Braña de Brenes - Bárcena Mayor - Cantabria 11072022

Al día siguiente de llegar a Cantabria nos encaminamos a por la primera de las rutas planificadas para esta incursión por el norte de la Península Ibérica: Un paseo por el Parque Natural de Saja- Besaya.
Esta primera ruta no fue muy larga, no tenia mucho desnivel y transcurrió de forma sosegada, una parte por pista y la otra por un hayedo y robledal en un entorno muy bonito que abrió las expectativas para los días que restaban.
Iniciamos la ruta por la Reserva Natural de Saja-Besaya, desde la Braña de Brenes y continuamos a Bárcena Mayor, pasando por la Ermita del Moral. Una de las clásicas en la zona según nos contó Lipe, nuestro guía local.
La primera impresión nada mas llegar en la guagua (soy Canario) a la Braña de Brenes es de medio asombro, habíamos visto vacas en el trayecto desde el aeropuerto a Las Fraguas (donde acampamos en estas jornadas) pero verlas de cerca impacta. Muchas vacas y caballos que pastan relajadamente sin inmutarse por nuestra presencia, para los que como yo no estamos acostumbrados a este espectáculo es una gozada presenciarlo de tan cerca. Nos preparamos para la ruta reacondicionando nuestra pertrechos en la mochila y nos reagrupamos (habíamos estado observando los animales en su deglución casi continua de los pastos del lugar).
El calor era tratable pero se aberruntaba un empeoramiento así que también nos “untamos” de filtro solar e iniciamos la marcha.
Nos fuimos por una pista bastante ancha y cómoda, que en ligero ascenso nos acercaba a la zona de El Tornillo, dejando a nuestra izquierda el Cotero Alto.
La pista no tiene ningún desvío así que no hay posibilidades de perderse y desde ella se puede observar el verdor inmenso del lugar, tanto a nuestra izquierda como a la derecha. Nos encontramos con una fuente acondicionada como abrevadero para los animales que pastan libremente por el lugar y con un refugio (El Tornillo de nombre) en bastante buen estado. Cerca de este refugio nos llamó la atención los caballos y vacas que se refugiaban del calor entre los arboles, bien acogidos por su sombra.
Una vez pasadas por estas brañas, donde pastaban tranquilamente vacas y caballos, pudimos ver un bonito bosque de hayedos en la Sierra de Barcena Mayor.
Continuamos en ligero ascenso y nos dirigimos hacia el pico Tordías (968 m.), lugar en el que se encuentra un cruce que desciende hasta las campas de Ucieda. Justo en este cruce hay un cerrado para la carga del ganado y aquí hicimos una breve parada para reponer fuerzas.
Reanudamos la marcha siguiendo la pista y ahora con un ligero descenso para luego volver a iniciar el último ascenso en una marcada curva hacia la derecha y sobre el lomo de la Sierra de Barcena Mayor. Al final de este último ascenso nos encontramos con un cruce de caminos, siguiendo por la pista nos dirigiríamos hacia la localidad de Los Tojos y como el objetivo era alcanzar La Ermita del Moral, descendimos por la ladera al encuentro de la pista que no llevaría a ella.
Ya acercándonos, por la pista, en las proximidades de la Ermita había una magnífica vista de los montes de los alrededores y de nuevo un rebaño muy numeroso de vacas Tudancas, una raza autóctona de la zona occidental de Cantabria. A las vacas las acompañaban un numeroso grupo de caballos que pastaban con ella en solaz armonía.
Alcanzamos la Breña del Moral, una amplia pradera donde se asienta un rústico templo con una imagen de la Virgen del Moral. En esta braña se celebra, al sábado posterior al 15 de agosto, una romería y una comida campestre en la que participan las gentes de los pueblos del alrededor. Adosado a la ermita, hay un pequeño refugio donde poder guarecerse en caso de lluvia. Aprovechamos dicho refugio para reponer fuerzas con el avituallamiento de rigor y descansar un poco. Desde este refugio se puede observar un montículo que aquí se le denomina Cueto, en este caso se trata del Cueto de El Moral y que da nombre a la Ermita.
Continuamos la marcha por la pista y pasamos por las faldas del Cueto Esquina (1.045 m.), dirigiéndonos en dirección a La Guarda, bordeamos por su izquierda esta pequeña montaña para empezar a descender. Ahora nos dirigimos a Los Prados Perdidos, un pequeño bosque de hayedos y robles que nos va a proporcionar sombra el resto del camino.
En este bosque pudimos ver algunos bonitos rincones que parecían sacados de una postal y en la que se apreciaba la humedad que se podía respirar en el bosque. Después de un pequeño descanso reiniciamos el camino hacia Bárcena Mayor.
El paso entre el bosque es un descenso zigzagueante en el que teníamos que tener especial cuidado para no resbalar.
Al final de Los Prados Perdidos alcanzamos Barcena Mayor, un conjunto homogéneo y bien conservado de arquitectura montañesa que le valió su declaración como conjunto histórico-artístico en 1979.
Terminamos la jornada alrededor de una mesa de uno de los bares de la localidad.