Zamaia y Gongeda desde La Quadra

Hoy se trata de hacer una ruta circular desde La Quadra, ascendiendo al Zamaia y Gongeda y bajando por el embalse de Lingorta o de Nocedal. Es una ruta de escasa longitud (no llega a los 12 Km) y un desnivel acumulado de 628 m, que podemos considerar como discreto. Hasta ahora siempre habíamos accedido a las dos cimas desde Alonsótegi, por lo que nos apetecía subirlos por otra ruta desde La Quadra. Hoy me acompañan otros cuatro amigos para hacer la ruta en agradable compañía.

Aparcamos el coche junto a la Herriko Plaza de La Quadra Goikoa y comenzamos a andar por la calle Eskauriatza, atravesando al principio unas canchas de baloncesto pintadas en el suelo. Seguimos adelante por una carreterita llegando enseguida a un cruce bajo las altas plataformas de la autovía del Cadagua, donde giramos a la derecha. Entramos en una pista de monte arreglada para que puedan circular vehículos todo terreno y que traza un par de curvas rodeando una granja. Al poco cruzamos un puentecito sobre los gruesos tubos de conducción de aguas de Ordunte, viéndose a izquierda y derecha las curiosas estaciones de regulación del flujo del agua.

El camino sigue de frente sin ascensos de relevancia hasta llegar a un cruce de caminos muy evidente y clave en la ruta de hoy. Optamos por seguir por el camino de la izquierda. Retornaremos hasta aquí en el descenso por el camino que ahora tenemos de frente.

Tras el citado cruce, enseguida trazamos un giro a la derecha, siguiendo más o menos rectos por la pista de gravilla a veces algo rota. Se nota que es utilizada por los vehículos todo terreno de los ganaderos. El camino a partir de ahora y durante un buen trecho no tiene dudas, no existiendo ningún desvío, y teniendo durante un buen tramo el arbolado a nuestra izquierda. Llegamos en una curva a una fuente con un "katilu" metálico atado con una cadena y con una bañera usada a modo de abrevadero. Tiene un curioso cartel que pone: "Agua pura, cristalina, pacífica", "Es para ti. Respétala". La verdad es que nunca había oido ni visto el adjetivo "pacífica" para calificar el agua de un manantial de montaña.

Siguiendo hacia arriba, al poco encontramos una cueva a la derecha que dudamos de si es una simple cueva o la abertura de una bocamina, tan abundantes por estos lares. Un poco mas arriba llegamos a una curva hacia la derecha con una alambrada que cierra el camino, pero con una puerta lateral por la que cruzamos. Entramos ya a terrenos más despejados, accediendo enseguida a un caserón que tiene pinta de ser una granja ganadera. La verdad es que más arriba se ven multitud de cabezas de ganado bovino. Rodeamos el caserón por un senderito a la izquierda que lo rodea por detrás y, siguiéndolo un centenar de metros, nos conduce hasta un cruce con un camino de tierra que sigue hacia la izquierda y hacia arriba.

Siguiendo el camino terroso por sus fuertes cuestas llegamos a otra gruta que ésta sí que tiene pinta de ser una antigua bocamina. Nos metemos en un rebaño de vacas y se oyen cercanos mugidos sin parar. Vemos de lejos al presunto pastor que las está llamando. Dos de ellas se enganchan por la cornamenta y se lanzan varios ataques. Nos apartemos un poco porque ninguno de los cinco tenemos alma de torero. Dejamos pasar al rebaño al completo (son mas de 50 vacas negras, quizá de la raza "serrana") y enseguida llegamos al collado del Zamaia, donde confluye nuestro camino con el que sube de Alonsotegi. Al llegar al collado nos desviamos a la derecha.

En pocos metros llegamos a la brecha de la mina Antón, con un cartel informativo en su acceso. Se trata de un corte pétreo de donde se extrajeron a comienzos del siglo pasado muchas toneladas de mineral de hierro por unos esforzados mineros que cobraban 3,5 pesetas al día por diez horas de trabajo.

