Vélez de Benaudalla: Jardín Nazarí, Nacimiento, Colada del Tablón, Cortijo del Madroño, Cañada Real Sierra Nevada-Málaga.
near Vélez de Benaudalla, Andalucía (España)
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Iniciaremos el recorrido de esta interesante ruta visitando el JARDÍN NAZARÍ de Veles de Benaudalla. Las primeras manifestaciones de este tipo de jardines hispanomusulmanes datan de la época del Califato Omeya. En esta época con Ciro el Persa, tenemos una primera descripción (hecha por Jenofonte) de lo que en su evolución será el Jardín Nazarí: “un enorme huerto, con una gran riqueza y variedad de frutales, destacando la perfecta geometría y orden con que están colocadas las especies, la organización de acequias con sus arcas de agua que daban vida a este paraíso geométrico, y en el centro, un palacio con pabellón abierto al jardín”.
Es importante apuntar que en el reino Nazarí (1238-1492), fundado por Jusuf Nazar, el nomadismo musulmán se frenó al encontrar un “basis” para la culminación de un paraíso deseado. Este “basis” será el Jardín Nazarí, gracias a la confluencia de la abundancia de agua, tierras fértiles y un clima muy propicio para llevarlo a cabo.
El jardín tenía que crearse en espacios reducidos, aislado en recintos fortificados. Con esto lo que se da es que en espacios pequeños se produce una concentración de altos valores jardineros que manifiestan sensibilidad y maestría, unifican y resumen toda una vasta cultura en un sentido mítico y en el dominio de los placeres sensoriales.
La utilización de los elementos naturales, el manantial, el arroyo, los lagos y cascadas en los jardines del extremo oriente, se depuran y se concentran con singular habilidad en las fuentes, canales y estanques del jardín nazarí. Ahora el cielo, el agua y la vegetación se introducen en los patios, irradiando la luz y jardinería hacia dentro. Aquí también juega un papel decisivo el establecimiento de distintos niveles que constituyen la base fundamental para el deslizamiento visual en las perspectivas y dominio de los varios tratamientos del agua.
Génesis Histórica del Jardín Nazarí de Vélez de Benaudalla:
Se sabe que los últimos moriscos abandonaron Vélez de Benaudalla el 17 de marzo de 1570, cuando los castellanos terminaron con los últimos focos de resistencia morisca. Los primeros indicios de la existencia del jardín se destacan en el siglo XVI, en el Libro de Apeo de Vélez de enero de 1573:“En el dicho día se desalindó junto a las casas de pasatiempo que pasa por ella una acequia del Molino que dijeron de ser de Gerónimo de Salamanca, señor de dicha villa de Vélez de Benaudalla (…).
No se sabe si la paulatina invasión por parte del caserío en el espacio cultivado es un hecho que viene dado desde tiempos nazaríes o es un proceso que se desarrolla tras la conquista cristiana y la implantación del señorío de los Ulloa. También la posible ubicación del jardín puede ser algo dudosa, puesto que, aunque los escritos consultados lo ubican en la Vega Baja, es sabida la existencia de al menos otros dos molinos en dicha vega. Aunque en una de las descripciones se dice que “una acequia principal llega hasta el molino junto a la Herta de Gerónimo de Salamanca, y que de allí baja al río”. Si atendemos a esta característica, será el “Molino de San José” (1815) el que cumpla esta característica, lo que puede constatar una prueba documental para determinar que este molino es el que estaba asociado a la antigua huerta morisca.
Funciones Básicas del Jardín:
- La Espiritual: Consistía en una reminiscencia del Paraíso.
- La Estética: Era una forma de embellecer el paisaje.
- La Psicológica: Era un lugar en donde relajar el cuerpo y el espíritu.
- La Botánica-Científica: Lugar en donde aclimatar nuevas especies traídas del lejano oriente.
- La Alimenticia: Se aprovechaban los diferentes huertos para producir alimentos para la casa y sus gentes.
