Ventoso en verano

Ventoso en verano

Aprovechando el lluvioso primer fin de semana de verano nos acercamos al municipio cántabro de Sámano para ascender al monte Ventoso que separa el valle cántabro de Guriezo con el de Sámano y con el bizkaino de Trucios. Partimos del polígono industrial del Vallegón tomando una pista asfaltada que en seguida se torna de piedras grandes. Ruta con paraguas para protegernos de la lluvia que nos acompaña en casi todo el recorrido.

La pista, una subida sin pendientes exageradas que inicialmentediscurrepor olorosos bosques de eucaliptos, nos conduce a la parte superior del macizo dónde abandonamos la pista paea atajar yendo a través de la pradera sin camino definido hasta llegar al menhir o Ilso, como se denominan en esta zona, de Anguia. Según la ruta que sigo data de hace 2.500 años. Impresionante que haya sobrevivido todo ese tiempo en pie.

Desde ahí solo queda continuar el camino que crestea el macizo siguiendo los postes que marcan el gasoducto que discurre bajo nuestros pies con ligeras subidas y bajadas hasta llegar a la cima del Ventoso.

Curiosamente la verdadera cima sólo se encuentra señalizada por unas rocas en una de las cuales está escrito Ventoso y la altura y algunos metros más abajo hay un refugio donde se sitúa el buzón al abrigo del viento. En la cima hoy no parece verano y tenemos que usar todas las prendas de abrigo que portamos, incluyendo el gorro y los guantes.

La bajada la realizamos por otra ruta para completar la vuelta a la cara norte del macizo que alimenta al arroyo de Tabernilla. El descenso discurre más pendiente por sendas de hierba y tierra con algún atajo que en ocasiones se vuelven de paso complicado, pero sin mayores dificultades. A media bajada volvemos a los bosques de eucaliptos y nos cruzamos con varios rebaños de cabras, vacas y caballos.

Cuando el camino llega a la orilla del arroyo el entorno es más bonito discurriendo a los pies de la peña Karstica de Santullan que alberga un castro prerromano y una cantera en la ladera contraria. Las cabras nos observan desde sus riscos.

En la última parte del recorrido, llegando al polígono industrial, pudimos disfrutar de las vistas de un alimoche que apareció sobrevolándonos. Por eso no se permite escalar en verano la montaña de detrás de la mina. Porque están anidando la especie.

Interesante ruta aunque con la niebla y la lluvia no hemos podido disfrutar de las vistas.