208. Variante del Sendero de Las Torcas desde La Molina de Ubierna
near La Molina de Ubierna, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
📸 FOTOS:
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').
📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 47 (para Senderismo): dificultad 'Fácil' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 305 metros (superior al que estima Wikiloc).
PREÁMBULO
--“Pues ¡como si me parte un rayo!”.
--“¿Pero así, en crudo y de arriba-abajo?”.
--“Hombre, mujer, metafóricamente”.
Llevábamos tres semanas amagando (los pronosticadores) con que si lluvias, que si tormentas. En bastantes km a la redonda. En todo ese tiempo, hasta ahora, más ruido que... agua.
Así que hoy, ‘como si me partía un rayo’, saldría a campo abierto; a por la dosis de 15 km de aventura por el monte. ‘¡Que venga el lobo!’.
La verdad era que a tal muestra de determinación (por mi parte) no le movían la intrepidez ni la insensatez (ese día). Hasta las 12 h, todos los pronósticos eran de ‘sólo-sol’, o ‘sol-y-nubes’ o, a lo peor, ‘sólo-nubes’. Luego, sí se nublaría y podría terminar lloviendo.
Había, pues, que darse prisa. A las 7:40 h poníamos el primer pie en el suelo de la ruta. ‘Sólo-sol’ hubo todo el tiempo; hasta que nos subimos al coche, de vuelta a casa.
A las 12 h, ‘sólo-nubes’. A las 14 h en punto, cayó un chaparrón; 10 minutos (‘un chaparroncillo’). ‘Que llueva, que llueva,… ya estoy en la cueva’.
Lo habíamos bordado; al milímetro o, más bien, al milisegundo. …Y, ¡sirva de precedente!, las agencias meteorológicas también lo habían hecho (más o menos).
LA RUTA
Es ésta una variante del PRC-BU-211 ‘Sendero de Las Torcas’ (https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/prc-bu-211-sendero-de-las-torcas-47809526 ). Nuestra versión añade unas cuantas modificaciones y extensiones.
La ruta comienza y termina en La Molina de Ubierna. Es éste un pequeño-gran pueblo, a juzgar por su reducida extensión y población (lo pequeño) vs. (lo grande) sus dos iglesias del románico tardío y su bello parque de ‘Fuente del Roble’ en las afueras.
Hasta el km 4,3, nos deslizamos en blando descenso entre campos (ahora verdes) y cerros rugosos (siempre rojizos). Allí hacemos un giro de casi 180 grados y, con un paisaje similar, ascendemos hasta el km 6,3. Todo ello por una pista lisa.
Durante el descenso de los cerros, nos desviamos 300 m hasta el humedal de Peñahueca (km 7,7). El aleteo de un ave acuática nos sacude del dulce letargo. Las ranas no se amilanan en su croar; allá abajo se sienten seguras entre las juncias.
Retomamos la pista hacia el pueblo de Cobos junto a La Molina (km 9,7). El paisaje varía sin cambiar, según la perspectiva. Desde arriba en el cerro, y ahora durante el descenso, intimidan las jorobas del Utero y el San Mamés, a contrasol.
Una vuelta por Cobos, o más bien un va-y-ven a lo largo de su casi única calle. Qué menos que llegar hasta su iglesia al otro extremo. Y una anécdota. Aunque personal y circunstancial, no me extrañaría que fuera recurrente allí para otros caminantes.
Una vez dejado Cobos atrás, nos tocará enseguida introducirnos en un escenario bastante diferente de lo anterior: más agreste, algo más boscoso, y un inevitable barbecho que, voraz, se ha comido el camino (del km 11 al 11,1).
En esta parte (sobre todo entre el 11,4 y el 12,7) habrá que ir cambiando constantemente de velocidad; hay mucho sube y baja. El camino se transforma en sendero y éste en una rodera cimbreante. Volvemos al camino y terminamos en la carretera local (km 13,3).
En 200 m más, llegamos al área recreativa ‘Fuente del Roble’. Ésta es un hito irrenunciable en la ruta. Cruzada en meandro por el río de La Molina, es realmente bonita e instructiva. Allí puede uno moverse un rato a cámara lenta. El pueblo de la Molina queda a 500 m.
Posibles Dificultades:
No hay dificultades de consideración.
Los primeros dos tercios de la ruta, hasta pasado Cobos junto a La Molina, son un paseo flotante; por mucho que se empeñe el perfil en indicar que subimos y bajamos ‘no sé cuánto’. El terreno en toda esa parte es muy cómodo.
En cambio, en algunos tramos del último tercio, el suelo se vuelve montaraz, particularmente entre los km 11,4 y 13. Nada del otro mundo. Es un aliciente. Y una oportunidad para probar los frenos y el cambio entre velocidades cortas.