Continuaremos la ruta callejeando por la localidad; pasando por LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO. Situada en la Plaza Constitución, frente al Ayuntamiento. Fue declarada monumento histórico artístico en 1982. Desde el siglo XVI existió una iglesia mudéjar con armadura de tirantes que fue arruinada por un incendio en 1636. No fue hasta el siglo XVIII, proyectada por Ventura Rodríguez (1.777) y terminada en 1.778, como una interesantísima iglesia neoclásica, de las primeras que se trazaron en el antiguo reino de Granada.
En el lateral de la Iglesia hay una FUENTE, EL CHORRO DE SAN ANTONIO de la cual emanan tres chorros. Cuentan que la tradición es que las mozuelas que deseen encontrar novio beban del chorro del medio.
Continuando con nuestra andanza por Vélez, nos dirigiremos hacia el PASEO DEL NACIMIENTO. Desde el corazón geológico de las sierras de Lújar y Lanjarón, afloran ríos subterráneos que llenan las acequias de Vélez
Los nacimientos hacen llegar el agua a la ruta de los molinos y los jardines nazaríes, y esculpen los travertinos del ‘azud’.
Las rocas que rodean la pequeña ‘minilla’ de agua se tornan de un color ocre intenso que delata la presencia de minerales de hierro. Forman el canal por el que mana desde el subsuelo para recibir la luz del sol, alimentar ecosistemas y llenar acequias. Surge a borbotones y se remansa en las oquedades de las piedras calcáreas, entre yesos y mármoles, desde donde busca canales por los que acceder a cotas más bajas. Es la imagen y el sonido de los manantiales, que en algunas zonas rurales de la provincia de Granada llaman nacimientos porque es donde el agua comienza su recorrido sobre la superficie de la tierra, por lo que siempre fueron el centro de la evolución de los pueblos. En Vélez de Benaudalla, un territorio donde el agua es protagonista, han sabido interpretar y proteger el valor de sus principales manantiales.
Junto al centro del núcleo urbano, integrado en su callejero, se encuentra una de las surgencias en las que aflora el agua del acuífero subterráneo de las estribaciones de las sierras de Lanjarón (en las faldas de Sierra Nevada) y la cara oeste de la sierra de Lújar. Aguas carbonatadas, casi termales, que manan con una temperatura de 19 grados y gran cantidad de minerales en su composición. El río subterráneo que aparece en el Nacimiento de Vélez, viene desde otro manantial que se encuentra algo más alto y también cerca del pueblo, Fuente Nueva, por el que posteriormente pasaremos, que forma parte de un grupo de surgencias que aportan el agua necesaria para la totalidad de las acequias tradicionales de una población eminentemente agrícola, además de alimentar y dar energía al conocido como Jardín Nazarí de Vélez y los viejos molinos harineros, englobados en una ruta turística y senderista que podría denominarse Ruta del Agua y los Molinos, que debería terminar con la observación de los impresionantes travertinos calcáreos situados junto al llamado ‘Azud de Vélez’ y el desfiladero de los Vados, en la antigua carretera de Granada a la Costa.
El Paseo del Nacimiento es el viejo acceso al manantial que se ha convertido en un pequeño parque atravesado por la acequia que transporta hacia el interior del pueblo una parte del agua que fluye en el lugar donde una gran cascada toma el protagonismo del paisaje. Con un caudal importante, llega hasta aquí a través de acequias que la transportan desde el manantial de Fuente Nueva, y forma una poza seminatural en la que aparecen otras surgencias que manan directamente desde el subsuelo y dan nombre a este paraje: El Nacimiento. Un escaso helecho de gran tamaño, Pteris vittata, flores de la viuda, pequeñas higueras, culandrillos de pozo y berros, crecen en las rocas junto al salto de agua.
Viejas canalizaciones la llevan desde aquí hasta otras acequias que bajan a bancales de cultivos de primor por la calle Alambique, donde se encuentra un singular sistema de lavaderos públicos que fueron instalados en los primeros años del siglo XX. Pilas de lavar esculpidas en piedra que se suceden a lo largo de la acequia y que, además de servir de pretil, cumplieron durante décadas la función de ayudar a lavar la ropa a los vecinos del lugar. Aplazaremos la visita a estos lavaderos hasta el final de la ruta.
