Yacimiento Arqueológico Doña Blanca (El Puerto de Santa María, Cádiz)
near El Solete Alto, Andalucía (España)
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Itinerary description
El Enclave Arqueológico Castillo de Doña Blanca se encuentra flanqueado al norte por la Sierra de San Cristóbal y al sur por una amplia llanura de marismas y salinas formada por depósitos aluviales del Guadalete. Esta llanura formó parte de la Bahía de Cádiz, por lo que el mar llegaba hasta la base del cerro en el que se situó el primer asentamiento.
El yacimiento tiene forma de colina amesetada de planta casi rectangular, mide 6,5 hectáreas de extensión y se eleva 31 metros sobre el nivel del mar. Su relieve es totalmente artificial y se ha formado por la superposición de depósitos y construcciones que se han ido acumulando a lo largo del tiempo, alcanzando en algunos puntos hasta 9 metros de estratos arqueológicos.
Los restos más antiguos encontrados en él pertenecen a una fase tardía de la Edad del Cobre, de finales del III milenio a.c. De esta fase se han excavado algunos fondos de cabañas dispersas por la base del yacimiento que se adaptan a la topografía original del terreno.
Tras un periodo de abandono, el yacimiento permanece deshabitado hasta la primera mitad del siglo VIII a.c. momento en el que vuelve a ser ocupado, construyéndose pocos años después de la primera muralla.
Desde el siglo VIII a.c. el enclave permanece poblado de forma continuada hasta la llegada de los romanos a la Península Ibérica, con motivo de la segunda Guerra Púnica, a finales del siglo III a. c. Durante estos 5 siglos de ocupación ininterrumpida, la ciudad sufre varias remodelaciones urbanísticas y la construcción de otras dos murallas.
Vuelve a quedar abandonado hasta Época Medieval Islámica, momentos en los que se estableció una alquería almohade. Posteriormente, en el siglo XVI se erigió una ermita, de planta de cruz griega, que es la torre aún conservada y que se denomina popularmente Torre o Castillo de Doña Blanca, ya que la tradición popular la identifica como el lugar en el que sufrió prisión Doña Blanca de Borbón, esposa de Pedro I.
Este yacimiento es fundamental para la investigación de la protohistoria no sólo en la Península sino también en el Mediterráneo, sobre todo para el estudio de la presencia fenicia en Cádiz. Presenta un magnífico estado de conservación.
Fuente: Enclave Arqueológico Castillo de Doña Blanca
Waypoints
El TELL de Doña Blanca
Actualmente, el yacimiento de Doña Blanca tiene un aspecto de colina amesetada, de forma casi rectangular (salvo un apéndice por el extremo sudeste). Mide 6,5 hectáreas de extensión y se eleva 31 metros sobre el nivel del mar. Su relieve es artificial y se ha formado debido a la superposición de edificaciones que se han ido sucediendo en el mismo lugar a lo largo del tiempo, llegando a tener en algunas zonas hasta 9 metros de estratos arqueológicos superpuestos. En arqueología estas colinas artificiales reciben el nombre de la palabra de origen árabe que las define, TELL.
Datos Históricos Generales
El primitivo asentamiento en la zona del Castillo de Doña Blanca se origina con la presencia de grupos humanos de una fase tardía de la edad del Cobre, a finales del III milenio a.n.e. Este periodo está documentado con fondos o huellas de cabañas dispersas y adaptadas a la topografía original del terreno. A continuación hay un periodo de abandono que dura hasta la primera mitad del siglo VIII a.c., momento en el que se produce el primer asentamiento de carácter urbano, poco tiempo después se dotará a la ciudad de un primer recinto amurallado. El yacimiento es habitado desde entonces de forma ininterrumpida hasta la llegada de los romanos en el transcurso de la 2ª guerra púnica (206 a.c.). Durante estos 600 años de ocupación se edificaron otros dos recintos fortificados (en los siglos VI y III a.c.) y se realizaron varias remodelaciones urbanísticas. Se observa otro periodo de abandono hasta la Edad Media y se vuelve a habitar entre los siglos IX y XII d.n.e. En época moderna, en el siglo XV se construye la torre de planta de cruz griega conocida como torre de Doña Blanca. * Secuencia Cronológica del Yacimiento de Doña Blanca - Calcolítico Final (2000-1800 a.n.e.) Poblado de Cabañas ———————- SIN Ocupación ———————— (800-775 a.n.e.) - Época Fenicia - Primer Asentamiento Urbano - Turdetana - Remodelación Urbanística Nueva Muralla ———————- SIN Ocupación ————————- - Bárcida (fin siglo III a.n.e.) Abandono de la Ciudad - Hispano-Musulmán (s.XI - XII) Alquería Árabe - Época Moderna (s. XV - XVI) Construcción De la Torre
La Ciudad Tardía de los Siglos IV - III a.n.e.
