Villaescusa del Butrón (Los Altos): Hoya de Huidobro y minas de cobre. Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón
near Villaescusa de Butrón, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
Este es un recorrido circular que parte de Villaescusa del Butrón, pasa por Huidobro y su magnífica Iglesia románica y por unas sorprendentes minas de cobre, para retornar por un inmenso hayedo al pueblo del que partió el itinerario. La senda está señalizada y es muy cómoda de hacer.
Hacia ya tiempo que yo había visto la ruta publicada en Wikiloc por “luis.itxina”: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/224-escondida-bajo-el-paramo-la-hoya-de-huidobro-guarda-frondosos-bosques-y-otras-sorpresas-18192592 , y la había seleccionado para hacerla, pero quería que fuese en otoño, quedaba un poco a desmano, el viaje es largo, el día dura menos …. y hasta hoy, que finalmente nos hemos acercado para pasar un día gozoso, con un sol espléndido, una temperatura estupenda y en un entorno maravilloso.
DESCRIPCIÓN DE NUESTRA CAMINATA: saliendo de Villaescusa por la carretera que hemos llegado hay un indicador a la derecha de la senda que vamos a seguir. Enseguida nos encontramos un cartel rojo que indica: “Tengan precaución: batida de jabalíes”. Interpretamos que podemos seguir haciendo el recorrido que teníamos previsto, procuramos no separarnos demasiado y no salirnos de los caminos por los que transcurre el itinerario. Oímos a los perros y algunos disparos de vez en cuando, pero seguimos adelante.
Muy pronto estamos inmersos entre hayas, robles, avellanos y algún arce, que hay mezclados al inicio del itinerario. Nos envuelve el color del otoño, convencidos de que va a ser un gozoso día.
Descendemos hacia la hoya de Huidobro por la vertiente soleada en la que crecen rebollos y robles, algunos de gran porte. Toda la senda avanza por caminos carreteros con bastante hierba y muy cómodos de transitar.
Pronto tenemos vistas de lo más profundo de esta curiosa hoya donde hay unos cuantos prados de un intenso verdor, todo lo demás es un frondoso bosque.
Llegamos a la iglesia de San Clemente de Huidobro, románica, con una portada delicada y de gran belleza. Ha sido restaurada y recuperada de una ruina inminente. Es un lugar ideal para tomarnos un descanso y reponer fuerzas.
Continuamos hacia la carretera que llega al pueblo. Apenas conserva dos o tres casas en pie y parece que siempre ha sido muy pequeño a pesar de su magnífica iglesia. Avanzamos durante un tramo por el asfalto hasta que llegamos a las sorprendentes minas de cobre. Se ven desde la carretera pero merece la pena acercarse a ellas. Hay varias galerías y por alguna de ellas nos internamos unos cuantos metros. Sorprendente y curioso lugar.
Volvemos al asfalto para continuar nuestro itinerario. Hay otras minas de cobre, estas están más pegadas a la carretera. Nos acercamos a sus galerías y a un charco rebosante de agua a su lado. Continuamos avanzando por la carretera unos cuantos metros más hasta que alcanzamos un camino a la izquierda, señalizado, que se interna en el magnífico hayedo.
Tenemos un largo tramo hasta el final del recorrido y todo él lo recorremos entre hayas y algunos arces. El camino está alfombrado con el abundante manto de hojas otoñales, es un placer caminar por aquí. En un determinado punto nos tenemos que desviar un tramo porque hay algunas hayas caídas que nos impiden continuar, conviene volver al camino en cuanto se pueda porque se avanza con más comodidad.
Y así alcanzamos la senda por la que iniciamos este itinerario y llegamos a Villaescusa, nuestro punto de partida. Nos libramos de las mochilas, los bastones y otros complementos y, más ligeros, hacemos un recorrido por este sorprendente pueblo.
A continuación cuento dos cosas que vivimos en esta pequeña aventura:
ENCUENTRO CON LOS CAZADORES:
Cuando llegamos a la parte más profunda de la hoya nos encontramos con una imponente pickup conducida por uno de los cazadores, se para y conversa un ratito con nosotros. ¿Que tal la cacería? Preguntamos. Nos comenta que las cosas no les están yendo bien. Han matado a unos 5 jabalíes, pero otro, muy fiero, se ha enfrentado a 7 perros y los ha malherido a todos ellos, ya los han llevado al veterinario y él se va a acercar hasta Cortiguera porque el bravo jabalí se ha dirigido hacia allí. Habíamos oído en nuestro caminar sonidos de los perros que no eran los ladridos habituales, ahora entendemos lo que pasaba.