Tras este agradable deambular por las callejuelas de Vélez nos metemos en faena. En primer lugar, nos dirigimos al BARRANCO DE GRANADAR donde se encuentran los restos de la anteriormente mencionada FUENTE NUEVA. Continuando tomaremos la COLADA DEL TABLÓN, COINCIDENTE CON EL Sendero Haza del Señor y que con un fuerte desnivel positivo nos conduce hasta el PUENTE DE LA AUTOVÍA A-44. Tras atravesarla encontraremos un panel informativo del CORDEL DEL PUENTE DEL RÍO; aquí nos desviaremos a la izquierda y a pocos metros nos encontraremos con la FUENTE DE RAFAEL PÉREZ junto al BARRANCO DE LAS PIEDRAS. La fuente se encuentra junto a una bonita y verdosa alberca de regadío que surte a un pequeño grupo de regantes; junto a un acebuche que liba de la alberca.
Continuaremos por la CAÑADA REAL DE SIERRA NEVADA A MÁLAGA O MOTRIL, que asciende por los parajes, algo desolados, del CALDERO, donde hubo algunas explotaciones mineras de las que solo quedan algunas ruinas. Esta Cañada se introduce en el BARRANCO DEL ALGARROBO; al llegar al cauce del barranco se termina la pista y continuaremos por un sendero, antiguo camino de herradura, que asciende radicalmente por una zona de bajo matorral y troncos calcinados, testigos de un voraz incendio. Este sendero nos lleva hasta las RUINAS DEL CORTIJO DEL MADROÑO, cota máxima en altura de esta ruta. Aquí nos desviaremos a la izquierda por un descendente sendero desde el cual obtendremos unas magníficas panorámicas del pueblo de Lanjarón y del Valle del BARRANCO DEL VICARIO, por donde seguidamente se introduce el sendero.
Una vez en el cauce del Barrando del Vicario nos encontraremos con un camino; lo tomaremos a la izquierda y en ligero ascenso nos llevará hasta las ruinas de un cortijo rodeado de Colmenas, tras haber pasado junto a uno de los curiosos bebederos para pequeñas aves que encontraremos junto a la pista. Un cómodo y suave descenso por esta pista nos conducirá hasta una valla con una cancela cerrada con candado, pero que se puede bordear con facilidad. En este punto encontraremos un magnífico otero natural con unas inigualables panorámicas del EMBALSE DE RULES.
Continuando por la pista llegaremos al CORTIJO DE LA CRESPA, este sí que se encuentra habitado y un juguetón perrillo sale a nuestro encuentro. La serpenteante pista se sumerge en un frondoso pinar de reforestación que nos acompañará gran parte del resto de la ruta. Y que se dirige al BARRANCO DE MIRANDA, lo cruzaremos y seguiremos por la pista flanqueados por numerosos pinos.
Después llegaremos a una bifurcación y tomaremos el camino de la izquierda, que nuevamente LA CAÑADA REAL DE SIERRA NEVADA A MÁLAGA O MOTRIL. Posteriormente la calada torna de camino a sendero y tras dos bifurcaciones a derecha e izquierda consecutivamente llegaremos al cauce del BARRANCO DE MIRANDA en su parte baja. Tras cruzarla viene un largo tramos de sube y baja por un precioso sendero jalonado por hitos pintados en blanco y rojo que marcan la cañada, y con unas preciosas vistas del Valle del Río Guadalfeo, del Embalse de Rules y de las poblaciones alpujarreñas de Lanjarón, Cañar y Soportujar, que se pueden obtener en los claros del pinar.
Posteriormente volveremos a cruzar el Barranco del Vicario, en su parte baja, y caminaremos bajo los espectaculares TAJOS DEL MADROÑO, bajo las ruinas del cortijo del Madroño; y donde se pueden ver sobrevolar algunos halcones y un águila.
