Paseo fluvial del río Landro y ría interior de Viveiro.

Al terminar mi Camino de San Salvador y Primitivo estuve en Viveiro cinco días durante los que dediqué un par de ellos a descansar sin hacer nada, pero después ya necesitaba estirar las piernas y ante la ausencia de coche para desplazarme a alguna ruta pendiente, me decanté por salir las mañanas restantes a caminar por el paseo fluvial del río Landro, un paseo de aproximadamente 8 kilómetros que aquí combiné con el perímetro de la ría interior de Viveiro, cruzando el puente de la Misericordia.

Salgo de casa y me dirijo hacia el puente de la FEVE, poco antes del que hay un túnel donde empieza este paseo; entramos en una zona de marismas, que aquí se denominan xunqueiras, donde primero pasamos por una aceña o molino de mareas, del que quedan algunos restos, aunque sobre ellos se construyó hace muchos años una casa particular. Cruzamos después el rego de Cova y nos acercamos a un puesto de observación de las aves que anidan en esta amplia marisma.

La vereda tiene una parte enlosada y otra de tierra y hierba y poco antes de la zona de A Veiga pasa a ser una pasarela de madera que resulta bastante peligrosa cuando llueve, por lo que los paseantes de la zona han pisoteado una estrecha vereda paralela. Llegamos al pozo de Piago, donde tantos baños nos dimos de niños y a donde nos acercábamos en barca para merendar las exquisitas avellanas de una finca cercana. Sobre este profundo meandro del río (de niños nos decían que no tenía fondo) hay una antigua leyenda que se relata en los carteles informativos.

Se entra después en una bonita zona arbolada que pasa al lado de un pantalán y pronto se llega al final del paseo en un área recreativa. Sigo caminando unos cientos de metros más hasta cruzar el puente de Portochao, hasta donde se subía en barca aprovechando las mareas durante la Xira, un evento popular de las fiestas patronales de Viveiro que, como muchas otras antiguas costumbres, se ha perdido.