VENTANIELLA desde La Uña

Aunque la idea inicial del día de hoy era realizar una ruta desde el puerto de las Señales al Pico del Lago, al llegar al puerto estaba todo cubierto de niebla y como no ibamos a disfrutar de las vistas desde el Pico, decidimos buscar una alternativa y decidimos ir a Ventaniella desde La Uña

VENTANIELLA, UNA JOYA DE PONGA
En el concejo de Ponga hay maravillas de la Naturaleza por doquier; y una de ellas es Ventaniella.
En la ladera Norte de la zona central de la Cordillera Cantábrica se encuentra una de las más importantes masas forestales de toda la región: el bosque de Peloño; situado en el monte de igual nombre y constituido por hayas, principalmente. Ese gran hayedo, junto con los bosques del entorno, está situado en el Parque Natural de Ponga y siempre fue un importante coto de caza mayor. En sus cimeras están las peñas Ten y Pileñes, así como Peña Mora, Peña Negra y los picos Colláu Zorru, Bustanciu, Rasu, Cabeza Mimales, Farres, Pozalón y Niaju; además de las vegas y puertos de Arcenorio y Ventaniella

Son numerosos los puntos en los que el paso entre León y Asturias se hace desde muy antiguo. El Puerto de Ventaniella (1427 metros) delimita las comarcas de Valdeburón y Ponga, ya en la vecina Asturias e, históricamente, es uno de los pasos más importantes de la Cordillera Cantábrica, del que existe constancia al menos desde el Medievo. El Puerto de Ventaniella tiene una larga historia y fue llamado en tiempos el Puerto Bajo.

La ruta del Puerto de Ventaniella tiene su historia y leyenda que cuentan que en aquellas luchas de Pelayo con los moros, una mujer que se refugió en la Venta y los moros le exigieron al ventero que se la entregara o destruirían su venta, a lo que respondió el ventero: Ni «venta ni ella», que dicen es la procedencia del topónimo del lugar.

La ruta en León está muy bien señalizada como PR LE 20 hasta el alto del puerto y en la parte asturiana no hay ninguna señalización, pero el amplio camino, empedrado a veces, no tiene pérdida alguna.

Salimos del aparcamiento frente al área recreativa ‘Los Carbellares’, el camino va entre los prados para unirse más adelante, a una pista procedente de la fuente la Turriente a través de un puente de madera que atraviesa el rio Esla.

El camino va entre praderas muy agradables en dirección a un promontorio llamado Peña del Castiello, donde tras pasar una portilla se encajona, corriendo el río más abajo entre cascadas y hermosas pozas, para, traspasar otra portilla metálica encontrar la amplia vega de Baldosín, en pleno valle de Baldosín, con la inmensa mole de la Peña Ten a la derecha y Pileñes un poco más atrás. Nos lo imaginamos ya que el día de hoy no nos permite disfrutar de estas maravillosas vistas.

Se sigue el camino que va hacia la izquierda hasta llegar a la majada de piedra de Baldosín, que se rodea por la derecha para seguir cruzando un arroyo y posteriormente tomar el sendero paralelo al arroyo del Puerto, que se va a continuar a lo largo de toda la ascensión, no excesivamente complicada hasta alcanzar, ya arriba, una zona más cómoda con algunas colinas que se encuentran a ambos lados del camino, enfilando después unas amplias y verdes praderas para finalizar en un paso al lado de un farallón rocoso que es el Puerto de Ventaniella. Al otro lado el camino sigue, con una vista espectacular hacia las cumbres del Parque Natural de Ponga, bajando entre hayas y cabañas de pastores, algunas de ellas con tejados de piedra, encontrando en el descenso un sendero que se  desvía hacia la derecha que lleva hacia la zona de Pileñes y poco después un manantial al lado del camino amplio y empedrado. Más tarde se entra en un mágico bosque de hayas para salir de él en la amplia visión del caserío y ermita de Ventaniella, tras haber andado más de seis kms.