Volveremos a cruzar la autovía A-44, esta vez por un túnel que la atraviesa. Tras cruzar una pequeña carretera continuaremos por un camino que atraviesa el Barranco del Algarrobo, también en su parte baja. Seguiremos por un precioso camino salpicado de numerosos cortijos entre cuidadas huertas, regadas por antiquísimas acequias en la que destacamos un pintoresco acueducto construido para que la acequia salve un pequeño barranco. Nos encontramos en los LLANOS DEL CALDERO, un valioso vergel atravesado por el BARRANCO DE LAS PIEDRAS.
Algo después llegaremos a las ruinas del MOLINO, POZO Y ALJIBE DEL CORTIJO DE TREVILLA, catalogado como molino troglodita, espacio de especial interés histórico y del que no hemos encontrado información para aportar. Si conoces datos sobre este lugar ponte en contacto con nosotros.
El camino sigue y sigue. Muy cerca de Vélez, nos desviaremos a la derecha por un sendero para visitar otra joya que desgraciadamente se encuentra en unas lamentables condiciones de conservación; se trata del MOLINO DE FUENTE NUEVA. Unas ruinas que mantienen en su interior el pozo de vaciado, las ruedas del molino y una prensa en un estado desaliñado que le dan al lugar un encanto particular. Este molino era harinero y aceitero.
Cruzamos nuevamente el Barranco de Granadar y nos dirigimos a los LAVADEROS DEL ALAMBIQUE. Los lavaderos eran espacios especialmente dispuestos para lavar la ropa, se sitúan junto a una acequia o río aprovechando el curso del agua. Han desempeñado un papel fundamental en la sociedad, no sólo por la actividad que en ellos se ha realizado, y que nos habla de una sociedad preindustrial y plenamente tradicional, sino también, por su carácter social como lugar de reunión de las mujeres del pueblo que iban a hacer sus tareas, lo que nos hace entender el valor etnológico y social de estos espacios.
En la calle Alambique y aprovechando el paso del agua que discurre por la acequia del mismo nombre, se dispusieron en la primera mitad del siglo XX, de manera muy simple y sencilla, una serie de pilas de lavar hechas de piedra de Vélez. Están al ras del suelo y no presentan ningún tipo de cubierta como es frecuente en otros ejemplos conservados en la provincia de Granada. Se ha dedicado una placa conmemorativa y un precioso cuadro a todas esas mujeres que con gran esfuerzo y dedicación venían a lavar la ropa.
Algo más abajo encontraremos el PILAR DE LA VENTA, un último trago de rica y templada agua antes de llegar al punto de inicio y final de esta recomendable ruta.
Es importante apuntar que en el reino Nazarí (1238-1492), fundado por Jusuf Nazar, el nomadismo musulmán se frenó al encontrar un “basis” para la culminación de un paraíso deseado. Este “basis” será el Jardín Nazarí, gracias a la confluencia de la abundancia de agua, tierras fértiles y un clima muy propicio para llevarlo a cabo.
El jardín tenía que crearse en espacios reducidos, aislado en recintos fortificados. Con esto lo que se da es que en espacios pequeños se produce una concentración de altos valores jardineros que manifiestan sensibilidad y maestría, unifican y resumen toda una vasta cultura en un sentido mítico y en el dominio de los placeres sensoriales.
La utilización de los elementos naturales, el manantial, el arroyo, los lagos y cascadas en los jardines del extremo oriente, se depuran y se concentran con singular habilidad en las fuentes, canales y estanques del jardín nazarí. Ahora el cielo, el agua y la vegetación se introducen en los patios, irradiando la luz y jardinería hacia dentro. Aquí también juega un papel decisivo el establecimiento de distintos niveles que constituyen la base fundamental para el deslizamiento visual en las perspectivas y dominio de los varios tratamientos del agua.
Génesis Histórica del Jardín Nazarí de Vélez de Benaudalla:
Se sabe que los últimos moriscos abandonaron Vélez de Benaudalla el 17 de marzo de 1570, cuando los castellanos terminaron con los últimos focos de resistencia morisca. Los primeros indicios de la existencia del jardín se destacan en el siglo XVI, en el Libro de Apeo de Vélez de enero de 1573:“En el dicho día se desalindó junto a las casas de pasatiempo que pasa por ella una acequia del Molino que dijeron de ser de Gerónimo de Salamanca, señor de dicha villa de Vélez de Benaudalla (…).
