VILLANUEVA CIRCULAR por el Toruño

El caminante otea el horizonte y presume una mañana soleada y algo calurosa. Por eso inicia la caminata con buen animo. Nada mas comenzar a caminar deja las calles del pueblo para, en un giro a la izquierda, dirigirse a fuente del Castañar por el camino del mismo nombre.
Al llegar a la garganta de Gualtaminos, gira de nuevo a la izquierda entre enebros cruzando la escasa corriente por el puente de los Alisos. A su derecha queda un molino derruido, los charcos de Librito, Moro y Las Brujas. Pasa al lado del Campesino y por el camino de Mesas Llanas se dispone a llegar La Olivilla.
La subida se hace pesada por momentos y entre robles, jaras y helechos, (alguna ramita sirve para quitarse los mosquitos de la cara), se deleita con las hermosas vistas que ofrece la atalaya.
El Cerro del Toruño marca el final del ascenso. Desde aquí ya es cuesta abajo y los castaños son ahora nuestros compañeros. No dejamos de pensar en sus ricos frutos, que harán las delicias de nuestro paladar cuando allá por Todos los Santos se reúnen los grupos de amigos y asarlos en los cilindros al calor de la leña de Jara que potenciara su sabor.
Antes de llegar a la fuente cercana a la caseta de observación de incendios, la señal del GPS nos juega una mala pasada y nos marca una linea resta hasta la fuente del Boquerón, pero no hay perdida con seguir el único camino.
Poco a poco el sol calienta la espalda del andarin y sudoroso ve el Macizo de Gredos y en todo su esplendor. La garganta de Minchones corre bulliciosa a sus pies llevando el agua de la de Centenera, el Chorro de la Ventera.....
Los cencerros de una manada de cabras que pastorean en el Alcornocal, traen recuerdos del pasado. Se ve Helechoso y El Coto con sus hermosos pinares.
El camino sigue en descenso y entre robles vemos o intuimos los charcos de El Tobogán, La Señorita o La Mora.
Así llega el camino a San Antón y ahora toma parte del recorrido del GR 111. Debemos andar unos 300 metros por la carretera para de inmediato adentrarnos por un bosque de robles y caminar en paralelo al arroyo de Boguillas que nace en la fuente del Boquerón.
Aunque la curiosidad del caminante le lleve a salir unos metros de ruta para retornar sobre sus pasos, es necesario dejar el arroyo girando a la izquierda.
Una subida del sendero nos lleva a un camino amplio y llano que nos conduce hasta el Garraluche. Otra cuesta y dejamos las marcas rojas y blancas que se vayan por la derecha.
Ya esta el caminante en la piscina natural de Gualtaminos, de ahí hasta la meta resta poco mas de un kilometro que lo hace con la satisfacción de haber cumplido un deseo.
Ruta larga y en su inicio algo costosa pero variada. Hermosos paisajes. Se puede hacer en cualquier época del año teniento en cuenta que si se hace en verano es bueno madrugar.