Valeria, Yacimiento Arqueológico Romano, Hoz del Río Gritos

A TENER EN CUENTA:
Datos excesivos: la altitud acumulada es de 150m. Ruta sencilla de ida y vuelta para visitar el yacimiento arqueológico de Valeria y hacer un recorrido de 5km. de la hoz del río Gritos por un sendero verde y cómodo, sin desnivel. A la vuelta hay que subir la mola del yacimiento.

DESCRIPCIÓN:
Aparcamos en el centro del municipio de Valeria, que cuenta con 71 habitantes según el INE. Su nombre se debe al petror romano Valerio Flaco.

Pasamos por el Centro de Recepción de Visitantes del yacimiento arqueológico, aquí vemos un vídeo, visitamos el museo y nos explican el recorrido para visitar la ciudad romana. Hay que pagar la entrada, 5€, o 3,5€ reducida. El señor que nos da la información es muy amable y presto nos abre las puertas.....de la entrada y de la cámara de decantación.

Visitamos el yacimiento exhaustivamente, nos parece muy interesante. Subimos a ver los restos de muralla medieval en el Cerro de Santa Catalina, rodeamos la ermita y la necrópolis, pasamos por los miradores de las Valeras, donde se halla una muestra del urbanismo rupestre: una casa colgada romana en una cornisa, precedente de las famosas Casas Colgadas de Cuenca.

Bajamos por senda de la mola, llegamos a una pista, giramos a la izquierda, a pocos metros cruzamos el río por un puente de cemento. Tomamos el sendero local de Cuenca SL-03, muy verde (abundan los chopos y los nogales) en esta época del año y cómodo que discurre al lado del río Gritos (su curso fluvial se une al Río Júcar en el embalse de Alarcón), el recorrido tiene un gran valor paisajístico y geomorfológico, la vista de las hoces calizas por los elevados escarpes y las pronunciadas laderas es espectacular.

"Hoz del río Gritos y Páramos de las Valeras" forma parte de la red Europea de espacios protegidos Red Natura 2000. En el 2006 se declaró zona LIC y ZEPA

Nidifican algunas especies de aves como halcón peregrino, alimoche, águila perdicera, chova piquirroja y búho real; las medidas de conservación emprendidas años atrás, han posibilitado la reciente colonización de la hoz por el buitre leonado.

Cruzamos el río por debajo del puente de la carretera por unas piedras, lleva agua pero se puede pasar. Llegamos a la "zona de Boulder Escalada" muy cerca de Valera de Abajo, y decidimos dar la vuelta.

Regresamos sobre nuestros pasos, ya sólo nos queda subir la mola de la ciudad romana y llegar a la plaza de Valeria.

En Valeria sólo hay un bar, así que decidimos ir a Arcas a comer al Hotel Arcas de Agua

CIUDAD ROMANA DE VALERIA:
Una elevación del terreno entre los ríos Gritos y Zahorra fue el lugar que los romanos eligieron para edificar Valeria que se nos muestra como una joya de la estructura urbanística hispano-romana. En ella se observan todos los elementos esenciales de la planificación romana.

Bien comunicada con Ercávica y Segóbriga a través de la vía Complutum a Cartago Nova, es también un ejemplo de ingeniería con su perfecto tramado para la provisión de aguas, acueductos que adaptados al trazado o excavados vertían a aljibes, y como estrella del conjunto, el Ninfeo, una fuente monumental con dependencias construidas a uno de sus costados, talleres y tiendas.

En el centro del yacimiento el Foro uno de los más completos de la meseta. La plaza del foro se rodea de edificios públicos como la Basílica, el edificio Domus Publica, el edificio de la Exedra, que servía de culto imperial, y el Criptopórtico, el acceso a la plaza se sitúa al sur, a través una gran escalera monumental de y una serie de tabernas tiendas.

Las casas se agrupan en dos tipos rectangulares sobre terraza y y otras llamadas "casas colgadas", con huecos abiertos al acantilado que limitaba la ciudad por uno de sus lados, con vigas encastradas en la roca que dejaban la mitad de la vivienda suspendida en el vacío son el antecedente de las famosas casas colgadas de Cuenca.

Valeria es en fin, la ciudad donde Roma aflora en su esplendor de estructura, arquitectura, comunicación e ingeniería en este lugar privilegiado de Castilla, visita indispensable y deleite para el viajero.