Zalduendo 'Strava Art': La excursión más extraña... por amor al arte.

La ruta de hoy es, por decirlo suavemente, un poco rara. Un soleado 17 de febrero de 2024 me planto en Zalduendo, a las afueras de Burgos. Coincidirás conmigo en que la excursión es algo peculiar si simplemente le echas un vistazo al track. En efecto, hoy lo de menos es el paisaje, y lo que cuenta es el dibujo resultante después de haber realizado el recorrido. Prácticamente no he levantado la vista de la pantalla de mi GPS para no desviarme de la ruta prediseñada. Se trataba de ajustarme lo más posible a la misma para que no saliera una chapuza de dibujo, cosa que aun así no he conseguido evitar. No hay más que ver las patas de Babieca, el caballo del Cid. Pero no me lo tengáis en cuenta. Es la primera vez, y no sé si la última teniendo en cuenta lo tedioso que puede llegar a ser.
Esto se llama "Strava Art". Strava es una red social basada en internet y GPS enfocada a deportistas, sobre todo a ciclistas, en la que estos muestran el recorrido que hacen y toman datos de distintos parámetros de su ejercicio, tales como la velocidad, los tiempos o los trayectos que puedan servir a otros. Creo que estoy definiendo también a Wikiloc. Strava es una palabra proveniente del sueco y significa “esfuerzo”. Aprovechando esta aplicación, y al ver que los recorridos quedaban plasmados gráficamente en el plano, algunos tuvieron la ocurrencia de hacer dibujos bien reconocibles. Nació así el "Strava Art". En internet se pueden contemplar numerosos dibujos a cual más original. He visto representaciones de los Simpson, la Gioconda o a un tiranosaurio recorriendo las calles de una ciudad. Los más osados o ambiciosos han dibujado los aros olímpicos o un corazón gigante ocupando dos tercios del hexágono que compone Francia.
He decidido hacer mis pinitos y ayer calqué la silueta del Cid montado en Babieca, Es la estatua del guerrero diseñada por Juan Cristobal, la cual se ha convertido en el icono por excelencia de la ciudad de Burgos.
Con una lámina de acetato pegada a la pantalla del ordenador he ido creando trazo a trazo el recorrido manualmente para confeccionar la ruta sobre el plano. Lo he hecho en la extensa campa que queda al sur de Zalduendo. Es una planicie herbosa que alberga unos cuantos campos de fútbol. Los rebaños de ovejas son los que más uso hacen de ella. Hace años ya, los cometeros se percataron de las inmejorables condiciones de este lugar para practicar su deporte: un amplio llano sin líneas eléctricas que interfirieran con los hilos de sus cometas.
Yo he considerado este terreno idóneo también para lo que quería hacer. Lo que pasa es que, después de diseñar un track de unos dos kilómetros, pensé que este era demasiado pequeño como para tapar errores. Decidí hacerlo más grande, de entre siete u ocho kilómetros de perímetro. Así, los fallos de mi recorrido se disimulaban mejor. Hay que tener en cuenta que el track que se va trazando no tiene la exactitud de un tiralíneas pues el GPS no profesional siempre da un error de al menos tres o cuatro metros.
A las 9.40 inicio mi recorrido en la esquina sur del pequeño cementerio de Zalduendo. Empiezo el dibujo… ejem, … el itinerario, en medio de la hoja de la Tizona, la espada del Cid. De ahí iré en sentido horario para realizar todo el contorno de la silueta y finalizar en el punto de inicio, de nuevo en el cementerio o en el resto de la Tizona.
No voy a describir en detalle el recorrido porque apenas he podido apartar la vista de la pantalla de mi GPS: Sí diré que el terreno ha sido mayoritariamente plano. Gran parte del mismo ha transcurrido por pastos herbosos pero también he tenido que lidiar con el bosque cerrado de robles, lleno de espinos y demás malas hierbas, que me han hecho desviarme a ratos de la ruta marcada. Ajustarme al dibujo ha tenido como precio algún que otro arañazo, dándose la circunstancia de tener que andar por una maleza inmisericorde cuando tenía un espléndido camino paralelo a mi ruta a apenas cuatro metros, ya sean a mi derecha o a mi izquierda. Pero optar por el camino cómodo suponía desfigurar a Rodrigo para hacerle más gordo o a Babieca para transformarlo en un escuálido Rocinante cuando no en una masa amorfa irreconocible.
Para no dejar al pobre babieca con solo tres patas me he tenido que acercar más de la cuenta a un rebaño de ovejas y asumir la posibilidad de que me diesen la bienvenida a su territorio tres perros, uno de ellos un mastín, con pocos miramientos hacia un “artista” como yo.
Un palo oportunamente recogido del suelo hizo que los perros se avinieran a razones y adquiriesen de repente la sensibilidad artística justa como para dejarme continuar con mi “obra maestra”.
Lo que me sonrojó fue que el pastor me viera andando, aparentemente sin rumbo, acercándome a él para volver a alejarme y regresar de nuevo al mismo sitio para volver a marcharme. No era plan explicarle eso de que estaba haciendo un dibujo, el del Cid más grande del mundo… de momento.
Digo de momento porque cualquier otro friqui puede recoger el guante y hacerlo aún más grande.
Mientras tanto, es un Cid de 7.270 metros de perímetro con unas dimensiones que van de los 1.330 metros desde la punta de la espada hasta la cola, a los 740 metros desde las patas a la parte más elevada de la capa del Cid levantada al viento.
A las 12.23 cierro el círculo.
Se incluyen algunas fotos, pocas, de esta ruta en la que lo secundario ha sido el entorno. Pero hay que volver para admirar su belleza y dejarse de tonterías y dibujitos como los de hoy. ¡Es que parezco un crío!