Seguimos nuestro camino, ahora con abundantes rocas incrustadas en el suelo, trazando una amplia curva que rodea el roquedo de la izquierda llegando enseguida a las cercanías de un pequeño collado. Cuando estamos casi llegando nos desviamos a la izquierda unas decenas de metros para acceder a la cercana cumbre del Zamaia, de 616 m, con un buzón en forma de casita en el suelo. Foto de rigor del grupo y seguimos la ruta, recuperando el camino que llevábamos anteriormente.

Llegamos al collado y a pocos metros se encuentra un grupo de trabajadores que han llegado hasta allí con un todo terreno y están montando el cableado de las nuevas y enormes torres de conducción eléctrica, una de ellas en el mismo collado y que hace unos meses no existía (si la memoria no me falla se trata del tendido Penagos–Gueñes Itsaso de REE). El impacto estético de estas nuevas y enormes torres con sus relucientes cables que saltan de una a otra es enorme. La visión de valle de la "ruta de los seles" y de la ladera del Ganeko ha perdido definitivamente su naturaleza. Una pena.

Seguimos nuestra ruta para ascender al cercano y herboso Gongeda. Al poco estamos en la pequeña cima (666 m), desde donde se divisa abajo y a la derecha el embalse de Lingorta, al que llegaremos. Nos hacemos otra foto colectiva y retomamos nuestra ruta volviendo sobre nuestros pasos para llegar hasta el camino que vemos abajo a la derecha. Una vez en él vamos hacia la derecha, para en unos minutos llegar al collado Gongeda. Hay un poste de señales en medio de un amplio cortafuegos que indica Alonsotegi hacia la izquierda y Ganekogorta de frente, pero nosotros vamos a ir hacia la derecha. Como curiosidad, el cortafuegos hace de diámetro de un amplio "sel" (terreno circular con una piedra en su centro geométrico, antiguamente destinado a pasto y sesteo del ganado), uno de los varios que existen por estos montes (ver "Ruta de las minas y seles", PR BI 100), y que se ven perfectamente a la vista del pájaro del Google Maps.

Una vez en el collado, como decimos, nos desviamos a la derecha para seguir por el camino mas evidente, que a pocos metros se introduce en el pinar. A partir de ahora y en un buen rato solo hace falta seguir el amplio camino hacia abajo, ya que aunque traza algunas curvas no existe desvío alguno y desciende casi siempre dentro de bosques de coníferas, aunque veremos también frondosas, entre ellas los inefables castaños, aprovechando a veces para abrir algún erizo caído y sacar dos o tres castañas que directamente pelamos con los dientes y tras masticarlas se van crudas a la andorga. De críos este era el deporte habitual de las tardes otoñales al de salir de la escuela en Arrigorriaga.

Al cabo de un buen rato llegamos a un cruce en el que giramos a la derecha. El camino que confluye con el nuestro viene de frente y procede del collado del Paguero, utilizado por la gente que sube o baja del cordal del Ganeko o del Gallarraga desde La Quadra (ver ruta en wikiloc "Gallarraga desde La Quadra bajando por el embalse de Lingorta", realizada por el que suscribe). Tras un par de curvas llegamos al embalse de Lingorta o de Nocedal (nombre del arroyo que desde la falda del Ganeko alimenta en parte el embalse).

Es el momento de parar un poco y sentarnos unos minutos para echar unos buenos tragos de agua y comer algo de fruta. Afortunadamente el bueno de Jose Mari ha traído la "damajuana" llena de un Rioja reserva a la que damos unos buenos tientos. Enseguida retornamos el camino viendo a nuestra izquierda el embalse medio vacío. La verdad es que estamos casi a mediados de Octubre y no ha llovido como Dios manda desde hace meses. Esto del cambio climático es enormemente preocupante...

Superado el embalse bajamos por carretera sin desvío alguno hasta llegar al mismo cruce donde a la mañana nos hemos desviado a la izquierda. Ahora seguimos de frente, y ya no tenemos mas que seguir por la misma ruta hasta llegar a la autovía del Cadagua, pasando bajo su estructura, y en unos cientos de metros llegar hasta donde hemos aparcado el coche. Fin de ruta.