Urrekoatxa que viene desde Lamindao, siguiendo por él hacia delante. Pero tras comprobar en el mapa la vuelta tan grande que hay que dar para llegar a la cumbre del Urrekoatxa, rodeando toda su mole rocosa, decidimos atajar y subir directamente por una especie de corredor herboso sobre el terreno kárstico. Yo recuerdo que hace muchos años subí por aquí pero jamás lo he vuelto a repetir, hasta hoy. En aquella ocasión tenía 33 o 34 años y hoy tengo muchos más.

Para ello giramos bruscamente a la izquierda metiéndonos en la inclinada ladera abandonando el plácido camino. Encontramos un senderito apenas visible entre los yerbajos y matojos de espino albar, que por momentos aparece y desaparece y que seguramente estará abierto por las cabras. Con las molestias añadidas por los pinchazos de los duros espinos y tener que andar por el incómodo karst, vamos subiendo poco a poco en diagonal, siempre con tendencia hacia la derecha, a veces por la especie de senderito y a veces por donde nos parece mas adecuado y menos molesto. Encontramos ya bastante arriba varias tiras de plástico atadas en las ramas de los espinos que parecen indicar alguna senda o camino. Desde luego alguien ha bajado o subido por aquí y se ha molestado en señalizar la sendita, no somos los únicos. Por fin las tiras de plástico indican un pequeño paso que da acceso a la pista cementada que llega hasta las antenas.

Una vez en ella giramos a la derecha para bajar unos metros por la pista y desviarnos enseguida hacia la izquierda por un acceso que llega a la cumbre. Hay dos kaires en la pista que señalan el desvío, pero hay que fijarse bien. Tras coger el desvío y subir un corto tramo entre pedruscos, llegamos a la cumbre del Urrekoatxa (o Urragikoatxa), de 588 m de altitud. En la cima hay un poste geodésico y un buzón. Las vistas son impresionantes. Además hoy, los valles están ocultos por nubes bajas que dan al paisaje el clásico aspecto de "mar de nubes", sobresaliendo del algodonoso mar los picos como si fueran islas. Tras las fotos de rigor iniciamos el pequeño descenso hasta la pista de cemento y nos dirigimos hacia la derecha para llegar hasta la característica antena del Urrekoatxa, donde descansamos unos minutos para saciar la sed y reponer fuerzas con un poco de fruta.

Tras el pequeño refrigerio iniciamos el descenso por la pista. Desechamos la idea de utilizar el atajo de la subida, ya que por estos terrenos kársticos no es lo mismo subir que bajar, y además, tenemos tiempo suficiente, así que seguimos por la pista para bajar por la ruta normal hasta desviarnos a la derecha, ya bastante abajo, y coger un claro y cómodo sendero de tierra que va rodeando la mole del Urrekoatxa, que queda siempre a nuestra derecha. Tras un rato de andadura por el sendero llegamos al cruce por donde hemos subido del encuentro con el mastín, pero en este caso seguimos de frente sin desvío alguno. Vemos abajo a la izquierda las instalaciones ganaderas por las que hemos pasado hace un rato.

El sendero se mete entre el arbolado y enseguida se convierte en un amplio camino de tierra que tras un rato llega hasta el barrio de Lamindao. Tras subir una cuestita por una pequeña carreterera tras superar un par de caseríos a nuestra izquierda, llegamos a la carretera que baja desde el barrio hasta la carretera Dima–Otxandio y que pasa por el precioso barrio de Aroztegieta. Al llegar a la carretera nosotros giramos por ella a la izquierda, viendo a unas decenas de metros separada de la carretera la ermita de Santa Maria Magdalena. En el siguiente cruce, a tan solo unos metros, seguimos de frente para bajar por la carretera hacia Areatza. Por nuestra derecha iríamos hacia el Illumbe, cumbre de la que prescindimos hoy.
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Seguimos hacia abajo y en el primer y amplio cruce seguimos por la izquierda, por la carretera principal, para llegar enseguida a la entrada a la finca del txakolí Garena, con su magnífico restaurante situado un poco mas arriba, poseedor de una estrella Michelin y con unas vistas extraordinarias hacia el Gorbea. Su propietario actual es el joven Aitzol Atutxa, famoso haizkolari que ha abandonado las competiciones del hacha por la restauración y la producción de un excelente txakolí.

Solo tenemos que seguir por la carretera y tras trazar un par de curvas acceder a la carretera general N–240, por la que vamos unos cientos de metros hacia la izquierda para cruzar la misma a la altura del restaurante Arratiano (¡ojo!, carretera con mucha circulación y con camiones de gran tonelaje). Nada mas cruzar la carretera vemos de frente una pista apta para vehículos que baja y tras una curva a la izquierda llega enseguida hasta el puente de hierro por el que hemos cruzado a la mañana, solo que ahora lo cogemos hacia a la derecha. Hemos cerrado el círculo y ya solo nos queda volver hasta la plaza por la calle Zubizarra, donde tenemos aparcado el coche.

En resumen, ruta sencilla y corta, pero con un tramo que recomiendo a la gente no se adentre por él si no está acostumbrada a andar por el típico terreno kárstico con abundantes espinos bajos; eso sí muy bonitos, ya que estaban repletos de sus típicas florecitas blancas. Los terrenos de este tipo tienen mucha roca caliza bastante aguzada y frecuentemente escondida entre maleza y yerbas laterales, lo que nos puede hacer tropezar o incluso meter el pie en agujeros escondidos con riesgo de provocarnos un esguince o algo peor. Generalmente se suben mejor que se bajan y se recomienda siempre ir con dos bastones. En definitiva, este tramo no es una cómoda senda montañera, aunque nos ahorramos un buen tramo, por lo que recomiendo encarecidamente que la gente si no se siente preparada siga la ruta normal por el sendero bien marcado y seguro para llegar al cabo de un rato a dar con la pista cementada de servicio de las antenas y, una vez en ella, girar a la izquierda para llegar en un rato de ascenso hasta la cumbre.

Defino la ruta como de dificultad técnica "moderada" simplemente por el tramo kárstico comentado.