Visita guiada al Eoceno del monte Ulia: un viaje en el tiempo de 50 millones de años. Taller +55 de MA.
near Trintxerpe, País Vasco (España)
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Trail photos
Itinerary description
La acción erosiva del viento, la lluvia y el oleaje ha configurado el paisaje actual, generando además, cuevas, oquedades y geoformas de gran belleza.
Esta semana con buena meteorología, el taller +55 de Sensibilización Medioambiental, ha realizado una extraordinaria caminata guiada por Txema Hernández, doctor en geología y divulgador científico, a la cala Murgita/Illurgita del monte Ulia.
La caminata corta, inferior a los 3km, y con poco desnivel, desciende a la cala por un sendero corto pero de bastante pendiente, aconsejable llevar calzado de monte y 2 bastones, además de agua y algo para picar.
El interés científico de la excursión de más de 4 horas, reside en esta espectacular cala por la que hemos caminado sobre piedras y rocas de gran belleza, pero que pueden estar mojadas, por lo que nos hemos movido con sumo cuidado.
Además del buen tiempo, hemos contado con marea baja a las 10.56, 0,39 m (día 1) y 11.35, 0,47 m (día 2), y con un guía de lujo. INMEJORABLE!!!
Han sido dos excursiones de 30 personas por grupo que distribuidas en subgrupos de 6 personas, hemos realizado varias paradas técnicas en la misma cala para escuchar las explicaciones de Txema sobre:
1-Areniscas y secuencias.
2-Estructuras sedimentarias.
3-Paleocorrientes.
4-Paleontología y características del medio.
5-Estructuras post-sedimentarias.
6-Deformación y exposición.
NOTA:
A lo largo de los “waypoints” (puntos de interés), se desarrollan los seis puntos anteriores (acompañados de imágenes), según los comentarios realizados por el guía durante las cerca de 4 horas que permanecimos en la cala.
En una de las excursiones nos acompañó el amigo Carlos Bengoa del blog Donosti City, que grabó un vídeo de la espectacular cala, al que agradecemos el detalle -video cala murgita
Por otro lado, Txema ha publicado recientemente “Lo que las rocas quieren contar”. Geología didáctica de Pasaia.
El libro, con la habitual capacidad de síntesis y didáctica del autor, es un relato de la historia geológica de Pasaia a través de sus rocas.
Expone todos los procesos que han dado lugar a la formación de las rocas y los mecanismos de su plegamiento, elevación e inclinación, hasta conformar este estrecho y peculiar canal que desde el mar se adentra a la bahía interior.
Waypoints
Areniscas y secuencias
Las características areniscas del Monte Ulía están formadas por granos de cuarzo relativamente bien redondeados. Dentro de cada capa de arenisca, el tamaño de los granos disminuye desde la parte inferior hacia arriba, finalizando en la parte alta con un nivel de material arcilloso (lutitas). Estas secuencias fueron originadas por corrientes acuosas que acarreaban gravas, arenas y fango (corrientes de turbidez) que depositaron su carga gradualmente al perder velocidad y energía. Los estratos de areniscas se intercalan con capas de lutitas, representando respectivamente el depósito de la fracción más gruesa (arenas y gravas) de antiguas corrientes de turbidez, y de los materiales más finos (arcillas). Dos imágenes de la “botella de turbiditas”, recién agitada y tras dejarla reposar dos días, en la que puede verse cómo se han formado las dos capas, la arena al fondo (arenisca) y encima la arcilla (lutita).
Estructuras sedimentarias
Las partes altas de muchas de las areniscas muestran unas ondulaciones sinuosas y alargadas, dispuestas de forma regular y denominadas rizaduras de corriente (ripples), que muestran una orientación preferente similar en todas las capas. Estas estructuras, que no deben confundirse con las marcas de oleaje que se producen en las playas, se generaron durante la deceleración de las corrientes que depositaron las arenas. En el interior de muchas capas de areniscas se observan recortes que truncan y se superponen sobre la laminación previa. Estos rasgos son indicativos de que las corrientes que produjeron estos depósitos eran flujos muy energéticos e iban recortando depósitos arenosos previos. No es infrecuente que capas de areniscas incluyan en su interior fragmentos de material arcilloso en forma de pequeñas “galletas” alineadas. El origen de estas estructuras, conocidas como cantos blandos (clay chips) ha de atribuirse a la alta energía de las corrientes que depositaron las areniscas, que era capaz de erosionar el sustrato blando previo, incorporándolo al propio flujo como fragmentos.