La orientación es muy fácil (con guía). Hay, además, unas cuantas señales en varios puntos.
DESTACADO
(1) La Molina de Ubierna:
Las gentes de La Molina de Ubierna no perdían el tiempo allá por el siglo XIII (y después tampoco). Es fácil inferirlo de sus nada menos que dos iglesias, San Román y El (o San) Salvador. Tienen su origen en aquella época.
Decía que ‘y después tampoco’. Primero, porque la iglesia de San Román ha sido ampliamente restaurada en el año 2000, después de agonizar en semi-ruina. Y, segundo, por la preciosa, elaborada, y mantenida con esmero, área recreativa (ver (3)).
Todo eso para una población actual que apenas roza los 30 habitantes (entre los años 2000 y 2022). El otro pueblo, Cobos junto a La Molina, aún más pequeño, también merece una visita. A él dedicamos la Anécdota de la jornada (debajo).
(2) El Conjunto:
Todo el trayecto nos movemos por un paisaje con sello propio: cerros hendidos por quebrados surcos ramificados. El terreno arcilloso permite mucha erosión, creando barrancos y cárcavas. Imagino que el nombre ‘Sendero de las Torcas’ le puede venir de ahí.
Además de los irregulares relieves en las formas, están los colores. Son tierras rojizas, de un vivo ocre al sol. Su combinación primaveral con el verde y amarillo de los campos multiplica el atractivo. Eso, por no hablar de las plantas floridas a la vera de los caminos.
Es posible que, a lo largo de 15 km, ese paisaje sacie algo, sobre todo por las descansadas pistas de los primeros dos tercios. Afortunadamente, el terreno se encabrita, se alborota, en el último tercio. Esto le aporta un estimulante contraste al conjunto.
(3) Un Lugar Especial: Fuente del Roble:
Entre los numerosos aspectos de interés de la ruta, hay uno que destaca especialmente: el área recreativa ‘Fuente del Roble’, en las afueras del pueblo de La Molina.
Está enclavada dentro de un bosquete al que, dentro de la relativa aridez del entorno más amplio, convierte en vergel frondoso el río de La Molina.
Aparte de su encanto paisajístico, como un pequeño jardín del Edén, un remanso de paz espiritual (no había nadie), está su valor artístico y cultural.
En este aspecto, destacan sus esculturas de madera (setas, flores, ...), sus tejas pintadas en los troncos de los árboles, sus letreros con sabias máximas para la vida, sus reconstrucciones de materiales para tareas de labranza o la elaboración de adobes, etc.
Me dejo aquí muchas cosas ‘en el tintero’. Además de fotos, seguro que querrás hacer un video de ese paraíso.
ANÉCDOTA
Entrábamos en Cobos junto a La Molina. Calle principal, Calle Real, inclusiva y desierta. Dos perros salieron corriendo a nuestro encuentro. De raza indefinida próxima a ‘pastor alemán’. Como para tomarles en serio, si desconoces sus intenciones.
Aún distantes, se lanzaron decididos hacia nosotros. Ladrando fieros. Iban en comandita, como dándose ánimos: “¡A ver tú (el uno al otro) quién es más valiente!”.
Yo, el primero de la fila (de dos) en ese momento, tenía ambas manos ocupadas: una, con la cámara; otra, con el teléfono. La cachava, en bandolera (de poca ayuda allí). Metí rápido la cámara en su funda. Ufff, una mano libre….
Descuelgo la cachava. Debí hacerlo con rapidez y decisión (sólo es práctica; no hay talento debajo). Menos mal que ella no tiembla (si la mantienes apoyada en el suelo…). Ya estaban a menos de 10 metros. “¡¡Eeéhhh, colegas!!”.
La voz me debió de salir firme, como la mirada. Imagino que así lo percibirían ellos, porque frenaron en seco. Siguieron ladrando. Pero ya estaban dubitativos sobre el siguiente paso, y se miraban el uno al otro. No tenían plan B. …Bajaron las pulsaciones (las mías…).
Les silbé (como sólo yo sé hacer; modestamente). Ahí sí que les ‘hundí’. Creo que lo sintieron como una humillación. Empezaron a hacer remosquetas. Desconcertados. Dieron marcha atrás. Vamos, que estaban esperando que les acariciase.
En ese momento, pasada la tormenta, aún me dio tiempo a sacarles algunas fotos (adjunto prueba). Con una mano; la otra, en la retaguardia, por si quién sabe….
No llegamos a los besos porque, con la escandalera, 25 metros más allá, salió la dueña y mando parar. “¡Pa’casa, gamberrillos!”. Y a nosotros: “Buenos días”.
Sólo queríamos llegar hasta la iglesia, al final del pueblo. Podríamos haber dado media vuelta mucho antes. De hecho, la ruta se desvía antes hacia la izquierda. Pero, ¿quién se iba a perder un chute de estresante adrenalina así en una ruta tan plácida?