Cuando llegamos a Huidobro estaban reunidos unos 7 cazadores con sus pickups y sus todoterrenos. Nosotros al lado de la Iglesia y ellos abajo donde llega la carretera del pueblo. No parecían muy satisfechos con la aventura del día y les oíamos lamentarse de algunos percances. Enseguida desaparecieron.
LOS PERFECTOS ARCOS DE PUNTO DE LAS CASAS CAÍDAS Y UN SUPUESTO CONDE
Ante la sorpresa de la cantidad de casas caídas con buenas paredes y magníficos arcos de medio punto de piedras de sillería que hay esparcidas por todo el pueblo de Villaescusa, preguntamos al propietario del bar, en el que estábamos solos tomando unas cervezas, por esta curiosa circunstancia, infrecuente en los numerosos pueblos del norte de esta provincia a pesar de los pocos habitantes permanentes de esta “España Vaciada”. Y nos contó el origen de esta lamentable circunstancia. Ya sabemos que los pueblos agrícolas y ganaderos de casi toda la España interior se vaciaron entre los años 50 y 70 del siglo pasado, y sus habitantes fueron la mano de obra que la industria española necesitaba para el fuerte desarrollo que se inició en aquellos años. Este proceso fue incluso más intenso en las zonas próximas a Vizcaya y el País Vasco por ser uno de focos destacados de este desarrollo industrial. Pero hemos visitado muchos de estos pueblos, y en casi todos, se han convertido muchas de sus antiguas viviendas en segundas residencias de los protagonistas de aquel fenómeno y de sus descendientes. Algunos pueblos fueron totalmente abandonados y desaparecieron y Villaescusa estuvo a punto de hacerlo porque se despobló totalmente en los años setenta. Incluso su iglesia de San Torcuato está en ruinas.
Pero la razón excepcional de la situación de este pueblo es, según nuestro informador, otra: un supuesto conde de gran habilidad social, con mucha capacidad de convencimiento (vendería hielo a los esquimales), convenció a la mayoría de los pequeños propietarios de fincas que habían emigrado para que se las vendieran, y ya de paso, que les vendieran también sus casas, con la promesa de un pago generoso. Les pidió a todos ellos, para cerrar los acuerdos verbales, que le entregarán las escrituras y todos los papeles que tuvieran sobre sus propiedades, pero una vez que había recogido todos los documentos fue dando largas a su compromisos de pago. Utilizó las fincas, reunió un gran rebaño de ovejas, contrató varios pastores, pero abandonó las casas y se fueron cayendo. Y finalmente también abandonó sus tareas de ganadero. Los propietarios, residentes principalmente en Vizcaya, muy ocupados en sus trabajos, intentaron revertir la situación, pero habiendo entregado toda la documentación, no lo tenían nada fácil y tenían que contratar abogados. Muchas de las propiedades no estaban registradas en ninguno de los registros públicos, y la situación se fue deteriorando y alargando. El teórico propietario ha arrancado escudos de alguna de ellas y los ha puesto en una casa de su hijo en Valdenoceda. El hijo es calcado al padre en sus habilidades y comportamiento, también dice ser conde, ha heredado el título, un grande de España. Hace algún año una caída de la pared de una de las casas estuvo a punto de provocar un accidente mortal y el Ayuntamiento decidió rebajar y consolidar los muros de muchas de estas casas, pero conservando los arcos y la parte de las paredes que no representan peligro. La propiedad de las casas caídas es una incógnita. Y así es como lo vemos en la actualidad en la que el pueblo ya tiene 20 personas empadronadas y ha esquivado su desaparición.
Pero ¿porqué tienen esos imponentes arcos y escudos casi todas las casas de este pueblo?. Según nuestro informador llegaron a ser 28 las casas con arco de punto. Al parecer la población de Villaescusa estuvo compuesta casi exclusivamente de Hidalgos, dedicados principalmente a la arriería en el eje comercial Bilbao – Burgos (Calzada del Pescado), y su forma de distinguirse como nobles era habitar estas sólidas casas.
En conclusión, pasamos un estupendo sábado de otoño en la sorprendente hoya de Huidobro rodeada de páramos, perteneciente al Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón, entorno de gran riqueza biológica, geológica, paisajística, histórica y cultural, con núcleos de población con palacios, casas blasonadas y ermitas e iglesias románicas.
