Vuelta al Puntal de los Poyales: La Bodega y la cueva de las Grajas

Dejamos el coche en una explanada situada en la carretera que va al Puerto de Cubillo, cerca de la Herrería de los Chorros.

Aquí cogemos un camino que nos desciende a la zona conocida como la Bodega por la que nos internamos en un pinar que rápidamente da paso a un precioso robledal por el que caminamos paralelos al arroyo Almagrero, hasta que en el desemboca el barranco de la Fuente de la Zorra.

Aunque se puede vadear por una serie de troncos puestos a modo de pasarela, hoy baja mucha agua y los cubre por completo, así que en este punto giramos a la izquierda para seguir por medio del robledal pegados al cauce del barranco de la Fuente de la Zorra hasta llegar a su cabecera, punto en el que ya no hay agua, por lo cual aprovechamos para cruzarlo y continuar ya en suave ascenso remontando una loma que nos hay de llevar hasta lo alto de un puntal (a cuya cima no llegaremos).

Tras un giro la izquierda, la trocha se vuelve en un nítido sendero, ancho y con buen firme por el que vamos circunvalando el Puyal, cruzando varios barrancos secos, hasta posicionarnos en la misma vertiente en la que se encuentra el barranco de la Fuente de la Zorra, que comenzamos a rodear por una bonita y espectacular faja en la que caminamos con cuidado ya que hay mucha piedra suelta.

Una vez al final de la faja, descendemos hasta el cauce del arroyo del Almagrero, lo vadeamos por el punto más estrecho para acto seguido comenzamos a seguir una trocha marcada con hitos por la que alcanzamos la cueva de las Grajas, que además de la principal tiene otras tres más pequeñas que en tiempos fueron utilizados por los pastores para guardar el ganado.

Después, descendemos hasta el cauce del río, lo vadeamos y retrocedemos por la bonita faja, hasta llegar cerca de unos frailes, donde iniciamos el descenso por una trocha que nos permite bajar de nuevo al cauce del arroyo Almagrero, donde observamos varias cascadas, es especial unas pequeñas gradas de musgo.

En este punto podríamos ir siguiendo el cauce del arroyo, vadeando los diversos brazos que desembocan en el por los tramos equipados con troncos, pero como están cubiertos de agua, decidimos dar un rodeo y meternos en un cenagal que con las botas se pasa sin más problemas, que mancharlas un poco de barro, vadeando los brazos siempre por las zonas más estrechas, alcanzando con algún que otro esfuerzo el cauce del arroyo Almagrero, por el que ya por amplio camino de tierra regresamos hasta el aparcamiento.

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