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').
📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 47 (para Senderismo): dificultad 'Fácil' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 305 metros (superior al que estima Wikiloc).
PREÁMBULO
--“Pues ¡como si me parte un rayo!”.
--“¿Pero así, en crudo y de arriba-abajo?”.
--“Hombre, mujer, metafóricamente”.
Llevábamos tres semanas amagando (los pronosticadores) con que si lluvias, que si tormentas. En bastantes km a la redonda. En todo ese tiempo, hasta ahora, más ruido que... agua.
Así que hoy, ‘como si me partía un rayo’, saldría a campo abierto; a por la dosis de 15 km de aventura por el monte. ‘¡Que venga el lobo!’.
La verdad era que a tal muestra de determinación (por mi parte) no le movían la intrepidez ni la insensatez (ese día). Hasta las 12 h, todos los pronósticos eran de ‘sólo-sol’, o ‘sol-y-nubes’ o, a lo peor, ‘sólo-nubes’. Luego, sí se nublaría y podría terminar lloviendo.
Había, pues, que darse prisa. A las 7:40 h poníamos el primer pie en el suelo de la ruta. ‘Sólo-sol’ hubo todo el tiempo; hasta que nos subimos al coche, de vuelta a casa.
A las 12 h, ‘sólo-nubes’. A las 14 h en punto, cayó un chaparrón; 10 minutos (‘un chaparroncillo’). ‘Que llueva, que llueva,… ya estoy en la cueva’.
Lo habíamos bordado; al milímetro o, más bien, al milisegundo. …Y, ¡sirva de precedente!, las agencias meteorológicas también lo habían hecho (más o menos).
LA RUTA
Es ésta una variante del PRC-BU-211 ‘Sendero de Las Torcas’ (https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/prc-bu-211-sendero-de-las-torcas-47809526 ). Nuestra versión añade unas cuantas modificaciones y extensiones.
La ruta comienza y termina en La Molina de Ubierna. Es éste un pequeño-gran pueblo, a juzgar por su reducida extensión y población (lo pequeño) vs. (lo grande) sus dos iglesias del románico tardío y su bello parque de ‘Fuente del Roble’ en las afueras.
Hasta el km 4,3, nos deslizamos en blando descenso entre campos (ahora verdes) y cerros rugosos (siempre rojizos). Allí hacemos un giro de casi 180 grados y, con un paisaje similar, ascendemos hasta el km 6,3. Todo ello por una pista lisa.
Durante el descenso de los cerros, nos desviamos 300 m hasta el humedal de Peñahueca (km 7,7). El aleteo de un ave acuática nos sacude del dulce letargo. Las ranas no se amilanan en su croar; allá abajo se sienten seguras entre las juncias.
Retomamos la pista hacia el pueblo de Cobos junto a La Molina (km 9,7). El paisaje varía sin cambiar, según la perspectiva. Desde arriba en el cerro, y ahora durante el descenso, intimidan las jorobas del Utero y el San Mamés, a contrasol.
Una vuelta por Cobos, o más bien un va-y-ven a lo largo de su casi única calle. Qué menos que llegar hasta su iglesia al otro extremo. Y una anécdota. Aunque personal y circunstancial, no me extrañaría que fuera recurrente allí para otros caminantes.
Una vez dejado Cobos atrás, nos tocará enseguida introducirnos en un escenario bastante diferente de lo anterior: más agreste, algo más boscoso, y un inevitable barbecho que, voraz, se ha comido el camino (del km 11 al 11,1).
En esta parte (sobre todo entre el 11,4 y el 12,7) habrá que ir cambiando constantemente de velocidad; hay mucho sube y baja. El camino se transforma en sendero y éste en una rodera cimbreante. Volvemos al camino y terminamos en la carretera local (km 13,3).
En 200 m más, llegamos al área recreativa ‘Fuente del Roble’. Ésta es un hito irrenunciable en la ruta. Cruzada en meandro por el río de La Molina, es realmente bonita e instructiva. Allí puede uno moverse un rato a cámara lenta. El pueblo de la Molina queda a 500 m.
Posibles Dificultades:
No hay dificultades de consideración.
Los primeros dos tercios de la ruta, hasta pasado Cobos junto a La Molina, son un paseo flotante; por mucho que se empeñe el perfil en indicar que subimos y bajamos ‘no sé cuánto’. El terreno en toda esa parte es muy cómodo.
En cambio, en algunos tramos del último tercio, el suelo se vuelve montaraz, particularmente entre los km 11,4 y 13. Nada del otro mundo. Es un aliciente. Y una oportunidad para probar los frenos y el cambio entre velocidades cortas.
La orientación es muy fácil (con guía). Hay, además, unas cuantas señales en varios puntos.