No se sabe si la paulatina invasión por parte del caserío en el espacio cultivado es un hecho que viene dado desde tiempos nazaríes o es un proceso que se desarrolla tras la conquista cristiana y la implantación del señorío de los Ulloa. También la posible ubicación del jardín puede ser algo dudosa, puesto que, aunque los escritos consultados lo ubican en la Vega Baja, es sabida la existencia de al menos otros dos molinos en dicha vega. Aunque en una de las descripciones se dice que “una acequia principal llega hasta el molino junto a la Herta de Gerónimo de Salamanca, y que de allí baja al río”. Si atendemos a esta característica, será el “Molino de San José” (1815) el que cumpla esta característica, lo que puede constatar una prueba documental para determinar que este molino es el que estaba asociado a la antigua huerta morisca.
Funciones Básicas del Jardín:
- La Espiritual: Consistía en una reminiscencia del Paraíso.
- La Estética: Era una forma de embellecer el paisaje.
- La Psicológica: Era un lugar en donde relajar el cuerpo y el espíritu.
- La Botánica-Científica: Lugar en donde aclimatar nuevas especies traídas del lejano oriente.
- La Alimenticia: Se aprovechaban los diferentes huertos para producir alimentos para la casa y sus gentes.
Continuaremos la ruta callejeando por la localidad; pasando por LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO. Situada en la Plaza Constitución, frente al Ayuntamiento. Fue declarada monumento histórico artístico en 1982. Desde el siglo XVI existió una iglesia mudéjar con armadura de tirantes que fue arruinada por un incendio en 1636. No fue hasta el siglo XVIII, proyectada por Ventura Rodríguez (1.777) y terminada en 1.778, como una interesantísima iglesia neoclásica, de las primeras que se trazaron en el antiguo reino de Granada.
En el lateral de la Iglesia hay una FUENTE, EL CHORRO DE SAN ANTONIO de la cual emanan tres chorros. Cuentan que la tradición es que las mozuelas que deseen encontrar novio beban del chorro del medio.
Continuando con nuestra andanza por Vélez, nos dirigiremos hacia el PASEO DEL NACIMIENTO. Desde el corazón geológico de las sierras de Lújar y Lanjarón, afloran ríos subterráneos que llenan las acequias de Vélez
Los nacimientos hacen llegar el agua a la ruta de los molinos y los jardines nazaríes, y esculpen los travertinos del ‘azud’.
Las rocas que rodean la pequeña ‘minilla’ de agua se tornan de un color ocre intenso que delata la presencia de minerales de hierro. Forman el canal por el que mana desde el subsuelo para recibir la luz del sol, alimentar ecosistemas y llenar acequias. Surge a borbotones y se remansa en las oquedades de las piedras calcáreas, entre yesos y mármoles, desde donde busca canales por los que acceder a cotas más bajas. Es la imagen y el sonido de los manantiales, que en algunas zonas rurales de la provincia de Granada llaman nacimientos porque es donde el agua comienza su recorrido sobre la superficie de la tierra, por lo que siempre fueron el centro de la evolución de los pueblos. En Vélez de Benaudalla, un territorio donde el agua es protagonista, han sabido interpretar y proteger el valor de sus principales manantiales.
Junto al centro del núcleo urbano, integrado en su callejero, se encuentra una de las surgencias en las que aflora el agua del acuífero subterráneo de las estribaciones de las sierras de Lanjarón (en las faldas de Sierra Nevada) y la cara oeste de la sierra de Lújar. Aguas carbonatadas, casi termales, que manan con una temperatura de 19 grados y gran cantidad de minerales en su composición. El río subterráneo que aparece en el Nacimiento de Vélez, viene desde otro manantial que se encuentra algo más alto y también cerca del pueblo, Fuente Nueva, por el que posteriormente pasaremos, que forma parte de un grupo de surgencias que aportan el agua necesaria para la totalidad de las acequias tradicionales de una población eminentemente agrícola, además de alimentar y dar energía al conocido como Jardín Nazarí de Vélez y los viejos molinos harineros, englobados en una ruta turística y senderista que podría denominarse Ruta del Agua y los Molinos, que debería terminar con la observación de los impresionantes travertinos calcáreos situados junto al llamado ‘Azud de Vélez’ y el desfiladero de los Vados, en la antigua carretera de Granada a la Costa.
