Visitando las Presas del Arroyo del Campillo.

Planteamos una bonita ruta para hacer en invierno o primavera cuando el arroyo venga con mucha agua. Nos vamos a trasladar a la pequeña localidad de Encina de San Silvestre, un pequeño municipio que tiene muchos rincones que descubrir, en este caso iremos a buscar dos de las más importantes represas que tiene el Arroyo del Campillo pasando por sus famosas cataratas.
La ruta que planteamos es una muy entretenida y sobre todo carece de grandes caminos y sendas perfectamente marcados. Es por ello, que muchas veces caminaremos por sendas no muy marcadas en las que el uso de las manos es necesario para franquear los pasos, tendremos que agacharnos para sortear alguna que otra rama y necesitamos pasar alguna valla de espinos, cortinas de piedra y arroyos con agua. Nada excesivamente complejo pero que a veces resulta un tanto molesto para algunos senderistas. Es por ello que avisamos antes de realizarla.
Nuestro recorrido comienza en la Iglesia Nueva de de Encina de San Silvestre. Tomamos la carretera SA CV 124 en dirección S durante unos cuatrocientos metros. Abandonaremos la carretera y giraremos en dirección E hasta el paraje conocido como Poza de la Sal por un camino que desciende y va a buscar el Arroyo de Campillo. Abriremos y cerraremos la portera que nos da acceso al arroyo y seguiremos en dirección S durante ochenta metros hasta encontrarnos con el puente de cemento que cruza el arroyo. Cruzaremos el arroyo y seguiremos el camino que va paralelo al arroyo por su vertiente derecha en dirección opuesta a la corriente. Después de unos 270m el camino se transforma en senda una agradable y senda que discurre paralela al arroyo. No es la única hay muchas, nosotros en los primeros tramos vamos a ir por la senda más cercana al caudal a buscar las distintas cascadas que forma el agua con la roca salvando los distintos desniveles.
Un paraje espectacular con grandes bloques de granito, pozas y pequeños lagos son las estructuras que nos vamos a ir encontrando. Buscaremos pequeños miradores naturales y bajaremos a ver las distintas cataratas. Nosotros hemos preferido ir pegados al arroyo aunque la senda sea un poco más compleja que alejarnos del mismo. De esta manera recorreremos el cauce del arroyo viendo las distintas formaciones que el paso del tiempo y la fuerza del agua han creado en este lugar.
Visitaremos cuatro de las cataratas que se forman en esta zona hasta encontrarnos con la valla metálica que nos cierra el paso. Pasaremos la valla y continuaremos cercanos al arroyo y siguiendo su curso. Después de atravesar otra valla nos adentraremos en el paraje de Peña Escalona en la zona de la rivera, que aloja mucha agua y puede que nos encontremos con vacas. En apenas doscientos metros nos encontramos con un muro de piedra con un pasil sobre el arroyo con doble altura y muros de contención. Una construcción peculiar y muy bien conservada. A sus pies nos encontramos con la primera presa que almacena agua, se trata de una oquedad que carece de muro de contención propio. Atravesamos el muro por una bonita escalera de piedra y seguimos arroyo arriba a buscar nuestra segunda presa. Ésta aparece pronto, y en un paraje muy bonito que contiene un pequeño chozo de piedra con dos ventanas y una puerta al que le falta el tejado pero que se encuentra en perfecto estado de conservación y es digno de admirar. Se mantiene de pie sin cemento solo por la colocación de unas piedras sobre otras en una disposición milimétrica.
Hemos llegado a una gran balsa de agua contenida por un muro de hormigón que ha sido reforzado con un dique de piedras de forma semicircular en un lugar muy curioso que posee una pequeña isla en medio. Supongo que esto solo ocurre cuando el arroyo trae la cantidad de agua que nosotros hemos encontrado que era mucha.Estamos en un paraje donde abunda cantidad de ganado vacuno.
Llegados a este punto iniciamos el camino de regreso siguiendo nuestros pasos hasta la primera presa. Ahí cruzamos el arroyo por el pasil de doble altura y tomamos una senda que en dirección NE nos va a llevar hacia el lugar conocido como la Nava.
Pasaremos por unas edificaciones que alojan ganado porcino y abandonaremos ese camino, que es público, aunque da la sensación de haber entrado en una finca privada por una portera hecha con dos somieres que poseen dos mosquetones a modo de cierre. Cerraremos la puerta para evitar que se escapen los cerdos que tenemos a nuestro alrededor y tomaremos la pista que en dirección NW nos conduce hacia el pueblo. Nos encontraremos con un bonito pasil muy largo y estrecho en perfecto estado de conservación y veremos los restos de la antigua iglesia. En el propio pueblo, pasaremos por una antigua báscula y un potro de herrar, que recuerdan las labores de tiempos pasados en esta bonita localidad.
Esperemos que disfrutéis de esta corta ruta como nosotros lo hemos hecho.