Villarluengo, puentes históricos - Pozo de Invierno - Pozo La Sulsida

Salimos desde el mismo centro de esta localidad del Maestrazgo, estacionando en la plaza entre la Iglesia y el Ayuntamiento o sus aledaños.

En primer lugar nos dirigimos al señalizado mirador de los Forasteros, que es como un "balcón" con vistas al río Cañada y todo el congosto que ha formado hasta la desembocadura en el río Guadalope. Esta "hoz" es muy profunda con respecto a la localidad, de manera que las casas se sitúan en una planicie sobre el barranco llegando sus casas hasta el mismo acantilado.

Desde el fabuloso mirador, retrocedemos unos metros y bajamos por una calle de fuerte pendiente, saliendo del casco urbano por el punto donde se puede ver un tramo de la antigua muralla que rodeaba el caserío.

Continuamos bajando por una ancha calle en la que quedan todavía los antiguos escalones que se hicieron con piedras de la zona, supongo que en siglos pasados.

A mitad de bajada al barranco encontraremos una intersección de sendas, por la de la izquierda iríamos hacia el Pozo de Invierno directamente, nosotros tiramos por la derecha y visitamos en primer lugar los tres puentes que existen para cruzar el río Cañada: el puente Palomita, el puente del Molino (junto al cual quedan los restos de ese edificio) y el puente de la Hoya, que es en la actualidad el más grande y robusto.

Continuamos por el camino que cruza este último puente hasta salir por un sendero, que seguiremos hasta alcanzar el Pozo de Invierno, que es una gran poza con cascada incluida en un punto en el que el rio ha tallado una profunda grieta en el lecho.

Continuamos la senda y atravesamos el cauce por las piedras, en caso de bajar el rio crecido esto sería imposible.

A medida que avanzamos por la marguen izquierda iremos viendo diversas pozas entre las cuales destaca La Sulsida. Estamos en un paraje de exquisita belleza aunque no debemos olvidar que estamos en un barranco donde el terreno es abrupto, de hecho bajar al pozo sulsida significa salirse del sendero por un terreno algo descompuesto y evidentemente dificultoso.

Continuamos desde la zona de pozas por una senda cada vez menos pisada, el lugar es solitario y bonito pero finalmente decidí darme la vuelta a la altura de una edificación rural abandonada, regresando hasta el pozo de invierno y sin cambiar de margen regresar a Villarluengo por un bonito sendero más corto que el que hice de ida.