Villabona-Asteasu-Venta de Iturriotz-Gazume-Mendibeltz-Errezil

Comienzo en la parada del cercanías de Villabona y me dirijo hacia el Oeste rumbo al pequeño pero bonito pueblo de Asteasu. Para ello camino por un largo bidegorri, con vistas al fondo de 2 de los montes que gobiernan los alrededores de este lugar, el Hernio o Ernio y el Gazume. Hoy ascenderé al Gazume, el Hernio lo dejaré para otra semana.

La primera parte de la ruta es completamente llana, hasta llegar a Asteasu. Una vez llego al pueblo, sigo en llano por una carretera hasta hacer un desvío a la izquierda. Unos metros mas adelante, cuando accedo a una arboleda, doy inicio de forma oficial al ascenso hacia el monte Gazume.
Las rampas son algo exigentes pero muy llevaderas, yendo siempre por pista de cemento.

Una vez dejo atrás la arboleda, es cuando puedo disfrutar de una magnífica vista del valle donde se sitúan los pueblos de Asteasu y Elizmendi. Al fondo estaría la localidad de Villabona, pero estaba cubierto por una capa de niebla (o mas bien diría que de contaminación procedente de la papelera). Detrás, en el horizonte, se encuentran varias sierras montañosas como las Peñas de Aia, Larrún, Adarra, Belabieta, y como no, el macizo de Hernio, entre otros.

Paso al lado de varios caseríos hasta llegar al último, justo donde se acaba la pista de cemento. Ahora, ando por un camino de tierra/hierba, y después por un sendero de tierra. Es aquí donde había mas presencia de barro, hoy por fortuna casi seco, pero que en días de recientes lluvias podría convertirse en un barrizal.

Al final del sendero, el camino se convierte nuevamente en una pista de cemento, justo al lado del bar/asador Izurtzu. Unos metros mas adelante, disfruto de una nueva panorámica con las ya mencionadas vistas, y otra zona repleta de caseríos. Si miro en dirección Norte, escondida entre las ramas de los árboles, se encuentra el pueblo de Aia y el Mar Cantábrico al fondo.

Luego, giro a la izquierda para ascender suavemente por una carretera, que me lleva directo hasta un lugar conocido como Iturriotz o Venta de Iturriotz. Lo de "Venta" viene por la presencia de un antiguo caserío de 4 alturas con fachada de piedra y entramado de madera. Destacó por ser un lugar de venta de productos y mercancías sin necesidad de pagar ningún impuesto para entrar en la localidad. Añadir también que a escasos metros está la ermita de San Juan Bautista de Iturriotz.

Fue aquí donde mas gente me encontré en toda la ruta. Había muchos coches aparcados y numerosos senderistas y montañistas de todas las edades andando por la zona. La Venta es el principal punto de inicio de diversas rutas que recorren el macizo de Hernio. Yo seguiré una de ellas, ascendiendo primero por un sendero de tierra y piedras en medio de una arboleda, que está señalizada desde el principio con marcas GR roja y blanca, hasta que, una vez me topo con un cartel informativo, me desvío a la derecha, en dirección al Gazume.

Luego, el terreno pasa a ser de hierba, y en la mayoría del ascenso la pendiente es bastante elevada. A pesar de la comodidad del firme, el avance resulta lento, cansino, al menos para mi si, ya que llevo mal los ascensos prolongados con fuerte pendiente.

Al cavo de un rato, llego hasta una zona delimitada por barreras o muros rocosos. Unos metros después de haber superado uno de éstos muros, me encuentro con una solitaria borda (ya estoy cerca de la cima del Gazume).
La pendiente no da respiro, incluso diría que cada vez es mayor. Por lo menos disfruto de la siempre agradable compañía de caballos.