En pleno Parque Natural de Ponga, Ventaniella es un casería con cuadra, albergue, pradería y capilla. Está situada al pie del puerto que lleva su mismo nombre, muy cerca de la raya que divide el territorio de Asturias y León. Dista 8 km. del pueblo de Sobrefoz, y se puede acceder a ella en coche. Cada cuatro años la casería sale a concurso (puja), en primera instancia, entre vecinos y nativos de Sobrefoz. La casería ofrece alojamiento y comidas durante el verano. Hasta entonces sólo prestará tales servicios mediante reserva previa
Está formada por una pequeña ermita y la antigua alberguería, que antiguamente daba cobijo a arrieros y transeúntes.
• En aquel tiempo, el casero tenía que encender por las noches una lámpara y tocar la campana para orientar a los viajeros.
La ermita de Ventaniella fue cisterciense y dió origen en el siglo XVIII a la cofradía de Nuestra Señora de Ventaniella. Siendo, junto a su vecina de Arcenorio, una de las capillas más visitadas por lugareños de Ponga y concejos limítrofes,

El caserío dispone de bar, restaurante y albergue de montaña y se encuentra en un lugar excepcional. La ermita es pequeña y hermosa, su romería se celebra el 12 de septiembre y a ella acuden gentes tanto de Asturias como de León.


El regreso lo realizamos por la misma ruta, desandando lo andado.


Ahi va una curiosidad que no se como llegó a mí:

"Hay un peñón milagreru en el puertu Ventaniella,
que del frío salvó a un cabreru que cuidaba so reciella".
(El Peñón se llama del Cabreru porque una gran nevada bloqueó a un pastor con su rebaño; éste se guareció contra el Peñón, rodeado de sus cabras, muriendo casi todas y salvándole a él la vida gracias a su calor.)

"Ventaniella tien dos coses que ya Madrid bien quixiera,
la fuente de Les Montoses y la fuente de La Friera".

"De Sobrefoz hasta'l Puertu van facer la carretera,
lluego beberemos agua ena fuente de la Friera".

<"Tres coses tien Ventaniella que no las tiene Madrid :
La Friera, Les Montoses y la vega del Molín".

"Bebo vinu en Ventaniella, y tomo llechi en el Xerru,
y dimpués me pongo en porru a escuchar el mio cencerru".

"A Sobrefoz naide llega si cerramos la portiella,
que pondremos en el túnel y el puertu de Ventaniella".

"Dixo Ventaniella en voz que a un amante dexó helau :
ñon me mires, condenau, que yo so de Sobrefoz"

"Una estrella me allumbraba por arriba Ventaniella,
y ahora ya ñon me allumbra porque la tapó la ñebla".

"Adiós puerto de Arcenorio, Peña Ten y Ventaniella,
que yo marcho para Asturias en busca de la mio neña".

"Viva Ponga, viva Ponga, y Sobrefoz y Beleño,
Virginina de Ventaniella, en casarme tengo empeño"

"Por ser buena pa reciella,
quieren los otros ponguetos robanos a Ventaniella".

"Si hay borrín per Ventaniella puedes salir sin capiella".


Añadimos un artículo extraído de una revista del Grupo de Montaña “Peña Santa”

VENTANIELLA: casa, casería y hospital Guillermo Mañana (Texto extraído de la Revista nº 4, Año 2007, páginas 35-38, del Grupo de Montaña “Peña Santa”)