El Paseo del Nacimiento es el viejo acceso al manantial que se ha convertido en un pequeño parque atravesado por la acequia que transporta hacia el interior del pueblo una parte del agua que fluye en el lugar donde una gran cascada toma el protagonismo del paisaje. Con un caudal importante, llega hasta aquí a través de acequias que la transportan desde el manantial de Fuente Nueva, y forma una poza seminatural en la que aparecen otras surgencias que manan directamente desde el subsuelo y dan nombre a este paraje: El Nacimiento. Un escaso helecho de gran tamaño, Pteris vittata, flores de la viuda, pequeñas higueras, culandrillos de pozo y berros, crecen en las rocas junto al salto de agua.
Viejas canalizaciones la llevan desde aquí hasta otras acequias que bajan a bancales de cultivos de primor por la calle Alambique, donde se encuentra un singular sistema de lavaderos públicos que fueron instalados en los primeros años del siglo XX. Pilas de lavar esculpidas en piedra que se suceden a lo largo de la acequia y que, además de servir de pretil, cumplieron durante décadas la función de ayudar a lavar la ropa a los vecinos del lugar. Aplazaremos la visita a estos lavaderos hasta el final de la ruta.
Tras este agradable deambular por las callejuelas de Vélez nos metemos en faena. En primer lugar, nos dirigimos al BARRANCO DE GRANADAR donde se encuentran los restos de la anteriormente mencionada FUENTE NUEVA. Continuando tomaremos la COLADA DEL TABLÓN, COINCIDENTE CON EL Sendero Haza del Señor y que con un fuerte desnivel positivo nos conduce hasta el PUENTE DE LA AUTOVÍA A-44. Tras atravesarla encontraremos un panel informativo del CORDEL DEL PUENTE DEL RÍO; aquí nos desviaremos a la izquierda y a pocos metros nos encontraremos con la FUENTE DE RAFAEL PÉREZ junto al BARRANCO DE LAS PIEDRAS. La fuente se encuentra junto a una bonita y verdosa alberca de regadío que surte a un pequeño grupo de regantes; junto a un acebuche que liba de la alberca.
Continuaremos por la CAÑADA REAL DE SIERRA NEVADA A MÁLAGA O MOTRIL, que asciende por los parajes, algo desolados, del CALDERO, donde hubo algunas explotaciones mineras de las que solo quedan algunas ruinas. Esta Cañada se introduce en el BARRANCO DEL ALGARROBO; al llegar al cauce del barranco se termina la pista y continuaremos por un sendero, antiguo camino de herradura, que asciende radicalmente por una zona de bajo matorral y troncos calcinados, testigos de un voraz incendio. Este sendero nos lleva hasta las RUINAS DEL CORTIJO DEL MADROÑO, cota máxima en altura de esta ruta. Aquí nos desviaremos a la izquierda por un descendente sendero desde el cual obtendremos unas magníficas panorámicas del pueblo de Lanjarón y del Valle del BARRANCO DEL VICARIO, por donde seguidamente se introduce el sendero.
Una vez en el cauce del Barrando del Vicario nos encontraremos con un camino; lo tomaremos a la izquierda y en ligero ascenso nos llevará hasta las ruinas de un cortijo rodeado de Colmenas, tras haber pasado junto a uno de los curiosos bebederos para pequeñas aves que encontraremos junto a la pista. Un cómodo y suave descenso por esta pista nos conducirá hasta una valla con una cancela cerrada con candado, pero que se puede bordear con facilidad. En este punto encontraremos un magnífico otero natural con unas inigualables panorámicas del EMBALSE DE RULES.
