VALVERDE DE LOS ARROYOS-LAS PIQUERINAS-COLLADO MESAO-CAMPO-PEÑA QUEMADA-CAMPACHUELO-GR 60

Marcha realizada el domingo 18 de mayo de 2014
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Es la cuarta vez que en los últimos meses nos acercamos hasta el bonito pueblo de Valverde de los Arroyos. En las anteriores ocasiones nos hemos dirigido hacia el Ocejón, incluso estando éste nevado, pero en esta última marcha nuestra intención es recorrer la cuerda de las Piquerinas.

Dicho cordal se encuentra enfrentado al macizo del Ocejón y al norte del pueblo de Valverde y del valle por el que transcurre el arroyo de Despeñalagua, el mismo que forma la concurrida y muy visitada chorrera del mismo nombre. Para subir a las Piquerinas salimos con la dirección contraria a la que se suele tomar, tanto si se va a la chorrera como al Ocejón. Y para ello, lo primero que hacemos es bajar hasta la carretera que une Valverde con Zarzuela de Galve, pueblecito al que ya nos acercamos en otra ocasión en la que volvíamos de la chorrera. En esta ocasión Zarzuela se queda unos cientos de metros más abajo a la derecha de la senda que tomamos por la izquierda de la carretera, nada más salir de Valverde. Ahora con rumbo norte y por la misma senda nos dirigimos hacia el collado del Peyuste. Al llegar al mismo llevaremos poco más de un par de kilómetros y medio desde el pueblo, y en este cruce de caminos, cambiaremos a otra senda por la que continuaremos durante algo menos de un kilómetro, antes de enfilar la subida hacia la cuerda. Antes habremos disfrutado un buen rato de las impresionantes vistas desde el colladito anterior, y es que allá al fondo en el este el Alto Rey con sus antenas empieza a ser visible. También lo es el peculiar pueblo de Umbralejo, del que ya hablamos con motivo de una marcha anterior; pero sobre todo impresionan los profundos y encajonados barrancos por los que transcurren los ríos Sonsaz y Sorbe. Se puede intuir el punto en el que ambos ríos juntan sus aguas, y un senderito que metros más abajo se dirige hacia dicha zona, y que según el mapa se trata del Robledo de la Mata, justo al otro lado del río y de las tainas de Mata el Viejo, y en la misma confluencia de los dos ríos más importantes de la zona. Hemos pasado el collado hace más de diez minutos y tenemos que abandonar la senda que cogimos en dicho collado. Empezamos la subida a la cuerda de las Piquerinas y el camino hay que intuirlo, pues aunque no es difícil la progresión, y en el algún corto tramo se ve pisado, sin embargo la cantidad de vegetación, sobre todo la gayuba que forma una cómoda y mullida alfombra hace imposible ver continuidad en el supuesto senderito. Hasta coronar y llegar al inicio de la cuerda debemos subir un kilómetro y pico, salvando un desnivel de casi doscientos ochenta metros. El campo está precioso y según ascendemos una ligera brisa que empieza a soplar, ya no nos dejará hasta llegar al collado de la Maldita. Como comentaba anteriormente, las generosa extensión de gayuba facilita bastante la progresión, aunque hay que tener en cuenta que un par de roquedos, a mitad de la subida, nos lleva a evitarlos por la derecha, como mejor opción. El último de los roquedos, con forma de farallón marino (aunque sin agua) también se afronta por la derecha, tras una divertida subida que nos va acercando a la cumbre del Piquerinas, fácilmente reconocible por el enorme hito de su cumbre. Desde aquí, los poco más de cinco kilómetros de cuerda, todo el tiempo cumbreando a una altitud media de más de mil ochocientos metros, es toda una gozada para los sentidos y para los amantes de la montaña. Las vistas, tanto hacia el norte con el macizo del pico del Lobo y de las cumbres de la Tejera Negra, como hacia el sur con el macizo del Ocejón son insuperables. Cada rincón y panorámica se merecen una foto y un rato de contemplación. La orografía del terreno obliga a hacer trabajar a las rodillas y otras partes del cuerpo, en alguna corta y fácil trepada, más de lo normal. Algunos tramos se asemejan a esos otros de la Pedriza, con la gran diferencia de que aquí es mucho más complicado y difícil cruzarse con nadie. Ni qué decir tiene, que como tantas otras cuerdas, los subeybaja son la tónica general, pero a diferencia de las tediosas pistas de otras zonas, este tipo de terreno es mucho más divertido, y pone a prueba el equilibrio, que tan importante es en este tipo de terreno montañoso. Si el cordal lo iniciábamos en el Piquerinas, lo finalizaremos casi dos horas y media después en el Campachuelo, poco antes de iniciar un descenso de doscientos metros de desnivel hacia el collado, en el que una semana antes grabábamos un par de videos. El collado de la Maldita es un buen sitio y mirador para dar buena cuenta de nuestras viandas, que como siempre nos supieron a gloria y nos recuperaron el ánimo, para completar el tramo de regreso a Valverde, bajando por uno de los valles (desde nuestro humilde punto de vista) más bellos y espectaculares de todo el Sistema Central.