De todos es bien conocida la importancia que, durante siglos, y para la seguridad de los viajeros que cruzaban nuestras montañas, tuvieron ventas y alberguerías. Situadas en los lugares mas estratégicos de los caminos, especialmente en los pasos o puertos más aislados, tanto en la Cordillera Cantábrica como en nuestros cordales interiores, en ellas se escribieron no pocas páginas de la historia de estas montañas. La propiedad, funciones, obligaciones y privilegios de estas ventas o alberguerías admiten pequeñas variantes, dependiendo sobre todo de la titularidad de las mismas - regia, eclesial, concejil o particular -, pero en términos generales son muy similares y están bien documentadas ya desde muy antiguo, y su vida activa alcanza hasta que la apertura de la actual red de carreteras las deja relegadas al mayor de los olvidos. Entre sus obligaciones, aparte de dar acogida y cobijo a los viajeros, destaca la de tocar intermitentemente la campana, en caso de niebla o nieve, para mejor orientación de los caminantes. Pero sería injusto que en ese olvido se sepultase una parte importante de la historia de esas montañas y de las difíciles comunicaciones que se trazaban a través de ellas. Como ejemplos de ventas bien documentadas en la red de caminos que unían Asturias con León, y huyendo de toda exhaustividad, podemos recordar aquí la Venta del Pontón, que gozó de importantes privilegios reales dados por Alfonso VII en 1129, Sancho IV en 1293, y Felipe II en 1526. O el albergue para caminantes (el “hospicium transeuntibus“ del documento) creado en Tarna en el año 1142 por Alfonso VII; o ya en territorio occidental la alberguería de Leitariegos, ya existente en 1152. De las alberguerías que daban asilo a los viajeros que utilizaban los caminos que discurrían a lo largo de los cordales interiores asturianos, valgan como ejemplo Sabugo, en la Senda del Arcediano y en plena Sierra de Amieva, de propiedad concejil; o Friero, en el viejo Camín Real de Campo de Caso a Infiesto, y de cambiante propiedad, ya que del Conde de Noreña pasa a manos del obispo de Oviedo allá por los años del 1383 para ir a acabar en manos del concejo de Caso, como así lo encontramos en 1744; o la más occidental de Cueiro, en el Camín Real de la Mesa, y propiedad de la casa de Valdecarzana, de Teverga. Algunas de ellas ejercían la mera función de albergue para los transeúntes; otras conllevaban la administración de una casería; en no pocas ocasiones ejercían la custodia de una ermita vecina; y en contados casos tenían derecho de cobro de peaje o de tránsito por los caminos en que estaban situados. En este contexto, Ventaniella es venta o alberguería de capital importancia en el paso desde Ponga, en Asturias, hacia Maraña y Riaño en León. Y es importante, además, bajo triple vertiente: como venta o alberguería para los caminantes; como codiciada casería, con buenos pastos y bosques, de los que se beneficia el casero o ventero; y, por último, como hospital, algo que habíamos oído en ocasiones como tradición oral y de lo que ahora tenemos conocimiento, nada más y nada menos, que a través de un documento del año 1527 expedido en la Real Chancillería de Valladolid. Ventaniella: casa, casería y hospital, son de propiedad concejil y están bajo la advocación de Nuestra Señora de Ventaniella, cuya imagen se venera en la ermita vecina a la propia casa y venta. El documento en el que se describe a Ventaniella como hospital, expedido el 20 de febrero del citado año de 1527, se refiere a cuatro vecinos de Ponga, “Juan Dubien e Juan de Ribero e Gonçalo de Traviesa e Alonso de Sancho Pérez, commo nombrados por vicarios e veedores del hospital de Nuestra Señora de Ventaniella” que formaban parte de un intrincado litigio en el que se dilucidaba, ni mas ni menos, a quien correspondía nombrar en Ventaniella. El concepto de hospital difiere bastante, hace quinientos años, del que actualmente podemos tener en nuestra tecnificada sociedad. En el caso de los hospitales situados en los caminos, muchos de ellos malaterías, el aislamiento en relación a los núcleos de población era una cuestión primordial: “fundadas en lugares de paso frecuente o comunicación obligada entre dos