Vilassar de Mar-Creu de Montcabrer-Creu de L'Avellà-Castell de Burriac 100 Cims
near Vilassar de Mar, Catalunya (España)
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Trail photos
Itinerary description
Es recomendable estar atentos al track. Los senderos en la montaña están poco definidos y son difíciles de seguir sin referencias. Partimos de la estación de Vilassar.
Dia de perros y de reencuentros. Quede claro que el dia de perros no se refiere al clima, que tantas veces nos cobra su precio por nuestra osadia. Reeencuentro de los viejos camaradas de caminatas, el buen tiempo y el mar. La sensación de ahogo y claustrofobia que nos produce el viaje en tren con las mascarillas, se alivia por la distendida charla sobre la ruta de hoy, las rutas que están por venir y como no, las anécdotas que atesoramos dia a dia. El primer perro de la jornada, en forma de tierno y trémulo cachorro, asustado y temeroso por el ruido y esos extraños seres con la faz cubierta, me lame la oreja buscando amparo y calma. Por supuesto le acaricio y le dirijo unas palabras de consuelo, asi como a su joven y enigmática dueña, que me sonrie sin contestar, como solemos hacer cuando no entendemos lo que nos dicen. Debe ser turista, concluyo, y no insisto en lograr una respuesta. El primer trecho después de bajar del tren, sigue el Passeig Marítim y aprovechamos para sumergirnos con la mirada en las calmadas aguas y bañarnos en el ya radiante sol. No percibo las habituales sombrillas con las que se reserva sitio desde primera hora, y además de dos o tres paseantes con perro, como no, sólo advierto algunos surfistas , que debido a la calma chica reinante, se conforman con utilizar el consabido remo para navegar. El calor húmedo y sofocante, nos sorprende en las primeras rampas, como para recordarnos que no debemos tener prisa. Una primera parada frente al deteriorado santuario, vestido sólo con una imágen pintada de virgen con niño y múltiples desconchones y grafitis, nos proporciona una excusa para recuperar el resuello y mirar hacia el lejano turó del que ignoramos su nombre, puesto que el vecino que paseaba con su perro husky, sólo acertó a decir que había una cruz en su cima. Una tregua en la subida, nos lleva hacia una bassa que nos atrae sin remedio como invitando a refrescarnos. Cosa que no hacemos, o bien porque no tenemos tanto calor , o bien porque sus aguas no son cristalínas. La visión de las antenas nos reconforta , es señal de que se acaba la pendiente y nos espera un descanso junto a la Cruz de Montcabrer, según reza en el cartel informativo. La panorámica abarca todo el litoral y nos ponemos a resguardo en la sombra para refrescarnos y comer fruta. Al pasar de nuevo junto a las antenas, un perrito lassie antecede a sus dueñas, que caminan charlando distendidamente sin rastro de cansancio. Unos metros más allá, una parejita de niños de corta edad, caminan riendo alborozados de la mano de su joven papá. Para ellos es una gran aventura. En este punto empiezo a pensar que los años me han pasado factura, "Como pueden haber llegado hasta aquí sin aparente esfuerzo". Para mi tranquilidad llegamos a la pista y al aparcamiento. Ese es el secreto. La pista no es tan empinada como los senderos que hemos seguido y la distancia mucho menor. En la Creu de L'Avellà seguimos subiendo buscando la Roca de L'Angel, pero la pared rocosa en zona de escalada y el peligro de resbalones hace que desistamos y bajemos a la pista. He borrado ese tramo, de manera que al seguir el track, girareis a la derecha por la pista en la Creu de L'Abella hacia el Castell de Burriac. En el monolito donde se gira a la derecha, nos recibe una amazona que posa dispuesta con su caballo para la foto. El Castell de Burriac pertenece a la lista de 100 Cims, está bien conservado y es visitable. Las vistas compensan del esfuerzo. Aquí me recibe con sus ladridos un diminuto perro, seguramente percibe el olor de los otros con los que me he cruzado. Pronto se calma y nos ignora. En el recinto hay mucho ajetreo de visitantes y debemos guardar turno para los mejores encuadres. La torre por desgracia está cerrada. No pasa nada, sólo es por el afán de subir siempre a lo más alto. Para la vuelta pasamos por algunos senderos un tanto resbaladizos y en algún punto hemos de usar el quinto punto de apoyo , además de manos y pies, para salvar el desnivel. Llegamos a Cabrera de Mar, pasando por el Clos Arqueológic de Can Modolell, la masia de Can Bertomeu y por supuesto un bar donde hacer una pausa obligada para hidratación. De vuelta en Vilassar nos perdemos figuradamente por sus calles buscando donde comer camino de la estación. Las terrazas animadas y llenas nos atraen como cantos de sirena y hacemos una segunda pausa de hidratación antes de subir al tren de vuelta a casa.
