Valle de Iruelas: Senda Botánica y Lancha de las Víboras

El Valle de Iruelas fue declarado Reserva Natural en el año 1997. Se ubica en la provincia de Ávila, abarcando por el Sur desde el Puerto de Casillas, Cerro de la Escusa y Alto del Mirlo hasta el Embalse de El Burguillo por el Norte. Toma su nombre por la garganta que, descendiendo desde las cumbres vierte las aguas al embalse. Es una auténtica joya natural por la fauna y flora que alberga, pudiendo destacar sobre todo la colonia de buitres negros, de las más importantes de Europa.

La ruta de hoy parte del área recreativa “Siempre Verde”, en el corazón de este paraíso, frente al camping “Valle de Iruelas”. Bordeamos el camping para, una vez doblada la esquina, tomemos un camino que nos lleva a la vera misma del embalse, donde nos desviamos ligeramente para ver la desembocadura del arroyo en el Embalse de El Burguillo.

Volvemos al ancho camino y nos lleva al área recreativa propiamente dicha, con varias mesas para hacer picnic. Nos acercamos hasta el final del área, justo al borde de la carretera, punto donde termina la Senda Botánica, aunque para nosotros será el inicio ya que la haremos en el sentido contrario. En esta senda hay muchos paneles explicativos de diferentes variedades de árboles y plantas como el roble melojo, acebo, el espino albar o la jara, en flor en esta época del año. La senda se sigue y se hace sin ningún problema. SU punto de inicio (para nosotros el final) queda muy cerca del aparcamiento. Nosotros lo que haremos será tomar a la izquierda la Senda de la Lancha de las Víboras, que remonta el cerro del mismo nombre (sin llegar a coronarlo).

La subida es más exigente, pudiendo llegar a ser inabordable a niños pequeños incluso. Téngase en cuenta. Si echamos la vista atrás se deja ver parcialmente el Embalse de El Burguillo. La subida tras varias zetas culmina en un punto observatorio de aves, “La Lancha de las Víboras”, desde tenemos una magnífica panorámica del Valle de Iruelas, con el Alto del Mirlo al fondo. Los buitres se dejan ver a lo largo de toda la ruta.

Continuamos ruta bordeando, sin llegar a coronar, el Cerro de las Víboras. Entre pinos tenemos bastante sombra lo cual se agradece. Siguiendo el track se pasa por una fuente (sin agua) y se llega casi hasta la carretera. El último tramo discurre, de hecho, paralelo a la carretera, llegando sin ninguna dificultad al aparcamiento.

En resumen, se trata de una ruta corta y poco exigente en un entorno que es un auténtico paraíso natural. No obstante, el desnivel del cerro de las Víboras hace que para niños pequeños pueda ser de dificultad moderada si se plantea hacer como ruta familiar. Para senderistas no hay duda de que es una ruta fácil.