concejos.........además, la tercera parte de esos lugares corresponden a pasos de montaña, sitios altos y apartados”, señala J. Tolivar Faes en su estudio sobre ese tipo de hospitales. El paso de viajeros y peregrinos era a su vez aprovechado como fuente de conocimiento para comunicarse la experiencia visual de las distintas enfermedades de la piel. Nada podemos saber de la pervivencia de Ventaniella como hospital, pero la creación de la Audiencia de Oviedo, allá por el 1717, es el comienzo de un forzado declive de este tipo de instituciones hospitalarias “y demás hospitales y los caminos públicos del Principado”. En 1771, con el Regente Gil de Jaz, se puede dar por extinguida en su totalidad la red de hospitales de los caminos de Asturias al ser centralizada en Oviedo todas las funciones hospitalarias. Pero el documento que nos habla de Ventaniella como hospital lo hace de forma tangencial, ya que su objeto es dar fe judicial de la propiedad o derecho de nombrar casero en aquel aislado y aún hoy idílico paraje. Ventaniella es casa, casería y hospital de propiedad concejil, pero en los primeros años del 1500 va a sufrir un serio intento de apropiación particular por parte de una importante familia del concejo; intento que va a provocar litigios y juicios, primero en el propio concejo de Ponga, después en Oviedo, y por último en Valladolid, donde por entonces se encuentra la Real Chancillería, y a donde van a llegar los litigantes en última instancia. La tradición, ya en el año 1500, es que el concejo nombre casero de Ventaniella por un periodo de seis años, casero que es elegido entre los vecinos del propio concejo por “los justicias y hombres buenos”, es decir: en concejo abierto. Aún hoy somos muchos quienes recordamos al inolvidable Casto Martínez, de Sobrefoz, desgranando con la gravedad que requiere lo importante y con la sencillez de los sabios y los viejos, los pormenores del nombramiento y rotación de los caseros de Ventaniella. El caso es que, en torno al año 1500, el concejo de Ponga delega en Juan de Ponga, señor de la casa de Boiles, y le da poder para nombrar casero en Ventaniella; poder a título personal que los propios ponguetos explican y razonan: “las justicias e onbres buenos del dicho conçejo le avían dado para ello lugar para en su vida, por ser como hera persona honrado”. Y así es como resultó elegido por casero Pedro Traviesa, y así ejerció como tal, pacíficamente y sin contratiempo alguno durante los seis años preceptivos en tal menester. Pero en 1509 muere Juan de Ponga, y le hereda su hijo Juan de Teleña, quien, por todos los indicios que a nosotros llegan, dista bastante del talante de “persona honrado“ con que el concejo de Ponga había distinguido a su padre. Juan de Teleña intenta convertir en derecho suyo y de la casa de Boiles el derecho que, a título personal, había concedido el concejo a su padre para que, mientras viviese, tuviese la facultad de nombrar casero en Ventaniella. Cuando muere Juan de Ponga está de casero Pedro Traviesa, pero cuando concluye el período de seis años para el que este fue nombrado, estalla un verdadero conflicto entre Juan de Teleña y la casa de Boiles de un lado, y el concejo de Ponga del otro lado. El concejo de Ponga, extinguido el poder de por vida que había dado a Juan de Ponga, elige por casero de Ventaniella a Juan de Pesquerín, pero simultáneamente Juan de Teleña, arrogándose el derecho vitalicio, aunque personal, de su padre, nombra como casero a Juan Traviesa. Suponemos que este Juan Traviesa pueda ser pariente, quizá hijo o hermano, del anterior casero, Pedro Traviesa, y ambos criados y hombres de confianza de la casa de Boiles. Lo que, dicho con otras palabra, quiere decir que la casa de Boiles trata de apoderarse, por personas interpuestas, del gobierno y gestión de la codiciada casería de Ventaniella. No pasan quince días y ya tenemos servido el conflicto, y con visos nada pacíficos por cierto. Juan de Pesquerín, el casero nombrado por el concejo, toma posesión de la casería, pero poco mas tarde lo encontramos explicando ante el juez que “avía seydo por alboroto e fuerça.........e por vía de ayuntamiento de gente y escándalo e algunos malhechores e todos con armas que le habían intentado desposeer de la dicha casería los hombres enviados por la casa de Boiles”. Por otra parte, Juan de Caso, en nombre de la casa de Boiles, dice a su vez que los vecinos de Ponga “alborotadamente, con gente armada ellos armados de diversas armas, avían tentado de lo despoxar..........e avían puesto otro casero.......”