VALVERDE DE LOS ARROYOS-GR 60-EL LOMO-LADERA DEL CONEJO-MAJADA DE LOS CARDOS-PEÑA MALA-OCEJÓN-OCEJONCILLO

Marcha realizada el domingo 21 de junio de 2020
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Segunda salida tras el encierro/confinamiento, y en esta ocasión nos hemos acercado hasta uno de los pueblos con la certificación oficial (según reza en un cartel a la entrada) de ser “uno de los pueblos más bonitos de España”, para subir hasta la cumbre del Ocejón por una de sus variantes, que no por ser de las menos conocidas, sin embargo sí que nos ha parecido de las más bonitas, interesantes y alpinas. A tener en cuenta que si se suma el factor calor estival y la exigencia física que conlleva el subir por dicha ladera, es más que aconsejable llevar suficiente agua y madrugar bastante, para llegar al Ocejón antes de que la canícula machaque y desgaste las fuerzas.

Por todo ello, hemos iniciado la ruta mucho antes de lo que solemos hacer, ya que a las ocho y diez ya estábamos bajando desde el aparcamiento hacia el merendero que hay junto a la carretera y el cruce de los arroyos de la Chorrera (por donde bajaremos) y de la Gargantilla (por donde subiremos hasta su nacimiento). Pues bien, una vez dejamos el aparcamiento que hay en la parte alta del pueblo, rápidamente se sale a la carretera local GU-211, que hemos traído unos minutos antes, para a los ochocientos metros llegar hasta dicho merendero junto al cruce de ambos arroyos. Sesenta metros más adelante y por la derecha, se coge el GR 60, que aunque se dirige hacia Almiruete, nosotros tendremos que seguir entre pinar durante un par de kilómetros y medio para acabar dejando dicha pista justo a la altura del inicio de la cuerda en la Ladera del Conejo. Un kilómetro antes nos hemos cruzado con otra amplia senda, que viniendo por nuestra izquierda desde la carretera se dirigía hacia la parte baja del Barranco de la Gargantilla, sin solución de continuidad. Cuatrocientos metros más adelante llegamos al primero de los miradores, que desde la citada cuerda empieza a mostrarnos el duro tramo que nos queda por delante para subir al Ocejón, así como el tramo entre arbolado que acabamos de finalizar.

Nos dirigimos ahora, sin dejar en ningún momento la cuerda, hacia la Majada de los Cardos y la parte más rocosa de este tramo de cuerda. A los setecientos y pico metros se salvan un par de resaltes rocosos por los dos pasos que se señalizan. A destacar que todo este tramo está bastante bien marcado por hitos, que nosotros fuimos reforzando y afianzando para que siguieran cumpliendo su misión. Medio kilómetro más adelante del último de los pasos, se llega hasta un pequeño collado que supone el inicio de la parte rocosa más entretenida, y que en todo momento transcurre por su parte derecha (de subida).

Tras este tramo de unos setecientos metros de recorrido, pero en el que el desnivel salvado es importante, acabamos saliendo a la parte más alta del macizo de Peña Mala. Y por ello aprovechamos unos minutos para recuperar las fuerzas y contemplar el recorrido que en todo momento ha ido superando los resaltes rocosos, que de cuarcitas aparecían atravesados a lo largo de la cuerda. Al final del profundo barranco, y en su parte más baja, podemos ver como las aguas del arroyo Gargantilla han ido esculpiendo con el paso del tiempo y dando y profundo tajo en una orografía tan descarnada y llamativa como es ésta.

Una vez superamos este importante resalte rocoso de Peña Mala, el rumbo oeste que hemos traído casi todo el tiempo cambia bruscamente a sur durante los siguientes doscientos metros, para nada más llegar al macizo del Ocejón tomar rumbo noroeste, y así rápidamente y una vez ya en la pared rocosa, salvar un par de canales que a unos doscientos metros más de recorridos nos lleva hasta la agradable sorpresa de encontrarnos con un roquero solitario, que unos metros más arriba y con un insecto en la boca nos observa con la expresión típica de sorpresa de quien no está acostumbrado a ver mucha más gente por la zona. Cien metros más de ascenso para llegar a un último canal, que inmediatamente nos saca a la cresta del Ocejón.

A los ciento ochenta metros, y ya todo el tiempo por la cuerda, llegamos hasta el gran mojón de piedras, en el que además de alguna que otra placa dedicada, también se pueden ver los restos y recuerdos que para algunos fomentan y mantienen la memoria de todos aquellos que hicieron y aún siguen haciendo esta conocida e importante cumbre de la vertiente sur de la Sierra de Ayllón. Ciento treinta metros más por la cuerda, ahora hacia el norte, y nos encontramos en un vértice geodésico que prácticamente nunca hemos visto solitario.

Tras retroceder sobre nuestros pasos, los sesenta metros que hay hasta las marcas blancas y amarillas del PR que baja hacia Valverde de los Arroyos, dibujamos las zetas que hay en dicho descenso para sin dejar la cuerda que viene desde los collados: de la Maldita, Viezo y del Herbidero, habiendo pasado entre medias por la cumbre del Campachuelo, plantarnos en medio kilómetro más en la cumbre del Ocejoncillo, que será donde comamos.

Desde dicha última cumbre, no hay mucha más historia que contar, ya que tras descender los ciento y pico metros que nos separan del citado PR anterior, y una vez conectamos con él, continuaremos ya sin dejarlo, hasta llegar en primer lugar y después de unos ochocientos metros de bajada hasta el poste informativo en el que se bifurca por un lado el camino que va hacia el último collado citado, y por otro el que bien de subida y luego bajada suele coger la inmensa mayoría de la gente para subir hasta el Ocejón. Una hora y cuarto después y tras cinco kilómetros más de bajada, y con un calor de justicia, llegamos hasta el aparcamiento del que salíamos seis horas y media antes por la mañana.