Zamaia, Gongeda, Pilipaondo, Larrazelai y Tontorra desde Alonsotegi.

Hace como dos años y medio hice esta misma ruta en solitario y, aunque la grabé en wikiloc y la registré en la aplicación, no hice fotos señalizando giros y desvíos para documentarla mejor. Es lo que he hecho hace unos días, repetirla para grabarla mejor, de nuevo en solitario. Se trata de ascender al Zamaia y Gongeda desde el barrio de Azordoiaga de Alonsotegi subiendo por la Fuente de Oro, volviendo por el cordal de enfrente, por las pequeñas e interesantes cimas del Pilipaondo, Larrazelai y Tontorra, bajando de nuevo al barrio de Azordoiaga de Alonsotegi.

Es una ruta muy bonita y con unas panorámicas excepcionales que sigue en una gran parte la PR BI 100 o "Ruta de los Seles", relativamente corta (12,3 Km) y con 721 m de desnivel positivo acumulado, que se puede hacer en menos de tres horas y media andando normal, sin correr.

La ascensión no tiene problema alguno y esta muy señalizada, siguiendo siempre las indicaciones en dirección al Zamaia. Desde Azordoiaga llegamos por pista de cemento en menos de 1 km a la zona recreativa de la fuente de Oro y una vez superada, la pista de tierra nos ira llevando poco a poco casi hasta la mina Antón, un espectacular corte en la roca resto de no muy lejanas explotaciones mineras. El camino amplio, siempre entre pinares, nos va subiendo poco a poco trazando lazadas zigzagueantes sin problema ninguno. Hay algunos atajos que desechan las curvas y suben más directo, que yo utilicé. Son muy usados por las bicicletas de montaña para hacer descensos.

Tras un buen rato de subida llegamos a un cruce señalizado con varios carteles de madera. Seguimos por donde indica Zamaia hasta en unos cientos de metros accedo a otro camino amplio que viene por nuestra derecha y que también esta señalizado. Al poco salimos del pinar y dejamos el camino que sigue hacia el Ganekogorta desviándonos a la derecha por un camino de tierra. Enseguida cogemos una curva a la izquierda y por camino despejado llegamos hasta un llano herboso con excelentes vistas hacia los montes de Triano. Un poco más adelante encontramos el corte de la mina de Zamaia, situada a nuestra izquierda.

Hay un panel informativo de curiosidades de la mina. Seguimos adelante un rato por el camino pedregoso y, cuando tras trazar una amplia curva vamos a bajar hasta el pequeño collado que separa el roquedo del Zamaia con el Gongeda, giramos a la izquierda para meternos entre las rocas calizas y llegar en unos pocas decenas de metros hasta la cumbre del Zamaia (616 m), con un buzoncito blanco en el suelo. Retornamos al camino y ascendemos por el fuerte repecho herboso del Gongeda (666 m) hasta su cumbre. Recuerdo que en esta zona siempre suele haber ganado suelto pastando. Tengo que decir que hace dos años aún no habían instalado en el mismo collado una enorme torre de conducción eléctrica de una nueva línea que afea enormemente el paisaje con sus torres y sus cables colgantes.

Para retornar al camino que bordea el Gongeda tenemos que descender campo a través desde la cumbre. Una vez en el camino giramos a nuestra derecha para meternos en un pinar que es un sel (terreno de monte totalmente circular, cuyo origen se remonta al medievo). Curiosamente hay varios seles en esta zona y en la ruta atravesaremos al menos tres. En las ortofotos de la diputación o en algunas rutas de wikiloc por esta zona se ven muy bien a vista de pájaro.

Llegamos a una nueva señalización que nos indica: Alonsotegi hacia la izquierda y abajo. Si vamos a la derecha cogeríamos la ruta hacia Ganeko y Gallarraga. En unos minutos el amplio camino que llevamos en descenso desemboca en una amplia pista con piedrilla. Tenemos que coger hacia la derecha y no abandonarla hasta encontrar otra señalización bajo el pinar situada casi justo en el centro de otro sel. Cogemos el camino de la izquierda, el PR BI 100.1 y enseguida, tras un repecho, alcanzamos la cimita del Pilipaondo situada a nuestra izquierda. Retornamos al camino y nos dirigimos hacia una torre de alta tensión, y muy cerquita se encuentra otra cima pequeñita con buzón. Es la cima del Larrazelai. Bajamos hasta una clara pista que se ve mas abajo por un sendero que apenas se ve. Estamos ahora en el barrio de Artiba, junto a su embalse homónimo y con algunos caseríos.

Siguiendo hacia delante enseguida viene otra cimita, la del Azpioleta, que no es tan fácil su acceso ya que hay que saltar una valla colocada recientemente, así que prescindo de su visita. El camino sigue adelante sin muchas dudas, encontrándonos enseguida a nuestra izquierda con un poste geodésico y un pequeño buzón que corresponde a la cima del Tontorra (442 m).

Todo este camino entre el Pilipaondo y el Tontorra tiene enorme atractivo, y como hemos dicho al comienzo de este texto creo que merece más la pena hacerlo en descenso que en ascenso, ya que los exigentes repechos para ascender al Tontorra desde el barrio de Azordoiaga nos quitarían las ganas de admirar el paisaje.

En el descenso del Tontorra veremos en una zona despejada y herbosa junto a unos pinos una señalización. No nos quedan hasta Alonsotegi más que un par de kilómetros. El camino, en algunas partes herboso, hace unos zigzags. Llegamos a una puerta metálica, que después de pasar debemos dejar cerrada con su quisquete, que tiene un mecanismo curioso de polea con contrapeso para que se cierre por ella misma. Tras una cerrada curva a la izquierda en el camino encontramos un bosquete de madroños ("gurbitz" en euskera) con sus sabrosos y pequeños frutos rojos ya maduros.

Llegaremos en un rato a otra puerta similar con polea y contrapeso. Pasamos delante de una construcción rectangular que dejamos a la izquierda y después al lado de una curiosa casa, un poco apartada a nuestra derecha que en su fachada tiene tejas.

Seguimos sin pérdida la amplia pista al lado del vallado metálico para llegar a confluir con la pista de cemento que lleva a la Fuente del Oro. Bajamos un poco mas y ya estamos en Azordoiaga y en el aparcamiento de la Eskola donde hemos dejado el coche.

En resumen, una bonita ruta circular que se puede hacer con los críos (siempre que no sean muy pequeñitos) y que merece mucho la pena para pasar una bonita mañana.