DESTACADO
(1) La Molina de Ubierna:
Las gentes de La Molina de Ubierna no perdían el tiempo allá por el siglo XIII (y después tampoco). Es fácil inferirlo de sus nada menos que dos iglesias, San Román y El (o San) Salvador. Tienen su origen en aquella época.
Decía que ‘y después tampoco’. Primero, porque la iglesia de San Román ha sido ampliamente restaurada en el año 2000, después de agonizar en semi-ruina. Y, segundo, por la preciosa, elaborada, y mantenida con esmero, área recreativa (ver (3)).
Todo eso para una población actual que apenas roza los 30 habitantes (entre los años 2000 y 2022). El otro pueblo, Cobos junto a La Molina, aún más pequeño, también merece una visita. A él dedicamos la Anécdota de la jornada (debajo).
(2) El Conjunto:
Todo el trayecto nos movemos por un paisaje con sello propio: cerros hendidos por quebrados surcos ramificados. El terreno arcilloso permite mucha erosión, creando barrancos y cárcavas. Imagino que el nombre ‘Sendero de las Torcas’ le puede venir de ahí.
Además de los irregulares relieves en las formas, están los colores. Son tierras rojizas, de un vivo ocre al sol. Su combinación primaveral con el verde y amarillo de los campos multiplica el atractivo. Eso, por no hablar de las plantas floridas a la vera de los caminos.
Es posible que, a lo largo de 15 km, ese paisaje sacie algo, sobre todo por las descansadas pistas de los primeros dos tercios. Afortunadamente, el terreno se encabrita, se alborota, en el último tercio. Esto le aporta un estimulante contraste al conjunto.
(3) Un Lugar Especial: Fuente del Roble:
Entre los numerosos aspectos de interés de la ruta, hay uno que destaca especialmente: el área recreativa ‘Fuente del Roble’, en las afueras del pueblo de La Molina.
Está enclavada dentro de un bosquete al que, dentro de la relativa aridez del entorno más amplio, convierte en vergel frondoso el río de La Molina.
Aparte de su encanto paisajístico, como un pequeño jardín del Edén, un remanso de paz espiritual (no había nadie), está su valor artístico y cultural.
En este aspecto, destacan sus esculturas de madera (setas, flores, ...), sus tejas pintadas en los troncos de los árboles, sus letreros con sabias máximas para la vida, sus reconstrucciones de materiales para tareas de labranza o la elaboración de adobes, etc.
Me dejo aquí muchas cosas ‘en el tintero’. Además de fotos, seguro que querrás hacer un video de ese paraíso.
ANÉCDOTA
Entrábamos en Cobos junto a La Molina. Calle principal, Calle Real, inclusiva y desierta. Dos perros salieron corriendo a nuestro encuentro. De raza indefinida próxima a ‘pastor alemán’. Como para tomarles en serio, si desconoces sus intenciones.
Aún distantes, se lanzaron decididos hacia nosotros. Ladrando fieros. Iban en comandita, como dándose ánimos: “¡A ver tú (el uno al otro) quién es más valiente!”.
Yo, el primero de la fila (de dos) en ese momento, tenía ambas manos ocupadas: una, con la cámara; otra, con el teléfono. La cachava, en bandolera (de poca ayuda allí). Metí rápido la cámara en su funda. Ufff, una mano libre….
Descuelgo la cachava. Debí hacerlo con rapidez y decisión (sólo es práctica; no hay talento debajo). Menos mal que ella no tiembla (si la mantienes apoyada en el suelo…). Ya estaban a menos de 10 metros. “¡¡Eeéhhh, colegas!!”.
La voz me debió de salir firme, como la mirada. Imagino que así lo percibirían ellos, porque frenaron en seco. Siguieron ladrando. Pero ya estaban dubitativos sobre el siguiente paso, y se miraban el uno al otro. No tenían plan B. …Bajaron las pulsaciones (las mías…).
Les silbé (como sólo yo sé hacer; modestamente). Ahí sí que les ‘hundí’. Creo que lo sintieron como una humillación. Empezaron a hacer remosquetas. Desconcertados. Dieron marcha atrás. Vamos, que estaban esperando que les acariciase.
En ese momento, pasada la tormenta, aún me dio tiempo a sacarles algunas fotos (adjunto prueba). Con una mano; la otra, en la retaguardia, por si quién sabe….
No llegamos a los besos porque, con la escandalera, 25 metros más allá, salió la dueña y mando parar. “¡Pa’casa, gamberrillos!”. Y a nosotros: “Buenos días”.
Sólo queríamos llegar hasta la iglesia, al final del pueblo. Podríamos haber dado media vuelta mucho antes. De hecho, la ruta se desvía antes hacia la izquierda. Pero, ¿quién se iba a perder un chute de estresante adrenalina así en una ruta tan plácida?
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