Finalmente, tras varias decenas de metros caminando por un revuelto de rocas y hierba, llego hasta el buzón y geodésico cimero del monte Gazume (1001m). Las vistas desde aquí son espectaculares, de ensueño: en primer término, el coloso del Hernio (o mejor dicho, el Portumatza, una antecima previa al Hernio), sierras de montaña como el Txindoki, Aratz, Aizkorri, Anboto, Udalatx, Gorbea, Oiz, Erlo, Mendibeltz (mi próximo objetivo), Jaizkibel, Peñas de Aia, Larrún, y algún monte del prepirineo, entre otros. Además de eso, también se puede observar varias localidades costeras como Deba, Orio, la ciudad de San Sebastián y pueblos de interior como Azpeitia, Azkoitia, Aia, Rentería o Villabona, entre otros.

Tras las mas que obligadas fotos de rigor, prosigo la marcha por el cordal rumbo al cercano Mendibeltz (968m). No tiene mucha historia, solo hay que bajar un pequeño repecho por roca y hierba, y subir otro de hierba hasta alcanzar la cima. Ésta no se encuentra identificada por ningún buzón, de hecho es posible que haya señalizado mal el waypoint de la cumbre, ya que realmente se encuentra unos metros mas atrás. Aun así no tiene mayor importancia, yo lo indiqué en el punto donde mejor panorámica había del monte Erlo, de Azpeitia y Azkoitia, y de las sierras de Anboto, Gorbea, Udalatx y Aizkorri.

Ahora, inicio el descenso definitivo hacia mi destino, el pueblo de Errezil (o Regil). Primero, bajo por un empinado camino de hierba/tierra, hasta llegar a un cruce. Giro a la derecha, y poco después, a la izquierda.

Sigo descendiendo, primero por un sendero natural algo embarrado, situado en mitad de un bosque, en considerable pendiente (cuidado aquí en recientes lluvias, puede haber bastante barro), y luego, una vez paso por una puerta metálica, avanzo a cielo abierto por un estrecho y empinado sendero de tierra/hierba con magníficas vistas por la derecha y de frente.

Mas abajo, abandono el sendero para ir por otro, realizando un giro brusco a la izquierda. Estad atentos al waypoint, porque es muy fácil que no veáis el camino y os paséis de largo.
Dicho sendero al principio es una autentica pasada, es muy chulo. Tiene un cierto parecido a las sendas de la ruta del Cares. El camino es muy estrecho, se anda por una mezcla de tierra y piedras, por un lado hay una pared rocosa bastante desgastada por la erosión, y por el otro lado hay un barranco y unas vistas fantásticas de los ya mencionados montes y pueblos.

Por desgracia, el sendero no iba a ser así hasta el final. Luego el terreno pasa a ser de tierra, vuelvo a andar entre la arboleda, y es que encima uno de éstos árboles se había caído en mitad del sendero. Al menos, pude esquivarlo yendo por el lateral izquierdo, aunque haciendo algún que otro malabarismo. Por si fuera poco, después el camino va poco a poco estrechándose mas y mas, en buena parte por culpa de la numerosa presencia de maleza de espinos, que cierra parcialmente el acceso al mismo. Al menos hay hueco suficiente como para poder pasar y continuar, aunque yendo a paso de tortuga, y esquivando los numerosos espinos que hay a ambos lados.

En la última parte del descenso, el sendero vuelve a ensancharse y a despejarse un poco, lo que me permite andar con mas comodidad y rapidez.
Finalmente, termino la bajada, accediendo a una carretera que conecta los pueblos de Azpeitia y Errezil. Ahora podría ir por la misma carretera e ir directo a Errezil, pero vi que había una pista de cemento que pasaba justo debajo de la carretera, al lado de unos caseríos pertenecientes al barrio de Artzailuz.

Así pues, decidí avanzar por dicha pista, que no tiene ni complicación ni pérdida. Asciendo unos últimos metros, pasando por la ermita de San Antonio, hasta llegar a la localidad de Errezil, donde pongo punto y final a esta preciosa ruta.


La ruta la he realizado a un ritmo medio-bajo, pudiendo haberlo hecho fácilmente en unas 5h o 5h y media, pero por una vez he querido bajar el ritmo para disfrutar en mayor medida de las vistas y del entorno. No tenia prisa así que decidí tomármelo con calma.