Villafranca. Adamuz. Villafranca por la Sierrezuela (ida por Vereda de El Carpio, vuelta por Ruta del Agua y Mojoneras)

Toda la ruta discurre por camino público.

Empezamos en el Recinto Ferial de Villafranca, pero pronto giramos por el Camino de las Caleras camino de la Fuente Agria. Una vez llegamos al Albergue, cogemos la Senda del Oso para subir hasta la cresta de la Sierrezuela.

Una vez arriba, seguimos la pista principal por la que pasamos por varios nidos de trincheras de la Guerra Civil. Esta pista divide la parte de la Sierrezuela de Villafranca, casi toda compuestas por fincas privadas, y la de Adamuz, casi todo monte público. Una vez llegamos a la Casilla del Chiquito, una antigua casa de guarda, giramos hacia la derecha para empezar la bajada por la Vereda del Carpio. Debajo, en las entrañas de la tierra, tiene el AVE un túnel que le sirve para atravesar estos montes.

La pista es amplia y de buen piso. Atraviesa varios arroyos y torrentes, la mayoría con agua. El último es el Arroyo de la Calderuela, salvado por el Puente Carolino. Después la pista tiene un sube y baja cómodo para llegar al Arroyo Tamujoso, claro protagonista de esta ruta. Su caudal , en esta ocasión, es generoso. Se puede bajar hasta su cauce para atravesar la vía del AVE por un túnel, si se quiere hacer una circular por la Sierrezuela. Pero yo sigo arroyo arriba hasta llegar al GR-48 (justo antes se pasa el Arroyo de la Meca, también con bastante agua), que esta ruta atraviesa en la etapa Embalse del Guadalmellato-Adamuz.

Se anda 1-2 km por el GR-48 asfaltado, pero pronto la carretera gira a la izquierda y nosotros continuamos por camino. Antes pasamos el Arroyo Tamujosillo por un puente. Este arroyo es represado unos metros abajo, pero en finca privada. Continuamos por el sendero para en otros 2-3 km llegar hasta el pueblo de Adamuz. En otra ocasión habría parado a desayunar en el cercano Restaurante Chaparro, pero en las circunstancias actuales emprendí camino de regreso por la Ruta del Agua.

Ésta comienza con su punto fuerte: el Molino del Gollizno, que aprovechaba las aguas del Arroyo del Concejo (o Calderetas). Quedan los restos del Molino y una presa restaurada que provoca un pequeño salto de agua si el arroyo trae agua, como es el caso. Poco después, un cartel (de los pocos que quedan en buen estado de toda la Ruta del Agua) me avisa que metros abajo se encuentra la Presa de Calderetas, que no es más que un pequeño azud. Vuelvo sobre mis pasos para coger el Camino de la Dehesa, muy bonito, con la seca Fuente de la Valdeja como testiga. Volvemos al GR-48 durante un kilómetro aproximadamente, para coger hacia la derecha por la Vereda Obejo-Pedro Abad, que desciende lentamente hasta llegar de nuevo a las inmendiaciones del Arroyo Tamujoso. Pero antes nos encontramos con el Pilar de la Dehesa Vieja (avisados por un cartel), que es un coqueto abrevadero, en desuso.

La Vereda Obejo-Pedro Abad muere en la carretera Villafranca-Adamuz. Con cuidado la cruzamos para hacer por la izquierda unos 200 metros, no más. A la izquierda queda un merendero, pero nosotros volvemos a cruzar para coger la antigua carretera que baja hasta el Tamujoso. Aquí hay dos opciones: la primera seguir la carretera y salvar el Tamujoso por el antiguo Puente de las Grajas; y la segunda, coger una veredilla que sale a la derecha y que cruza el Tamujoso para subir por el frondoso Cerro de los Rabuelos. Elijo la primera opción, porque no debía ser sencillo cruzar el Tamujoso con tanta agua sin mojarse los pies. El tramo que hacemos por la antigua carretera es bonito, ascendente, con vistas al valle que el revoltoso Tamujoso va horadando en la tierra hasta su encuentro con el Guadalquivir.

Al poco, la antigua carretera se cruza con la nueva, la cual cruzamos por última vez para entrar de nuevo en la Sierrezuela. Vamos cambiando la pista por veredas que van saliendo a la izquierda y que suelen acompañar curvas de nivel más agradables. Tomando como referencia la subida que hace la carretera, seguimos por la Vereda (de nuevo la del Carpio) hasta que pasa por encima de un pequeño arroyo. Aquí sale una veredilla a la izquierda, la cual cogemos, y que sube hasta las proximidades de un hormigonado puesto de mando usado también en la Guerra Civil, otra vez arriba en la Sierrezuela. Antes de llegar al helipuerto, cojo una pronunciada bajada a la izquierda para ahorrarme unos metros, pero puede seguirse tranquilamente por la pista si se prefiere.

Me reencuentro con la pista para seguir hasta un observatorio de aves migratorias que me da unas bonitas vistas de Villafranca y del Valle del Guadalquivir. En días despejados, puede verse desde aquí Sierra Nevada sin problemas. Aquí mismo nace la bonita Vereda de los Rafaeles que baja casi paralela a la carretera. De ellas salen varias veredillas hacia la derecha, llevando todas ellas hasta el Parque Periurbano de Fuente Agria. La Vereda de los Rafaeles muere en el Camino de Fuente Agria, que continúo hasta el Cementerio, ya en el pueblo. Solo queda seguir la ronda del Villafranca durante poco menos de dos kilómetros para volver a llegar al Recinto Ferial, punto de partida de esta ruta.