Otras rutas cercanas que pueden ser de tu interés:
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/cidad-de-ebro-valle-de-manzanedo-san-miguel-de-cornezuelo-vallejo-y-tudanca-de-ebro-131719651
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/tudanca-de-ebro-pena-corderiza-vallejo-de-manzanedo-y-desfiladero-de-los-tornos-108542029
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/san-miguel-de-cornezuelo-castillo-de-arreba-pena-nava-y-vallejo-74405325
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/villanueva-rampalay-valle-de-zamanzas-turzo-y-pesquera-de-ebro-117666391
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/valdelateja-valle-de-sedano-ermita-de-santa-centola-y-santa-elena-monte-pedro-campo-y-san-felices-d-104035290
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DESCRIPCIÓN DE NUESTRA CAMINATA: saliendo de Villaescusa por la carretera que hemos llegado hay un indicador a la derecha de la senda que vamos a seguir. Enseguida nos encontramos un cartel rojo que indica: “Tengan precaución: batida de jabalíes”. Interpretamos que podemos seguir haciendo el recorrido que teníamos previsto, procuramos no separarnos demasiado y no salirnos de los caminos por los que transcurre el itinerario. Oímos a los perros y algunos disparos de vez en cuando, pero seguimos adelante.
Muy pronto estamos inmersos entre hayas, robles, avellanos y algún arce, que hay mezclados al inicio del itinerario. Nos envuelve el color del otoño, convencidos de que va a ser un gozoso día.
Descendemos hacia la hoya de Huidobro por la vertiente soleada en la que crecen rebollos y robles, algunos de gran porte. Toda la senda avanza por caminos carreteros con bastante hierba y muy cómodos de transitar.
Pronto tenemos vistas de lo más profundo de esta curiosa hoya donde hay unos cuantos prados de un intenso verdor, todo lo demás es un frondoso bosque.
Llegamos a la iglesia de San Clemente de Huidobro, románica, con una portada delicada y de gran belleza. Ha sido restaurada y recuperada de una ruina inminente. Es un lugar ideal para tomarnos un descanso y reponer fuerzas.
Continuamos hacia la carretera que llega al pueblo. Apenas conserva dos o tres casas en pie y parece que siempre ha sido muy pequeño a pesar de su magnífica iglesia. Avanzamos durante un tramo por el asfalto hasta que llegamos a las sorprendentes minas de cobre. Se ven desde la carretera pero merece la pena acercarse a ellas. Hay varias galerías y por alguna de ellas nos internamos unos cuantos metros. Sorprendente y curioso lugar.
Volvemos al asfalto para continuar nuestro itinerario. Hay otras minas de cobre, estas están más pegadas a la carretera. Nos acercamos a sus galerías y a un charco rebosante de agua a su lado. Continuamos avanzando por la carretera unos cuantos metros más hasta que alcanzamos un camino a la izquierda, señalizado, que se interna en el magnífico hayedo.
Tenemos un largo tramo hasta el final del recorrido y todo él lo recorremos entre hayas y algunos arces. El camino está alfombrado con el abundante manto de hojas otoñales, es un placer caminar por aquí. En un determinado punto nos tenemos que desviar un tramo porque hay algunas hayas caídas que nos impiden continuar, conviene volver al camino en cuanto se pueda porque se avanza con más comodidad.
Y así alcanzamos la senda por la que iniciamos este itinerario y llegamos a Villaescusa, nuestro punto de partida. Nos libramos de las mochilas, los bastones y otros complementos y, más ligeros, hacemos un recorrido por este sorprendente pueblo.
A continuación cuento dos cosas que vivimos en esta pequeña aventura:
ENCUENTRO CON LOS CAZADORES:
Cuando llegamos a la parte más profunda de la hoya nos encontramos con una imponente pickup conducida por uno de los cazadores, se para y conversa un ratito con nosotros. ¿Que tal la cacería? Preguntamos. Nos comenta que las cosas no les están yendo bien. Han matado a unos 5 jabalíes, pero otro, muy fiero, se ha enfrentado a 7 perros y los ha malherido a todos ellos, ya los han llevado al veterinario y él se va a acercar hasta Cortiguera porque el bravo jabalí se ha dirigido hacia allí. Habíamos oído en nuestro caminar sonidos de los perros que no eran los ladridos habituales, ahora entendemos lo que pasaba.
Cuando llegamos a Huidobro estaban reunidos unos 7 cazadores con sus pickups y sus todoterrenos. Nosotros al lado de la Iglesia y ellos abajo donde llega la carretera del pueblo. No parecían muy satisfechos con la aventura del día y les oíamos lamentarse de algunos percances. Enseguida desaparecieron.
