VALVERDE DE LOS ARROYOS-GR 60-MIRADOR CHORRERA DESPEÑALAGUA-COLLADO PERDICES-EL OCEJÓN

Marcha realizada el sábado 7 de diciembre de 2013
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
El Ocejón es una de las cumbres emblemáticas del Sistema Central. Se encuentra en la parte más meridional de la sierra de Ayllón, y con sus casi dos mil cincuenta metros de altitud es visible desde muchos kilómetros a la redonda. El macizo está constituido fundamentalmente por la misma pizarra, que se pude ver en la mayoría de los pueblecitos de las dos vertientes.

Más numerosos en la vertiente oeste con Majaelrayo y Campillo de Ranas como los más visitados; junto con Campillejo, el Espinar, Roblelacasa y Robleluengo que también se merecen una visita. Por la vertiente este del macizo del Ocejón, Valverde de los Arroyos es, sin lugar a dudas, el más turístico y visitado, teniendo la chorrera de Despeñalagua como principal atractivo que ver y fotografiar, y a la que se accede tras un agradable y cómodo paseo de poco más de cinco kilómetros (ida y vuelta). Paseo, que nosotros hicimos y colgamos el año pasado. Aunque en esta misma vertiente este, no nos podemos olvidar de Zarzuela de Galve, que se encuentra algo más al este y muy cerca de Valverde, junto con Palancares y Almiruete que se localizan más al sur de Valverde y del propio macizo. Si se viene hasta aquí, nadie debería marcharse sin haber visitado el pueblo abandonado de Umbralejo. Y digo bien, abandonado que no deshabitado como reza en algunos sitios que hablan de este bonito enclave. Es, sin duda alguna, uno de los pueblos más bonitos y mejor cuidados (restaurados) de toda la zona; siendo el motivo de este buen aspecto y de su mantenimiento el uso que de algunas de sus casas se hace como aulas-talleres de la naturaleza, y todo ello gracias a los Programas de Recuperación y Utilización Educativa de Pueblos Abandonados, que desde los años ochenta se viene realizando por parte de la Consejería de la Junta de Castilla la Mancha. Nosotros en esta ocasión, obviamos las chorreras, para dirigirnos directamente hasta el Ocejón. A las diez y cuarto pasadas, iniciamos la caminata desde el mismo aparcamiento, que hay a la salida en la parte norte del pueblo. Este aparcamiento es disuasorio para los visitantes, ya que en el pueblo propiamente dicho, sólo pueden aparcar los lugareños. Tras cruzar la plaza del pueblo y con rumbo oeste, durante esta primera parte de la ruta, cruzaremos el campo de fútbol y nos meteremos por una calleja con muros de piedra, que delimitan algunos terrenos plantados de manzanos y castaños. Al medio kilómetro de dejar atrás el campo de fútbol nos encontramos un cruce de caminos. De frente se llegaría a las chorreras de Depeñalagua, tras un agradable paseo de no más de un par de kilómetros, a la izquierda hacia el sur se puede tomar el camino hacia la fuente de la Angostura, una de las pocas de la zona, y desde la que también se podría ascender hasta el Ocejón, eso sí a través de un camino de mayor dificultad que el nuestro, el cual tomaremos por la derecha y nos llevará directamente hasta la cumbre. Cogemos éste último, pudiendo comprobar que la senda se encuentra perfectamente señalizada con las marcas rojas y blancas, correspondientes al GR 60 por el que nos desplazamos, y que correspondería en realidad al antiguo camino del Correo, que unía desde la antigüedad los pueblos de Valverde y Majaelrayo. La ascensión, aunque continua desde el principio, se hace agradable, siendo casi todo el tiempo suave y prolongada, y con un porcentaje de pendiente en la subida que no se puede considerar demasiado grande. Después de poco más de dos kilómetros por la senda desde la que se pueden observar, a la izquierda, la cima del Ocejón y las chorreras de Despeñalagua y, a la derecha, la loma de las Piquerinas, con algunas manchas de nieve, y que en un día como el de hoy se encuentra en toda su plenitud, llegamos a un nuevo cruce de caminos en un vado del arroyo de la Chorrera, buen lugar para tomar un descanso. Hacia el frente, por el margen derecho del arroyo de la Chorrera, sigue el ya citado camino del Correo, que hasta no hace tanto servía de vía de comunicación entre ambos pueblos, de cada vertiente del macizo. Ligeramente y hacia la izquierda se inicia la ascensión al pico Ocejón, por la popularmente conocida como cuesta de la Penitencia, llamada así porque el desnivel ahora sí que se acentúa, transcurriendo paralela al arroyo de la Pineda y a un extenso pinar de repoblación, que va quedando a nuestra izquierda. Tras poco más de medio kilómetro de dura cuesta, y finalizando ya el pinar, la ascensión se suaviza algo y se puede contemplar el canchal que se extiende hasta la cima. Seguimos de frente el camino bien marcado por la pradera de gayuba, para acabar enlazando con el collado de las Perdices (o de García Perdices), al que acaban de salir un par de grupos, que seguramente vienen desde Majaelrayo o desde Campillo de Ranas. Hasta aquí sólo nos habíamos cruzado con un grupo de siete u ocho jóvenes montañeros, que también subían desde Valververde, pero ahora desde el mismo collado con el Ocejoncillo, toda una procesión de gente, sube y baja los últimos cien metros que quedan hasta la cumbre. Ni que decir tiene, que en la cumbre hay overbooking para hacerse la foto de rigor junto al vértice geodésico del Ocejón. Nosotros preferimos deleitarnos con unas vistas inigualables, en un día en el que la buena visibilidad nos permite ver: al este el Alto Rey nevado, algo más al norte los Picos de Urbión, totalmente nevados, al noroeste la cuerda del Tornera y el Centenera, detrás y algo más al norte la cuerda del Lobo, para girando la mirada hacia el suroeste y aunque bastante más lejos, pero claramente reconocibles, el Peñalara y a la izquierda la Cuerda Larga, con las Cabezas de Hierro, claramente identificables. La bajada, con mucha más prisa, la hacemos por el mismo recorrido, salvo un pequeño tramo de senderito, casi desdibujado que decidimos hacer entre el tupido brezal y muy cerca del pinar. Finalmente y haciendo un corto atajo, regresamos a la misma senda de subida, para acabar la marcha a las tres y media, después de habernos tomados una cerveza en el mesón del pueblo. Para aquellos que gustan de acompañarse del mapa de rigor (lo que nunca está de más, siempre que se sepa interpretar), el recorrido correspondería a las hojas del IGN: 459 de Tamajón a escala 1:50000, o bien a la 459-II de Valverde de los Arroyos a escala 1:25000.
A tener en cuenta, que las condiciones climáticas y del terreno podrían variar considerablemente la valoración (fácil) que se le ha dado a la marcha. En nuestro caso, el día estaba inmejorable: sin viento, con una visibilidad extraordinaria, con algo de nieve y hielo en la rampa final de subida, que exigían poner algo más de cuidado, pero sin mayor dificultad.