Valderrobres. Ruta por el casco histórico

Valderrobres, la capital administrativa de la Comarca del Matarraña, con casi 2400 habitantes, es uno de los pueblos más bonitos de España. En su término municipal se han encontrado restos del Eneolítico, y hay varios yacimientos de época ibérica. Ocupada por los árabes, que construyeron el primitivo castillo, fue reconquistada en 1170 por Alfonso II, que la hizo residencia real, para en 1307 ser cedida por Jaime II al Arzobispado de Zaragoza, responsable de su desarrollo, y en cuyas manos como señores feudales estuvo hasta el siglo XIX. Vivió épocas duras en 1640, durante la sublevación catalana, en el siglo XIX, durante las guerras carlistas y en 1933 con la revolución anarquista.
El monumental casco histórico, situado a un lado del río Matarraña, que le separa del Arrabal, donde vive la mayoría de la población, es una zona que parece haber resistido bastante bien los azotes del tiempo, al pie del cerro donde asientan el Castillo y la Iglesia de Santa María la Mayor, bellísimos ejemplos del gótico aragonés que merecerían por sí solos una visita a la ciudad. No son estos, empero, los únicos puntos de interés, así que mejor empecemos a describir la ruta, deteniéndonos en más detalle en aquellos puntos que consideramos de mayor interés.
Comienza nuestro registro en las cercanías del Centro de Salud, al lado del Hotel El Salt, en la zona del Arrabal. Siguiendo hacia la izquierda alcanzaremos la Avenida de la Hispanidad, donde a la derecha vemos ya el precioso Puente Medieval, de estilo gótico, sobre el río Matarraña, al final del cual hay una Torre en la que se abre el Portal de San Roque, situado entre dos edificios muy señalados: el manierista Ayuntamiento, de finales del siglo XVI y uno de los ejemplos más importantes del renacimiento aragonés, y el gótico edificio que ocupa actualmente la Fonda de la Plaza, antes conocida como Fonda Blanc, y frente a la cual está la Casa de los Pereret. Estamos ya en la Calle de La Paz, y la plazoleta aquí situada se conoce como Plaza de España; hay varios bares y una tienda de productos locales, pero lo realmente atractivo es sentarse un rato en una de las terrazas y apreciar el tempo de la población, tan distinto de los sitios donde habitualmente vivimos, en uno de sus lugares más bellos, frente a la lonja consistorial. Es habitual seguir desde aquí hacia arriba, por la Subida a la Iglesia, pero nosotros escogemos un acceso diferente. Giramos hacia el oeste, para seguir hasta el final de la Calle La Paz, y continuar por la Calle Santa Águeda, viendo un buen conjunto de casas antiguas con muros de piedra sillar y típica construcción aragonesa, con unas cuantas hornacinas con vírgenes en las fachadas. Subiremos por la Calle Santa Águeda, hasta alcanzar la calle Solanet, por la que cruzaremos hasta la calle Huesca, donde encontraremos el Portal de Bergós, y seguir hasta el antiguo Castillo, a cuyos pies está el fantástico conjunto del Castillo-Palacio y la Iglesia de Santa María la Mayor. Entramos al Castillo (la entrada es algo cara, pero vale para la Iglesia y el Museo), visitando con detenimiento sus numerosas dependencias, muy bien conservadas tras una excelente restauración. Aquí el grosor de los muros, y los numerosos recovecos que visitamos, distorsiona notablemente la señal GPS, siendo responsables del aparente desbarajuste del trazado de la ruta.
El Castillo-Palacio, realmente una residencia señorial fortificada pero sin apenas función defensiva, se considera el ejemplo más purista de la arquitectura civil gótica aragonesa, siendo ejemplo del mecenazgo señorial de la Sede Arzobispal Zaragozana. Tiene una planta poligonal irregular, y su fachada muestra grandes ventanales decorados, con una galería de arcos y un remate de almenas y torres comunicadas por un camino de ronda. El interior con numerosas salas con arcos diafragma rebajados, es realmente bello.
Aunque primitivamente comunicados castillo e iglesia, salimos al exterior para alcanzar la entrada en la fachada principal de la Iglesia de Santa María la Mayor, frente al Museo (la visita a la Iglesia se inicia en los 10 primeros minutos tras las horas). Tiene una sola nave, aunque de grandes proporciones, ábside polígonal y capillas laterales, con bóveda de crucería; la torre-campanario es de construcción algo más tardía. El conjunto es una de las obras más interesantes de la arquitectura religiosa gótica aragonesa, de la que hay abundantes ejemplos en la Comarca del Matarraña. El Museo tiene interés limitado.
Cuando salimos de la Iglesia, seguimos hacia la calle Codo, donde encontramos la Plaza de la Iglesia con el Vía Crucis, y muy cerca el Hotel el Castell. Seguimos bajando hacia el río por la calle Vicente Ferrer, hasta llegar a la calle Santiago Hernández Ruiz, por la que volvemos hacia el Portal de San Roque y volvemos a cruzar el puente medieval, para bajar por su derecha, y pasar por debajo de el, para ir un rato al lado del río, con excelentes vistas a la zona de antiguas murallas y el propio puente. Algo más adelante tenemos que girar a la derecha para tomar la calle Elvira Hidalgo, y girar a la izquierda hasta la A-231, por la que cruzamos el puente metálico sobre el río y subimos hacia la calle del Carmen, para volver a la Plaza de España, pasando al lado del antiguo Lavadero, donde ahora nos sentamos en una de las terrazas mientras comentamos el bello, fácil y corto recorrido por una muy bella población.
Realmente es más una ruta a pie que una ruta senderista; realizable con niños y casi por cualquier persona, salvo limitación física importante, sin necesidad de calzado especial u otros accesorios. A nosotros nos pareció bellísima y, en consecuencia, muy recomendable.