VALLE DE LAGO (1.240)-BRAÑA DE SOUSAS (1.475) (Parque Natural de Somiedo)

VALLE DE LAGO (1.240)-BRAÑA DE SOUSAS (1.475) (Parque Natural de Somiedo).

DATOS TÉCNICOS:

RECORRIDO: 6,75 k.
ALTURA MÁXIMA: 1.475 m.
ALTURA MÍNIMA: 1.240 m.
ASCENSO TOTAL: 235 m.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 1,30 h.
FECHA DE REALIZACIÓN: Febrero de 2020.

VALLE DE LAGO (1.210) es un núcleo de población dentro del Parque Natural de Somiedo, al que se accede por carretera comarcal, rumbo este, desde POLA DE SOMIEDO (AS-227, K 39, Puente de San Martín-Puerto de Somiedo), capital del Concejo, de la que dista unos 7,5 kilómetros. Su caserío se distribuye de forma alargada, paralelo al Río del Valle, en cuatro barrios de oeste a este: Ribachuenga, La Quintana, el Valle y El Auteiru. Hasta muy avanzado el siglo XX se conservaron en este lugar varias casas con teitos de escoba, al igual que en las cabañas dispersas por las diferentes majadas del municipio.

LA BRAÑA DE SOUSAS (1.475) se encuentra a 3,1 kilómetros al sur de Valle de Lago en un coqueto y fastuoso circo de origen glaciar rodeado de altas cumbres: EL ROBEZU (1.904) por el este, PEÑA CHANA o LLAGÜEZOS (2.068) al sureste –se eleva casi 600 metros por encima de la majada-, EL MUÑÓN (1.866) por el sur y LA FRANCA (1.922) al suroeste.

Indudablemente Sousas es la braña más impactante y representativa, dentro de las de su tipología en el Parque Natural de Somiedo, tanto por la singularidad de sus construcciones, como por la ubicación y facilidad de acceso a la misma. Su sistema es muy primitivo, perfectamente adaptado y en total consonancia con el entorno en que se ubica: amplia zona de pasto, surcada por el arroyo Sousas, que vierte sus aguas al río Somiedo en la Pola, y algunas fuentes con olleras , “una pequeña construcción de piedra o hueco en una pared, a ras de suelo, que se hace al pie de una fuente o de un arroyo para poner la leche a enfriar, en vasija de barro (olla), a fin de que suba la nata a la superficie y pueda separarse mejor” (Diccionario General de la Lengua Asturiana).

La braña está formada por unos doce pares de corros de planta circular, de escasas dimensiones, “de piedra sin labrar y de falsa bóveda de piedra (llábanas), cubierta de tapinos (tepes) y agrupadas por parejas, una para el pastor y otra para los animales de corta edad. Eran utilizadas durante el verano. Los rebaños, antes de subir o bajar definitivamente al pueblo, suelen permanecer durante algún tiempo en otras brañas más bajas y próximas, que tienen henil con reservas de hierba seca. La propiedad es comunal y se explota mediante pastoreo conjunto”.

El declarado PARQUE NATURAL DE SOMIEDO desde 1988, con numerosas cimas que sobrepasan los 2.000 metros, se ubica en el área central de la Cordillera Cantábrica con una extensión de 29.122 hectáreas. Es también “Lugar de Importancia Comunitaria” y “Zona de Especial Protección para las Aves”, así como “Reserva de la Biosfera” según resolución de la Unesco en el 2000.

Los bosques ocupan casi la cuarta parte del parque, con predomino de las hayas en zonas de Saliencia y Valle, y abundancia de robles, fresnos, arces, tilos, acebos, tejos, abedules, castaños, encina carrasca y el quejigo o roble carrasqueño, “Quercus Faginea”, especie mediterránea esta última sólo existente en Somiedo y el Cares dentro de Asturias.

Significativas son también las zonas de pastos que ocupan una quinta parte del territorio y asimismo el matorral con representación de brezales, arándanos, enebros… Singularmente llamativos son sus lagos de origen glaciar, que se concentran sobre todo en el entorno de Saliencia y Valle –este último en nuestro itinerario de hoy-, más lagunas y turberas. Entre los mamíferos salvajes especial relevancia ha adquirido el oso pardo, pues según algunos estudios puebla el parque aproximadamente el 40 ó 50 por ciento del total de ejemplares asentados en la Cordillera Cantábrica.

