Vuelta al Mugarra: desde Mañaria, Santa Agueda, Neberondo, Santa Lucia, Mugarra y bajada clasica.

VUELTA AL MUGARRA
Ermita de Santa Cruz de Mañaria, Santa Águeda, Neberondo, Santa Lucia, Cima del Mugarra y bajada clásica


Bilbao a 11 de Septiembre de 2016
Lo cierto es que le tenía ganas, han sido varias las ocasiones en que me había planteado subir este monte, pero por una u otra razón no lo había hecho.
Esta vez parece que todo sale bien y por fin puedo hacer la vuelta que tenia pensada.
Aparco a la entrada del pueblo de Mañaria y vuelvo unos metros hacia atrás hasta el barrio de Ortuzar, por el que voy a subir hasta la Ermita de Santa Agueda y así ir viendo la cara norte del Mugarra, posiblemente otra excursión sea subir al Atxurkulu, pero esta vez prefiero ir de ermita en ermita.
Así que lo dicho salgo de las inmediaciones de la Ermita de la Santa Cruz y voy a buscar Santa Agueda, me gustò especialmente este sitio, tranquilo, sombrío y en el que pude contemplar el trajinar de un par de ardillas. Por cierto hace unos días ha sido la romería, el día 4, y esta un pelín sucio, pero sigue siendo bonito.
Continúo la subida hasta llegar a Neberondo, primera parada para contemplar la canal de subida al Atxurkulu, menuda pendiente tiene. Disfruto del área de descanso a la sombra de los abedules y visito la nevera reconvertida en refugio, me recordó los “chozos” de las viñas de la rioja alavesa.
Sigo por la pista dirección Santa Lucia, según dice el cartel a tres kilómetros, pero en la bajada, una vez rebasado el pinar de nuestra izquierda sale un pisado camino que resulta un buen atajo.
Así que sin especial esfuerzo llegamos al barrio de Santa Lucia y su ermita, allí mismo nace una pista que en seguida se transforma en sendero, realmente es la bajada del arroyo de Katazka. Al comienzo del camino hay un par de cruces en recuerdo de montañeros.
Subo por donde veo mejor camino, a pesar de que lleva días sin llover hay bastante barro, serán las cuatro gotas de antes de ayer.
Comienza la ascensión de verdad, tras un buen rato en el senderito salgo por fin a la pista que viene desde Landaederra, justo en el cruce de caminos hacia la cantera de mármol o al estrecho y pendiente paso de Katazka.
Me introduzco en el sendero entre altos helechos y despacito con ritmo pausado voy subiendo, en algún tramo, en la zona del paso, se pone tan pino que hay que poner las manos, pero por apoyarse, sin más.
Por fin salgo al collado de Mugarrikolanda y el espectáculo es precioso, no me refiero al sonido de los cencerros de vacas y caballos, que también, ni a las bonitas estampas que ofrecen, sino al paisaje.
Siempre pienso que el salvapantallas de Windows más bonito es éste.
La mole caliza del Mugarra me espera.
Subo la empinada ladera hacia la zona de rocas por la que pasas a la otra vertiente. Enseguida se adivina el camino por lo pisado que está, en algunas partes hasta demasiado, cuidado con la humedad y los resbalones, no son buenos consejeros, tener aquí un traspié puede tener malas consecuencias.
Me salgo un poco del camino para subir casi directo al cresterio, al alcanzarlo mi sonrisa no me cabe en la cara. Saco unas fotos y vuelvo a buscar el camino normal que me parece más seguro.
Llegar a la cima es fácil, pendiente si pero peligro no. La sensación de estar un ratito a solas en la cima contemplando los vuelos de los buitres es una verdadera gozada, un privilegio.
Tuve la suerte de aprovechar unos minutos de contemplación hasta que fueron viniendo más montañeros.
Comienza a calentar el sol, las nieblas se disipan, y yo contento como un niño con zapatos nuevos, emprendo la bajada.
Con cuidao de no resbalar y siguiendo algunas marcas pero sobretodo esa patina de “camino pisado” que tan claramente se marca en los caminos rocosos.
Una vez alcanzada mugarrikolanda tomo la pista que baja decididamente a Mañaria, hasta que alcanzo la iglesia de La Asuncion, aprovecho la fuente del parque para refrescarme del fuerte calor y doy un buen trago de agua, ahora bien nada como una cervecita y un pincho antes de coger el coche.
Eso es todo chicos. Una deseada y feliz salida, en una vuelta al Mugarra para conocer sus dos caras. No defrauda.

Tan solo comentar que yo no me atrevería a subir si tienes vértigo o si esta húmedo, hay niebla, hielo, mucho viento, etc.
Vamos que al monte con “el más común de los sentidos”

Hasta otra nos vemos en el monte.