Visita al Castillo del Víboras (desde Las Casillas)

Por el calor que todavía hace, hemos decidido hacer un paseo para conocer el castillo del Víboras. Comenzamos en Las Casillas, desde donde hemos tomado la vía que baja hacia la presa, tras caminar unos pocos metros, encontramos a la derecha un camino asfaltado donde ya aparece señalizado el castillo.

Víboras (nombre que parece ser la evolución fonética de Bib-Bora, que en árabe andalusí significa Puerta de Bora, por encontrarse en el lugar de acceso a la antigua ciudad turdetana de Bora) fue un importante núcleo de población islámica, defendido por su castillo, que aprovecha un afloramiento rocoso y la cortada de un río. Tras la conquista cristiana, pasa al dominio de la Orden de Calatrava y formó parte de la línea fronteriza con el Reino de Granada, pasando a un segundo plano tras la conquista de Alcalá la Real en 1311.

Esta primera parte de la ruta no tiene pérdida, pues se trata de seguir el camino asfaltado y, desde que tomemos el desvío, no tardaremos mucho en divisar el castillo, por lo que es fácil orientarse.

Tras un agradable paseo, en el que disfrutaremos de vistas del embalse y a la Sierra Caracolera, llegaremos a una señal explicativa del Castillo del Víboras.

En ese punto hay que dirigirse (campo a través) hacia la roca donde se levanta el castillo y, en la parte izquierda, encontraremos un pequeño sendero que nos llevará hasta el interior de la fortificación.

Accederemos directamente a la zona del alcázar, donde se encuentra la Torre del Homenaje y un aljibe. La torres es obra cristiana, como denotan sus esquinas redondeadas, que se generalizaron para una mejor defensa ante la artillería. Al interior de la torre se accedía a través de un arco apuntado que se encuentra a la altura del segundo nivel de la misma, desde allí, por escaleras se pasaría a la planta baja y a la terraza. En la actualidad, se puede ver el aljibe y se puede acceder a la planta baja de la torre a través de un agujero que existe en su base.

De todas formas, lo que más me ha llamado la atención es el enclave en lo alto de la roca, aprovechando una fractura de la roca, que ha creado casi una muralla natural para la defensa del fortín.

Hemos rodeado el castillo, visitando parte de los restos que existen para volver al panel informativo, desde allí (en busca de una bajada hasta el río) la ruta discurre por el olivar en paralelo al mismo. Poco después de una balsa para riego, debemos bajar hasta la alameda que envuelve el río, campo a través.

Siguiendo la línea de árboles encontraremos un "arco" en los juncos, por el que llegaremos al agua y habrá que vadear el río -apenas unos metros- mojándonos los pies (nosotros nos hemos quitado los zapatos y nos los hemos puesto en la otra orilla sin más complicaciones)

Justo enfrente de donde hemos cruzado encontraremos un camino, que nos llevará a pasar junto a un cortijo y, tras pasarlo, girará a la izquierda para llevarnos de vuelta. Disfrutaremos de unas bonitas vistas de la presa, del embalse y de Las Casillas y el camino nos dejará en la carretera.

Giramos a la izquierda de nuevo, cruzaremos sobre la presa y tomaremos la vía que va paralela a la carretera hasta el coche.

¡Un bonito e histórico paseo!