LOS PERFECTOS ARCOS DE PUNTO DE LAS CASAS CAÍDAS Y UN SUPUESTO CONDE
Ante la sorpresa de la cantidad de casas caídas con buenas paredes y magníficos arcos de medio punto de piedras de sillería que hay esparcidas por todo el pueblo de Villaescusa, preguntamos al propietario del bar, en el que estábamos solos tomando unas cervezas, por esta curiosa circunstancia, infrecuente en los numerosos pueblos del norte de esta provincia a pesar de los pocos habitantes permanentes de esta “España Vaciada”. Y nos contó el origen de esta lamentable circunstancia. Ya sabemos que los pueblos agrícolas y ganaderos de casi toda la España interior se vaciaron entre los años 50 y 70 del siglo pasado, y sus habitantes fueron la mano de obra que la industria española necesitaba para el fuerte desarrollo que se inició en aquellos años. Este proceso fue incluso más intenso en las zonas próximas a Vizcaya y el País Vasco por ser uno de focos destacados de este desarrollo industrial. Pero hemos visitado muchos de estos pueblos, y en casi todos, se han convertido muchas de sus antiguas viviendas en segundas residencias de los protagonistas de aquel fenómeno y de sus descendientes. Algunos pueblos fueron totalmente abandonados y desaparecieron y Villaescusa estuvo a punto de hacerlo porque se despobló totalmente en los años setenta. Incluso su iglesia de San Torcuato está en ruinas.
Pero la razón excepcional de la situación de este pueblo es, según nuestro informador, otra: un supuesto conde de gran habilidad social, con mucha capacidad de convencimiento (vendería hielo a los esquimales), convenció a la mayoría de los pequeños propietarios de fincas que habían emigrado para que se las vendieran, y ya de paso, que les vendieran también sus casas, con la promesa de un pago generoso. Les pidió a todos ellos, para cerrar los acuerdos verbales, que le entregarán las escrituras y todos los papeles que tuvieran sobre sus propiedades, pero una vez que había recogido todos los documentos fue dando largas a su compromisos de pago. Utilizó las fincas, reunió un gran rebaño de ovejas, contrató varios pastores, pero abandonó las casas y se fueron cayendo. Y finalmente también abandonó sus tareas de ganadero. Los propietarios, residentes principalmente en Vizcaya, muy ocupados en sus trabajos, intentaron revertir la situación, pero habiendo entregado toda la documentación, no lo tenían nada fácil y tenían que contratar abogados. Muchas de las propiedades no estaban registradas en ninguno de los registros públicos, y la situación se fue deteriorando y alargando. El teórico propietario ha arrancado escudos de alguna de ellas y los ha puesto en una casa de su hijo en Valdenoceda. El hijo es calcado al padre en sus habilidades y comportamiento, también dice ser conde, ha heredado el título, un grande de España. Hace algún año una caída de la pared de una de las casas estuvo a punto de provocar un accidente mortal y el Ayuntamiento decidió rebajar y consolidar los muros de muchas de estas casas, pero conservando los arcos y la parte de las paredes que no representan peligro. La propiedad de las casas caídas es una incógnita. Y así es como lo vemos en la actualidad en la que el pueblo ya tiene 20 personas empadronadas y ha esquivado su desaparición.
Pero ¿porqué tienen esos imponentes arcos y escudos casi todas las casas de este pueblo?. Según nuestro informador llegaron a ser 28 las casas con arco de punto. Al parecer la población de Villaescusa estuvo compuesta casi exclusivamente de Hidalgos, dedicados principalmente a la arriería en el eje comercial Bilbao – Burgos (Calzada del Pescado), y su forma de distinguirse como nobles era habitar estas sólidas casas.
En conclusión, pasamos un estupendo sábado de otoño en la sorprendente hoya de Huidobro rodeada de páramos, perteneciente al Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón, entorno de gran riqueza biológica, geológica, paisajística, histórica y cultural, con núcleos de población con palacios, casas blasonadas y ermitas e iglesias románicas.
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Waypoints
Information point
3,294 ft
Punto de información
Salimos desde Villaescusa de Butrón, donde hay un panel informativo del recorrido que vamos a hacer. Visitamos en pueblo finalizada a la ruta y su iglesia de San Torcuato, en ruinas.
Information point
3,307 ft
Camino a la derecha
Desde la carretera de entrada al pueblo, saliendo, encontramos este camino a la derecha que es el inicio de la senda.
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Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
Precioso lugar (que he recorrido en más de una ocasión, ...y más de dos..., con distintas variantes). Interesante descripción y relato, Manu Arroyo.
Muchas gracias, maisid, por tu valoración. Me alegra que te haya gustado la descripción y el relato. Yo había seleccionado esta ruta bastante antes de tus comentarios sobre ella, pero al verlos al retomarla me reafirmé en que no podía esperar más para hacerla, y también te lo debo agradecer.
Interesante información sobre Villaescusa. Enhorabuena Manu.
Un saludo
Gracias Luis. Una curiosa y triste historia la de este pueblo, que ha sido y podría seguir siendo muy bonito sin tanta destrucción.