Llegamos con el vehículo al comienzo del pueblo, en el barrio de RIBACHUENGA, junto al Embalse del Valle –Casa Compuerta-, escoltados al norte por los verticales paredones de PEÑA DE LA VILLA (1.529). Dicho embalse abastece de agua a la Central de la Malva a través del Canal General. Continuamos el recorrido hacia el este por la calle principal, atravesando el barrio de LA QUINTANA, con viviendas habilitadas para el turismo rural, algunas flanqueadas por jóvenes tejos, y dejando a la derecha, a la vera del río, un camping de teitos.

Recalamos en el último de los barrios, EL AUTEIRU, en cuyo aparcamiento dejamos el coche, con la señalización del PR AS-15.1, RUTA al LAGO DEL VALLE. Al fondo este divisamos el ALBO OCCIDENTAL (2.066) y PICO RUBIO (2.043), atalayas privilegiadas para contemplar desde las alturas dicho Lago del Valle (1.568), el de mayor extensión de Asturias, con una superficie de 230.000 metros cuadrados y profundidad máxima de 45 metros, alimentándose de varios manantiales, y como atributo distintivo una coqueta isla en medio de sus aguas, rodeadas de montañas de impresionantes paredones, vestigio de un antiguo glaciar.

Nuestra ruta hoy es otra y por ello caminamos retrocediendo hasta el barrio de la Quintana, donde un panel informativo, junto a una pequeña ermita, especifica las características de la RUTA DE LA BRAÑA DE SOUSAS (PR AS 16,1). En realidad ésta es el tramo final -3,1 kilómetros- del PR AS 16 (Puerto de Somiedo-Valle de Lago) con un recorrido de 9,5 K. La ruta discurre por pista muy marcada, resulta fácil y aprovecha el relieve del terreno para en tendido ascenso alcanzar la braña alternándose cemento y tierra.

Siguiendo las marcas del PR rumbo sur, abandonamos la población, cruzamos el Río del Valle con molino en las inmediaciones e iniciamos la subida dejando a un lado la Iglesia de Santa María Magdalena y cementerio. La senda nos lleva a un alto desde el que, echando la mirada atrás, apreciamos en toda su extensión el caserío del pueblo y la enorme mole de Peña de la Villa, zona de escalada para aficionados.

Al cabo de 1.500 metros desde la salida desembocamos en el Mirador (1.293-K. 1,5) de PEÑA FURADA o EL CASTIELLU (1.419), a nuestra derecha, con un gran agujero –furacu- en uno de sus costados, de ahí el nombre. Da vista a la pradera de Coto de Buenamadre, más por el sur al inmenso y frondoso bosque de la Enramada, uno de los hayedos más grandes y bellos del Parque, con ejemplares de tejos, serbales y acebos, además de abundante fauna salvaje.

Continuamos el ascenso a la vera del CANAL DE SOUSAS, el rumor de cuyas aguas subterráneas escuchamos intermitentemente, que canaliza el caudal de la cuenca alta del río homónimo hasta el embalse de Valle de Lago. La pista nos lleva seguidamente hasta el entorno de FUEXO (1.350), braña equinoccial –para otoño y primavera- , formada por varias cabañas dispersas, alguna de teja y otra de escoba. Por la parte oeste de la misma desciende el río Sousas.

Tras una pendiente más acusada la senda vira al poniente, donde encontramos construcciones de nuevas majadas. Creemos que se trata de la braña de BAYO (1.437), según mapa de Adrados, donde erróneamente la cartografía del IGN sitúa la braña de Sousas. Giro al sur caminado por la margen del citado río y, después de dejar a nuestra derecha una hermosa cascada, alcanzamos nuestro objetivo, la braña estival de SOUSAS (1.475), que equivocadamente el Instituto Geográfico Nacional denomina Braña Tabladiellu.

De hecho el panel informativo ubicaba allí la braña de Sousas, especificando las características de la misma, que ya hemos apuntado. Algunos corros tenían pequeña ventana como elemento de ventilación, otros habían perdido la cubierta de tapinos y en un par de ellos se había derrumbado la falsa bóveda de piedra. ¡Lástima! Ruta muy fácil, que se puede realizar en familia. No se la pierdan. A nosotros nos impactó sobremanera.

Un hechizo cautivador emanaba la braña, en medio de un circo mágico, escoltado por inmensos colosos. Parafraseando, en análogas circunstancias, al poeta latino de la Eneida, las piedras de esos corros “son las lágrimas de las cosas, que por su mortal condición llegan al alma” – “Sunt lacrimae rerum et mentem mortalia tangunt” (Aen. 1,462). Vagaba en el ambiente el fantasma petrificado de un pasado fugaz con los afanes y penas propios de anónimas epopeyas.