Vizcaínos - Barbadillo del Pez - Fuente Negra (circular)

Ruta circular desde Vizcaínos hasta Barbadillo del Pez, la ida de 16 km por el monte y la vuelta de 5 por la carretera. Esta caminata, entre iglesias, ermitas, puentes, ríos y manantiales, puede hacerse tranquilamente en una mañana.

Salimos de Vizcaínos pasadas las 9 y con frío, tras haber visitado por fuera la bonita iglesia románica de San Martín de Tours (galería porticada, capiteles, canecillos, campanario y ábside). Dejo las fotos, aunque los detalles pueden consultarse en:

https://www.arteguias.com/iglesia/vizcainosdelasierra.htm

La subida al monte nos hizo entrar pronto en calor. Al abandonar el pueblo, dejando a la derecha el cementerio, nos metimos en el bosque de robles melojos, algunos jóvenes pero otros enormes de viejos. Las hojas habían alfombrado el suelo, en los márgenes del arroyo Horquiza, y el camino a veces se perdía entre la hojarasca.

En menos de 5 km llegamos a nuestro primer destino, que era la ermita románica de Santa Julita, en una bonita loma desde donde se divisaba un espectáculo de monte y bosque. En la trasera de la ermita, un pequeño refugio con chimenea y cristalera abierta al sur. Se trata de una pequeña ermita románica, propicia para las romerías, por los campos de hierba que la rodean, que podía estar mejor cuidada, especialmente en el tejado, para preservar el edificio.

Vimos un jabalí escondiéndose en la maleza mientras bajábamos a la pista forestal de Barbadillo del Pez. Tomando una desviación a la izquierda, dimos vista a un árbol monumental, con unos 7 m de envergadura en el tronco. Es el denominado "roble borracho", porque el cruce de caminos obligaba a despedirse a los carreteros, y lo celebraban con más de un trago de vino, para decir adiós y alegrarse el día de paso.

Bajamos la pista. El día estaba luminoso y, como el otoño había venido húmedo, corrían las cunetas y hasta había algún manantial que salía en la mitad del camino.

Almorzamos en Barbadillo del Pez, al lado del puente que cruza el Pedroso, que pasaba con ruido que sonaba a rio de montaña.

La segunda parte fue un recorrido para ver un nacedero de agua singular, a unos 4 km del pueblo. Primero visitamos, a la salida de Barbadillo, la ermita de Santa María de las Nieves, románica sobre una iglesia anterior visigoda, que es el único resto de la población denominada Urrilla, allí asentada desde antiguo y hoy desaparecida. También tiene falta de conservación, lo que es una pena porque la incuria, en unos años, puede destruir lo que el tiempo ha conservado tantos siglos.

Desde la ermita, bajamos al Río de Quintanilla, tributario del Pedroso, que también venía crecido ese otoño, y recorrimos por la parte izquierda del río la distancia que nos separaba de la Fuente Negra. Nos equivocamos, porque ese camino está lleno de zarzas y aliagas, de manera que he repasado el trazado y lo he hecho por el mismo camino de vuelta, mucho más practicable porque es un sendero paralelo a la pista que une Barbadillo y Quintanilla.

El espectáculo de la fuente es inenarrable. Un pozo bajo un roquedal donde el agua, verde oliva, surge con fuerza de la misma roca y se recoge en una poza de 6,5 m de profundidad, para luego formar un riachuelo que desemboca en el río, a menos de 100 metros. Merece la pena contemplar un rato la escena, y repasar la leyenda sobre la fuente, escrita en la placa metálica de la pared. Los detalles geológicos pueden verse en el enlace al final de esta descripción.

Volvimos por el camino, esta vez sin problemas, no sin visitar los puentes, de origen medieval, sobe el rio Quintanilla, por los que se despeñaba el agua con mucha alegría.

Como ya era muy tarde, tras llegar a Barbadillo no buscamos camino alguno para regresar a Vizcaínos, y cubrimos los cinco km restantes por la carretera, admirando de nuevo el bosque de robles, con tantas hojas pardas en las ramas como en el suelo.

Lo dicho, robles, iglesias, puentes, manantiales y ríos para algo más de 20 km de caminata agradable, con la que abrir el apetito en este sábado de otoño, fresquito y con sol.