VEREDAS BLANCAS (POR LAS RUTAS DEL ESTRAPERLO)

La ruta del sábado es una caminata por la sierra desde el llano de Zafarraya hasta la aldea de Marchamona. En primer lugar, indicar que los dos últimos km no corresponden a la caminata, sino a la vuelta en coche, pues se me olvidó quitar el GPS; De todas formas sirven como indicativo de por donde ir al inicio de la ruta. Comenzamos al pie de la Umbría, desde las ruinas del Cortijo de Pocapaja (o Rosilla), y primero por camino hasta encontrar el cartel de madera que nos indica el comienzo de la vereda. La subida serpentea entre los pinos para ir ganando altura a media ladera hasta alcanzar el collado. Está parte está bien indicada, pues continuamente hay marcas de color. En el collado, podemos seguir de frente hacia Marchamona, o hacer la visita, casi obligada, a la pequeña cima que hay a nuestra derecha, desde donde tendremos unas vistas inmejorables del Llano. Volvemos a la vereda y comenzamos el descenso hasta Marchamona. La vereda está peor señalada que la parte granadina (la cima es la divisoria entre las provincias), pero con un poco de sentido común y llevando la cabeza un poco alta se ve perfectamente el trazado de la vereda. Casi al final de la vereda, nos toparemos con una valla metálica (¿como no?), que corta la vereda. No hay que preocuparse, pues a nuestra derecha se intuye un camino, que lleva a la aldea de Marchamona, final de la primera mitad de la ruta. Ahora toca la vuelta, pero en esta ocasión, la niebla decidió que teníamos que hacerla rápido, y comenzó a subir, con lo que mi chucho y yo tuvimos que darle a las piernas y patas de forma considerable, pues se iba cerrando por momentos. El desnivel debe rondar los 250 metros cada subida. Como aspectos a tener en cuenta, es que la parte malagueña de la ruta es en solana, sin una sola sombra, por lo que hay que tenerlo presente en el verano, y que cuando el día está de nieblas, hay que tener un punto de precaución, que pueden ser un poco traicioneras.
Siempre que hago en esta ruta, no puedo evitar pensar en la cantidad de personas que hasta los años 50 utilizaron este camino, ya sea con el contrabando de productos de primera necesidad en la época de la posguerra, o simplemente llevando el grano a moler al molino de Guaro... En fin, sirva esta ruta de pequeño recordatorio a todos ellos.