Las excavaciones realizadas en Doña Blanca nos han proporcionado datos sobre su urbanismo, actividades industriales y sistemas defensivos que nos informan sobre cómo era la vida de sus habitantes en los últimos momentos de uso como asentamiento urbano. La ciudad de los siglos IV y III a.n.e. presentan un urbanismo planificado, organizado en torno al trazado de sus calles. Se ha excavado una de estas calles que presenta un suelo de arcilla apisonada mezclada con piedras y fragmentos de cerámica para proporcionar mayor consistencia al piso. El estado de conservación está muy alterado debido a la superposición inmediata realizada por la población de la época medieval que perforó la estructura de esta ciudad tardía con fosas de basura y nuevas edificaciones. De esta época no conocemos manzanas completas pero si algunas viviendas. Tenían 3 o 4 habitaciones rectangulares o cuadradas, sus muros presentan un zócalo de mampostería enlucida y el resto era de tapial o adobe hasta el techo, que seguramente iría cubierto con trama vegetal. Las puertas a la calle tienen una gran losa que servía de umbral. Los suelos estaban realizados con arcilla apisonada. Dentro de las viviendas se han localizado algunas estructuras de carácter industrial: un horno junto a la calle y una pileta circular recubierta con cal y perfectamente impermeabilizada. Es de destacar la presencia de un lagar, compuesto por dos piletas en las que se realizaba el pisado de la uva. El líquido resultante caía a través de dos canalillos a otra pileta más profunda. - Naranja: Viviendas S. IV - III a.n.e. - Blanco: Calle - Azul: Restos S. V a.n.e. - Amarillo: Murallas S. IV - III a.n.e. - Verde: Lagar - Rojo: Horno
Las Viviendas del Siglo VIII a.n.e.
Los restos de viviendas que contemplamos pertenecen a los primeros pobladores de la ciudad. Se encuentran al exterior del primer recinto amurallado. Su grado de conservación es excepcional, debido a que en esta zona no hubo construcciones posteriores. Las edificaciones se disponen aprovechando la ladera mediante un sistema de terrazas artificiales. El acceso a ellas se realiza por estrechas calles. Están constituidas por tres o cuatro habitaciones. Sus muros están realizados con mampuestos, revocados con arcilla y posteriormente encalados. En las esquinas y vanos de entrada se utilizaron sillares para reforzar la construcción. Los suelos eran de arcilla apisonada, mientras que la techumbre estaba construida con materiales vegetales. En muchas habitaciones se dispusieron pequeñas escaleras que permitían salvar el desnivel existente. La mayoría de las viviendas disponían de un horno para la fabricación de pan y en alguna de ellas se han detectado bancos de adobe adosados a la pared.
La Necrópolis de las Cumbres
Al exterior de la ciudad se halla la necrópolis, que ocupa la falda sur de la Sierra de San Cristóbal, extendiéndose por una superficie estimada de 100 hectáreas. Las excavaciones han afectado a un conjunto de enterramientos de incineración que se disponían alrededor de una estructura central realizada en arcilla, utilizada para la cremación del cadáver. Una vez realizada la incineración, los restos óseos y los elementos de adorno personal (broches de cinturón, fíbulas, cuchillos,…) que portaba el difunto, eran introducidos en urnas cerámicas o depositados en pequeñas oquedades realizadas en el terreno natural. Junto a algunos de los enterramientos, se depositaron objetos que conformaron el ajuar funerario: copas de cerámica, urnas pintadas, quemaperfumes y pequeños recipientes que debieron contener ungüentos. Esta zona de necrópolis estuvo en uso durante casi todo el siglo VIII a.n.e. y llegó a reunir a un total de 62 enterramientos. A finales del siglo VIII a.n.e. el conjunto fue sellado con un montículo artificial de tierra de casi 2 metros de altura y planta circular de 11 metros de diámetro, que recibe el nombre de túmulo por el que se conocen este tipo de enterramientos.
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