Dia de perros y de reencuentros. Quede claro que el dia de perros no se refiere al clima, que tantas veces nos cobra su precio por nuestra osadia. Reeencuentro de los viejos camaradas de caminatas, el buen tiempo y el mar. La sensación de ahogo y claustrofobia que nos produce el viaje en tren con las mascarillas, se alivia por la distendida charla sobre la ruta de hoy, las rutas que están por venir y como no, las anécdotas que atesoramos dia a dia. El primer perro de la jornada, en forma de tierno y trémulo cachorro, asustado y temeroso por el ruido y esos extraños seres con la faz cubierta, me lame la oreja buscando amparo y calma. Por supuesto le acaricio y le dirijo unas palabras de consuelo, asi como a su joven y enigmática dueña, que me sonrie sin contestar, como solemos hacer cuando no entendemos lo que nos dicen. Debe ser turista, concluyo, y no insisto en lograr una respuesta. El primer trecho después de bajar del tren, sigue el Passeig Marítim y aprovechamos para sumergirnos con la mirada en las calmadas aguas y bañarnos en el ya radiante sol. No percibo las habituales sombrillas con las que se reserva sitio desde primera hora, y además de dos o tres paseantes con perro, como no, sólo advierto algunos surfistas , que debido a la calma chica reinante, se conforman con utilizar el consabido remo para navegar. El calor húmedo y sofocante, nos sorprende en las primeras rampas, como para recordarnos que no debemos tener prisa. Una primera parada frente al deteriorado santuario, vestido sólo con una imágen pintada de virgen con niño y múltiples desconchones y grafitis, nos proporciona una excusa para recuperar el resuello y mirar hacia el lejano turó del que ignoramos su nombre, puesto que el vecino que paseaba con su perro husky, sólo acertó a decir que había una cruz en su cima. Una tregua en la subida, nos lleva hacia una bassa que nos atrae sin remedio como invitando a refrescarnos. Cosa que no hacemos, o bien porque no tenemos tanto calor , o bien porque sus aguas no son cristalínas. La visión de las antenas nos reconforta , es señal de que se acaba la pendiente y nos espera un descanso junto a la Cruz de Montcabrer, según reza en el cartel informativo. La panorámica abarca todo el litoral y nos ponemos a resguardo en la sombra para refrescarnos y comer fruta. Al pasar de nuevo junto a las antenas, un perrito lassie antecede a sus dueñas, que caminan charlando distendidamente sin rastro de cansancio. Unos metros más allá, una parejita de niños de corta edad, caminan riendo alborozados de la mano de su joven papá. Para ellos es una gran aventura. En este punto empiezo a pensar que los años me han pasado factura, "Como pueden haber llegado hasta aquí sin aparente esfuerzo". Para mi tranquilidad llegamos a la pista y al aparcamiento. Ese es el secreto. La pista no es tan empinada como los senderos que hemos seguido y la distancia mucho menor. En la Creu de L'Avellà seguimos subiendo buscando la Roca de L'Angel, pero la pared rocosa en zona de escalada y el peligro de resbalones hace que desistamos y bajemos a la pista. He borrado ese tramo, de manera que al seguir el track, girareis a la derecha por la pista en la Creu de L'Abella hacia el Castell de Burriac. En el monolito donde se gira a la derecha, nos recibe una amazona que posa dispuesta con su caballo para la foto. El Castell de Burriac pertenece a la lista de 100 Cims, está bien conservado y es visitable. Las vistas compensan del esfuerzo. Aquí me recibe con sus ladridos un diminuto perro, seguramente percibe el olor de los otros con los que me he cruzado. Pronto se calma y nos ignora. En el recinto hay mucho ajetreo de visitantes y debemos guardar turno para los mejores encuadres. La torre por desgracia está cerrada. No pasa nada, sólo es por el afán de subir siempre a lo más alto. Para la vuelta pasamos por algunos senderos un tanto resbaladizos y en algún punto hemos de usar el quinto punto de apoyo , además de manos y pies, para salvar el desnivel. Llegamos a Cabrera de Mar, pasando por el Clos Arqueológic de Can Modolell, la masia de Can Bertomeu y por supuesto un bar donde hacer una pausa obligada para hidratación. De vuelta en Vilassar nos perdemos figuradamente por sus calles buscando donde comer camino de la estación. Las terrazas animadas y llenas nos atraen como cantos de sirena y hacemos una segunda pausa de hidratación antes de subir al tren de vuelta a casa.
Waypoints
Comments (3)
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Muy bien detallada. El relato anima a seguir este track y buscar el reencuentro con los personajes que se cruzaron en tu camino.
I have followed this trail verified View more
Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
Bonita ruta por una zona menos transitada que la habitual
Me alegra que hayais disfrutado. Salut i botes.