Continuando por la pista llegaremos al CORTIJO DE LA CRESPA, este sí que se encuentra habitado y un juguetón perrillo sale a nuestro encuentro. La serpenteante pista se sumerge en un frondoso pinar de reforestación que nos acompañará gran parte del resto de la ruta. Y que se dirige al BARRANCO DE MIRANDA, lo cruzaremos y seguiremos por la pista flanqueados por numerosos pinos.
Después llegaremos a una bifurcación y tomaremos el camino de la izquierda, que nuevamente LA CAÑADA REAL DE SIERRA NEVADA A MÁLAGA O MOTRIL. Posteriormente la calada torna de camino a sendero y tras dos bifurcaciones a derecha e izquierda consecutivamente llegaremos al cauce del BARRANCO DE MIRANDA en su parte baja. Tras cruzarla viene un largo tramos de sube y baja por un precioso sendero jalonado por hitos pintados en blanco y rojo que marcan la cañada, y con unas preciosas vistas del Valle del Río Guadalfeo, del Embalse de Rules y de las poblaciones alpujarreñas de Lanjarón, Cañar y Soportujar, que se pueden obtener en los claros del pinar.
Posteriormente volveremos a cruzar el Barranco del Vicario, en su parte baja, y caminaremos bajo los espectaculares TAJOS DEL MADROÑO, bajo las ruinas del cortijo del Madroño; y donde se pueden ver sobrevolar algunos halcones y un águila.
Volveremos a cruzar la autovía A-44, esta vez por un túnel que la atraviesa. Tras cruzar una pequeña carretera continuaremos por un camino que atraviesa el Barranco del Algarrobo, también en su parte baja. Seguiremos por un precioso camino salpicado de numerosos cortijos entre cuidadas huertas, regadas por antiquísimas acequias en la que destacamos un pintoresco acueducto construido para que la acequia salve un pequeño barranco. Nos encontramos en los LLANOS DEL CALDERO, un valioso vergel atravesado por el BARRANCO DE LAS PIEDRAS.
Algo después llegaremos a las ruinas del MOLINO, POZO Y ALJIBE DEL CORTIJO DE TREVILLA, catalogado como molino troglodita, espacio de especial interés histórico y del que no hemos encontrado información para aportar. Si conoces datos sobre este lugar ponte en contacto con nosotros.
El camino sigue y sigue. Muy cerca de Vélez, nos desviaremos a la derecha por un sendero para visitar otra joya que desgraciadamente se encuentra en unas lamentables condiciones de conservación; se trata del MOLINO DE FUENTE NUEVA. Unas ruinas que mantienen en su interior el pozo de vaciado, las ruedas del molino y una prensa en un estado desaliñado que le dan al lugar un encanto particular. Este molino era harinero y aceitero.
Cruzamos nuevamente el Barranco de Granadar y nos dirigimos a los LAVADEROS DEL ALAMBIQUE. Los lavaderos eran espacios especialmente dispuestos para lavar la ropa, se sitúan junto a una acequia o río aprovechando el curso del agua. Han desempeñado un papel fundamental en la sociedad, no sólo por la actividad que en ellos se ha realizado, y que nos habla de una sociedad preindustrial y plenamente tradicional, sino también, por su carácter social como lugar de reunión de las mujeres del pueblo que iban a hacer sus tareas, lo que nos hace entender el valor etnológico y social de estos espacios.
En la calle Alambique y aprovechando el paso del agua que discurre por la acequia del mismo nombre, se dispusieron en la primera mitad del siglo XX, de manera muy simple y sencilla, una serie de pilas de lavar hechas de piedra de Vélez. Están al ras del suelo y no presentan ningún tipo de cubierta como es frecuente en otros ejemplos conservados en la provincia de Granada. Se ha dedicado una placa conmemorativa y un precioso cuadro a todas esas mujeres que con gran esfuerzo y dedicación venían a lavar la ropa.
Algo más abajo encontraremos el PILAR DE LA VENTA, un último trago de rica y templada agua antes de llegar al punto de inicio y final de esta recomendable ruta.
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