VIVAC en La Tiñosa desde la Las Lagunillas por el sendero oficial

Teníamos ganas de estrenar el reciente sendero oficial que, dejando de lado el Cortijo Alto de Torres, nos lleva desde la aldea de Las Lagunillas al techo de la provincia de Córdoba, el pico La Tiñosa. Comenzamos desde las últimas casas de la aldea cogiendo el Camino de Cañatienda, que nos llevará primero por un olivar y después por la ribera del arroyo del mismo nombre. Este del Arroyo de Cañatienda es la parte que no conocía y me ha sorprendido gratamente, tanto por la sombra que dan preciosos ejemplares de encinas e higueras, como por la hondura del arroyo, que en época de lluvias ha de ser espectacular. El sendero serpentea el cauce del arroyo varias veces, por lo que tiene que ser bastante difícil pasarlo cuando hay agua, que desgraciadamente no será en muchas ocasiones. Me llamó la atención encontrarme un pequeño manantial donde corría algo de agua, bastante más que en la Fuente de Cañatienda, situada después de las ruinas del antiguo cortijo, donde manaba, literalmente, un hilillo. Nótese que estamos en julio e inmersos en una gran sequía que dura algunos años, y a pesar de ello la fuente no estaba seca. Nosotros queríamos dormir arriba para librarnos, al menos, de una de las noches tórridas de esta insorportable e interminable ola de calor; por lo que llevábamos toda el agua necesaria, en cualquier caso.

El sendero enlaza con el camino habitual que viene desde el Cortijo Alto de Torres después de las ruinas y ya no hay más cambios respecto a la subida de siempre. En esta ocasión preferimos encarar la pared sin pasar por Puerto Mahína, que dejamos para la vuelta, siendo esta la única y pequeña modificación que le hicimos al sendero oficial. Como siempre, mucha precaución (sobre todo a la bajada) en el tramo entre Puerto Mahína (o sus cercanías) y la Cueva del Morrión, siendo bastante técnico y empinado. Dejamos la obligada visita a la cueva para la vuelta, pues se nos iba la luz y teníamos que buscar un sitio para vivaquear. Lo hicimos veinte metros pasado el vértice, en un falso y estrecho llano, que aunque tenía algo de inclinación que se hizo molesta, nos tapaba el poco viento del norte que soplaba. Se cumplieron las previsiones y tuvimos una noche plácida y despejada, donde pudimos disfrutar de un precioso cielo estrellado y unas temperaturas que no bajaron de 15 grados. Poco después del amanecer, levantamos campo pues el lorenzo empezó a castigar desde bien temprano y volvimos a Las Lagunillas sin abandonar ni un metro el sendero oficial, pasando esta vez sí por la cueva y Puerto Mahína.