Villafranca de Córdoba: A la Ermita del Calvario por la Sierrezuela

Curioso paseo que se inicia en el Cementerio de Villafranca para adentrarse en los montes públicos de la Sierrezuela. En esta ocasión no llegamos al albergue, sino que nos desviamos por una vereda que sale a la derecha desde el parque periurbano, picando hacia arriba hasta coronar la Sierrezuela.

Bajo unos kilómetros por la pista para conectar con la U de la antigua carretera, cogiendo una vereda muy empinada que nos permite cruzar la actual carretera de Adamuz por debajo del viaducto que salva el Arroyo de Valhondo, seco a pesar de las últimas lluvias. Esta vereda conecta pronto con un camino que transcurre, desde abajo, en sentido opuesto a la carretera.

¡¡¡¡ATENCIÓN!!!! Llegamos a una puerta cerrada que nos impide el paso a la trocha que nos llevará a las ruinas de la Ermita del Calvario. Es una lástima, pero la realidad es que estas históricas ruinas se encuentran en una finca privada. A pesar de que no es difícil entrar, hemos de ser conscientes de que no estamos en propiedad pública y los propietarios intentan defenderse con puertas y vallas de los numerosos furtivos que se aprovechan de la fauna de esta zona, jodiédonos a los paseantes o deportistas que solo queremos disfrutar de la naturaleza en paz. Para evitar cualquier tipo de molestia, no solo al propietario, sino a la fauna y flora, no me salgo del camino en ningún momento.

A partir de aquí, la senda sube a la loma y durante un kilómetro nos encontramos diversas ruinas, la más espectacular la de la Ermita de Calvario, probablemente construída en el siglo XVII (más info aquí). Este edificio también sirvió como lazareto para alejar de la villa a los apestados en las diversas epidemias de peste. Quizá por este hecho nunca se llegó a hacer romería a esta ermita, cuando el lugar es idóneo para ello; mucho más que el llano paseo que se dan los romeros a una finca que está al lado del Aquasierra, con belleza y dificultad 0. El lugar está lleno de misterio. De sus ruinosas paredes cuelgan todo tipo de amuletos, estampitas, crucifijos, grabados, etc. de algunos vecinos que todavía peregrinan aquí en secreto. La niebla en la que estaba sumida cuando llegué le daba al sitio un aspecto aún más tétrico del que tiene a la luz del día, que no es poco.

Volvemos hacia la carretera por un precioso camino (que NO hace esa U en el perfil de elevación por fallo del GPS) que bordea la loma del Calvario por su cara norte y que nos ofrece preciosas vistas de la galería del Arroyo Valhondo. Una vez de nuevo en terreno público se puede volver sobre nuestros pasos para evitar bajar a la carretera por un cortado de un par de metros (nada difícil si echas culo a tierra) y, sobre todo, para no tener que cruzar la carretera como yo hice para enlazar más directamente con la Vereda de los Rafaeles, que baja paralela a la carretera por los montes de Fuente Agria, hasta enlazar de nuevo con el camino principal que nos vuelve a dejar en el cementerio, punta de partida.