. Se suceden escándalos, amenazas, denuncias......el litigio adquiere, como es habitual en estos casos, envergadura creciente y se enmaraña hasta extremos inextricables; los unos acusan de falsos y mentirosos a los otros, y otro tanto los otros a los unos, y con este bagaje como argumento acuden todos a Oviedo en petición de justicia. Allí, el corregidor Hernando de Velasco ordena a las dos partes que se estén quietos entre tanto el estudia y resuelve el caso.. Tras recibir y escuchar a las partes, y cumpliendo minuciosamente con todos los trámites legales que hacen al caso, el corregidor da por concluido el juicio y: “dio e pronunçió en él sentencia difinytiva, el tenor de la qual es este que se sigue: En este proçeso de pleyto que pende entre partes Juan de Teleña e sus consortes e opositores e Juan de Pesquerínsobre las causas e razones en este dicho proçeso contenidas, a que me refi ero, visto todo lo que ver y examinar se devía, fallo que devo aclarar e aclaro al dicho Juan de Pesquerín por casero de la casería de nuestra Señora de Ventaniella, e como a tal casero mando sea apoderado e defendido en la dicha casería, e que le acudan con todas las costas que a tal casero se suele dar e acudir sin enbargo de lo opuesto por parte del dicho Juan de Telena. La qual casería tenga por espaçio de seys años conplidos. E mando que ninguna persona le enbargue ni perturbe husar de la dicha casería, so pena de çinquenta mill maravedís para la Cámara de Su Majestad. Ansí lo mando e pronunçio por esta mi sentençia difi nitiva en estos escritos e por ellos. Sin costas. El licenciado Velasco. La qual dicha sentencia se dio e pronunçió por el dicho corregidor en la çibdad de Oviedo, estando haziendo abdiençia pública, a veynte e nueve dias del mes de mayo del año pasado de quinientos e veynte e çinco. Después fue notefi cada el mismo dia..........” Queda así refrendada, por sentencia judicial firme e inapelable, y nada menos que en 1527, la entonces ya antiquísima tradición de ser el concejo quien nombre, por un período de seis años, al casero de Ventaniella, tal y como desde entonces se ha venido haciendo de forma ordenada y pacífica. Lo que viene después es el ya consabido recurso ante la Real Chancillería de Valladolid; el concejo de Ponga confiesa y arguye que “antes perdería el dicho conçejo todo cuanto tenía, que no perder el derecho de nombrar el casero, pues de inmemorial tiempo aquella parte avía tenido e tenía la tal posesión”; la casa de Boiles argumenta que los de Ponga solo querían nombrar casero “para ver cómo se aprovechavan e granjeavan los bienes de la dicha casa”; el concejo de Ponga que “avía probado plenariamente la dicha casería ser casa pública e conçegil de los vezinos del dicho conçejo de Ponga”; los de Boiles contraatacan diciendo que “dichos sus partes e los otros omes hijosdalgos del dicho conçejo, sus antepasados, estavan en posesión de nombrar el casero de dicha casería..........conforme a la costumbre que avía en el poner el dicho casero fasta que el dicho cargo anduviese por los otros vezinos pecheros del dicho conçejo”, introduciendo así la pretensión de pertenecer a los hijosdalgo del concejo el poder nombrar casero mientras que el disfrute de este cargo se reservaba para los pecheros en rigurosa rotación; y así un sinfín de argumentos contradictorios, unos verdaderos y falsos otros. La Real Chancillería de Valladolid, con fecha 19 de octubre de 1526, confirma “en grado de vista”, la “sentencia definitiva en el dicho pleyto dada por el licenciado Velasco, corregidor e juez en el Prencipado de Asturias que del dicho pleito conosçió”, y la reconfirma “en grado de revista” el 8 de febrero de 1527. Los recursos ante el tribunal vallisoletano le cuestan a la casa de Boiles la broma de 1454 maravedís, según ejecutoria de 20 de febrero de ese mismo año.