Paleocorrientes
En las bases de muchas areniscas se reconocen unas estructuras asimétricas de morfología cónica, que corresponden a los moldes de estructuras flutes. Se generaron cuando la corriente excava en el fondo fangoso previo una serie de incisiones, que posteriormente rellena al depositarse la carga arenosa. Los flutes pueden utilizarse para determinar la dirección de las corrientes que los generaron, indicando en este caso un sentido general de norte a sur.
Paleontología y características del medio (1)
Las rocas areniscas incluyen fósiles de tamaño microscópico entre sus granos. Se trata de foraminíferos planctónicos que indican que estos sedimentos fueron depositados en un ambiente marino alejado de la costa. En algunas capas de areniscas se han encontrado fragmentos fosilizados de madera y semillas. Este hallazgo permite deducir que las corrientes que transportaban estos materiales procedían de zonas costeras donde se acumulaba materia vegetal acarreada por antiguos ríos. En las bases de muchas areniscas se aprecian los moldes de pistas fósiles de actividad de organismos (ichnofósiles). Fueron creadas por invertebrados como Granularia sp. al desplazarse en línea recta por el sustrato fangoso mientras se alimentaba, o como Paleodyction sp. que giraba 60º a intervalos regulares para evitar volver a pasar por la zona por la que ya había pasado. Todos los moldes de las trazas de actividad orgánica fósil (ichnofósiles) hallados en las bases de los estratos de arenisca son subhorizontales y nunca penetran en la capa. La presencia en exclusiva de este tipo de huellas (y la ausencia por tanto de galerías verticales) indica que el fondo marino donde vivían estos organismos estaba situado muy por debajo del nivel de base de oleaje, pudiendo estimarse una profundidad de entre 3.000 y 4.000 metros.
Estructuras post-sedimentarias y díagénesis .(1)
En el interior de numerosas capas de areniscas se observan unos llamativos repliegues en forma de volutas, que genéricamente se conocen como laminación convoluta. El origen de esta estructura está en la compleja deformación interna de la capa como consecuencia del escape hacia arriba del agua contenida en la arena tras su depósito. Si el escape de agua se canaliza, se pueden generar conductos con forma de chimenea que atraviesan la capa. Estos procesos ocurren inmediatamente después del depósito de las arenas, mientras todavía son plásticas y no se han endurecido para convertirse en areniscas. Durante una etapa posterior al depósito de los sedimentos arenosos, denominada diagénesis, se produjo la circulación de agua a través de los espacios que quedaban entre los granos. Estos flujos acuosos portaban sustancias minerales disueltas, sobre todo carbonato cálcico, óxidos de hierro y sílice, que fueron depositándose en los huecos. El carbonato cálcico conforma el cemento que une los granos de arena dando cohesión a la roca, los óxidos de hierro le otorgan el color amarillento y ocre, formando también espectaculares bandeados y costras rojizas, y la sílice genera nódulos que resaltan en la roca debido a su mayor dureza.
(2)
A las estructuras que habitualmente denominamos “paramoudras” (que en realidad no lo son), habría que definirlas según el geólogo Txema Hernández, como "concreciones diagenéticas de carbonato cálcico formadas alrededor de galerías verticales"
Deformación y exposición subaérea (1)
Las rocas del “Monte Ulía” muestran una fuerte inclinación, que en algunos casos alcanza los 70º, aunque como es evidente se depositaron en posición horizontal. Para comprender la razón hay que recurrir a la dinámica de placas. Hace 120 millones de años la Placa Ibérica comenzó a rotar con respecto a la Placa Europea, produciéndose la apertura del Golfo de Bizkaia. El proceso culminó hace 40 millones de años con la superposición de ambas placas y la formación de los Pirineos, lo que generó la elevación, compresión y deformación de las rocas. En los farallones areniscosos expuestos al norte se observan multitud de oquedades subesféricas, mientras que en las rocas orientadas al sur, más protegidas, existen cavidades y cuevas en las que se exhiben delicadas y caprichosas estructuras alveolares. Las partículas de las areniscas están unidas unas a otras por débiles cementos de sílice, de manera que quedan muchos huecos entre ellas. Al crecer ahí dentro cristales de la sal traída por la brisa marina, hacen que se separen los granos produciéndose las oquedades. El resultado es un proceso de disgregación progresivo y selectivo de la roca denominado arenización.
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