Villadepera, arribes del Duero

Iniciamos el recorrido en la plaza, junto a la Iglesia y ayuntamiento, seguimos las marcas blancas y amarillas. Cerca de la plaza, está situado el cartel explicativo de la ruta y un poco más adelante, la ermita de San Roque, museo de Arte Sacro, que alberga algunas piezas de la iglesia y las ermitas del municipio.

Ya en las afueras del pueblo, nos encontramos con una fuente con un abrevadero y posteriormente una bifurcación con dos direcciones, una hacia Peña Centigosa y la otra hacia Peña Blanca, nosotros tomamos la pista de la derecha hacia Peña Blanca. La pista continua 200 m y se convierte en un sendero que nos conduce a los restos de la actividad minera de Villadepera. Llegamos a la primera Calicata, “Calicata a cielo abierto” señala un cartel junto a una ancha zanja. Las Calicatas eran prospecciones, no siempre exitosas, en busca del mineral, en este caso estaño.

Más adelante aparece señalada la Calicata “Encerradero”. Se realizó en busca de estaño casiterita, pero al no proporcionar la cantidad deseada se abandonó, pero la utilizaron los pastores locales a modo de corral para recoger cabras y ovejas.

La siguiente mina o cata es la Galeria Fuente, fue otra cata sin éxito, pero la excavación dio con un manantial, utilizado después por las gentes de la zona.

Ya muy cerca del Duero y de la Peña Blanca, nos encontramos con otra calicata también fallida.

Las vistas del Duero y formaciones pétreas como Peña Blanca es de lo mejor de la ruta.

La ruta continua ahora paralela al curso del río y nos ofrece espectaculares vistas hacia el Duero en su itinerario encajonado entre cañones escarpados. Cerca de la base de Peña Blanca se encontraba un horno de fundición para los materiales extraídos en esta parte del Duero y de la mina Dorita, situada en la otra margen del rio.

Desde las plataforma del Horno tenemos unas magnificas vistas de la Peña Blanca recortada sobre el Duero.

La ruta continúa bordeando el río hasta el Horno de la Chana, una singular formación rocosa con huecos en su interior, que ha sido utilizada como refugio desde el paleolítico.

Continuamos por sendero , con magnificas vistas sobre el Duero, y empezando ya a ver el puente de Requejo o Pino, hasta Peña Centigosa, un expléndido mirador que nos permite contemplar perfectamente la maravillosa construcción de hierro. Este puente fue inaugurado en 1914, fue, en su época, un alarde tecnológico de la ingeniería civil: el puente más alto de España, con más luz, 120 metros, y el primero que utilizó un arco de acero. Fue proyectado por José Eugenio Ribera en 1897. Abrió las puertas de la gran barrera natural. Hasta su construcción la única comunicación entre las comarcas de Aliste y Sayago era a través de una barca entre Villadepera y Pino.

Retornamos y descendemos unos 85 m hasta el molino del Cubo, una construcción de piedra en forma de cubo que recoge el agua del arroyo, cuya energía, se encarga de mover el rodezno y moler el grano. Existe uno similar en Abelón junto a la cascada del mismo nombre.
Pudimos ver el pozo del cubo y la caseta del molino, pero al estar cerrado, no pudimos ver el interior y hacernos una idea de sus características.

A partir de aquí, como la ruta se hace corta, en vez de volver al pueblo decidimos continuar
hacia la Atalaya de los Pueyos, en un precipicio de vértigo sobre el cañón del río, antes cruzamos el Arroyo de la Santa entre escobas donde no había ni sendero, encontrándonos con alguna que otra majada. En esta Atalaya nos disponemos a dar rienda de las viandas que portábamos, teniendo la sensación de que estábamos en el mejor restaurante del mundo.

A partir de aquí nos aventuramos primero por trochas ganaderas y después entre escobas a ver si lográbamos ver la presa del Embalse de Castro. Objetivo que si logramos pero sin sendero definido. Después de recorrer entre escobas casi 3 kilómetros encontramos un camino que entre encinas y cierres de parcelas con viejas paredes de piedra y algún que otro regato prácticamente secos, a pesar de la época que estábamos, nos devolvió al pueblo.