Zaradilla de Totana-Senda del Cerro de La Selva-Pico de la Selva-Barranco del Horcajo. Anthercas

Accesos desde Bullas o Casas Nuevas al aparcamiento (37°55'52.45"N 1°40'42.53"W) en la Casa del Francés por la carretera MU-503. Dejamos un coche de chóferes ya que la ruta es lineal. El resto aparcamos a la entrada de Zaradilla de Totana, pedanía del municipio de Lorca, cuya economía local se basa en la ganadería (avícola, cunícola y porcino) y la agricultura de secano (almendro, olivar, viña y algunos cereales).

Salimos 16 “Andarin@s Caminando por la Vida” por las calles Ribera de San Miguel, Juan Carlos I, Constitución y en el cruce de las calles casa de Campo con San Isidro, no acercamos a ver el lavadero y la Fuente de los Grifos, para volver y seguir las indicaciones señalizadas del PR-MU 102.

Saliendo del pueblo por el Camino de Los Corrales a la altura de una nave ganadera, vamos entre almendros en flor por pista en subida; paramos brevemente en el Collado Azabache junto a un depósito de agua, para hacerle los honores de reina guía a Marta.

Continuamos por sendero paralelo al Barranco de Ponce, se empina sinuoso ralentizando la marcha, dejamos atrás el Socavón, mina enterrada por los derrumbes donde podía entrar una mula con arreos para sacar un plomo que no apareció, aunque sirvió para comunicar varias minas entre sí; los carrascales de Ponce fueron intensamente carboneados hasta más de la mitad del s. XX, según los paneles informativos ilustran el recorrido de esta ruta, perteneciente a la Sierra “olvidada” de Pedro Ponce, incluida en la Zona Especial de Protección para las Aves (ZEPA), con predominio de las águilas calzada, culebrera y ratonera.

Poseo el libro dedicado por Rafael “el Serrano”, abuelo de un compañero de Cole cuando ejercía de docente, conocedor de la historia, caminos por Zarzadilla y sus gentes, con su labor ha contribuido al restablecimiento de los antiguos senderos, acondicionados ahora por el municipio, cuya muestra es la Senda del Cerro de La Selva por la que transitamos. Su imagen es todo un emblema, figurando en los distintos paneles descriptivos.

Enlazamos con la pista forestal en el Collado Chico donde tomamos un mantente, con la vista puesta en los paredones rocosos de Los Janjorros. Avanzamos por pista al cercano Collado del Sudador, por la derecha tomamos sendero por un enebral hacia el Collado del Gayubal; aún persisten manchas de nieve en la Umbría del Morrón del Rivazuelo (1529 m) techo de Lorca.

Pasamos frente a la bocamina del Rincón del Gato, nuestro explorador, Miguel, desciende un tramo con linterna a la base de la galería, sin hallar plomo ni cerveza. Ascendemos por el estrecho rocoso del Contador, lugar por donde se hacía pasar al ganado para contarlo, cuando se pastoreaba por estos lares, aunque ahora lo hace Manuel (consorte de la reina guía), con el grupo en un relevo; nos reagrupamos en el Collado del Gayubal a 1479 m (por la abundancia de gayuba de la zona, planta medicinal conocida como Uva del Oso).

Llegamos a la Cuerda de La Selva, ya no hay senda definida solo tramos de roca y vistas espléndidas de Sierra Espuña enfrente. Nos colocamos los cortavientos y tomamos un bocado, pues el esfuerzo ha sido mucho, se distinguen perfectamente las antenas del pico de la Selva (1521 m); alcanzamos su escarpado vértice geodésico junto a la caseta de vigilancia forestal, vemos mejor las Sierras de Lavia y Burete, mientras hacemos por turnos las fotos de rigor.

Comenzamos a descender monte a través, por un largo canchal coscojero hacia el Barranco del Horcajo, pasamos por un bosque con pinos de alto porte, cortando pista hacia una balsa vacía; giramos hacia el Este en ascenso, alcanzando un paso por el que bajar, hasta enlazar con una de las pistas que nos saca a la carretera, lugar donde dejamos el coche.

Culminamos comiendo dos sartenes de migas con tropezones, pero sin caídas, en Casas Nuevas. Nuestro profundo agradecimiento a todas aquellas personas, que con su esfuerzo han propiciado que disfrutemos una vez más de la montaña en grata compañía: los guías, fotógrafos, “el Serrano”, Juan Antonio Moya y el Ayuntamiento de Lorca, incluso a la cocinera del bar Teresa que nos hace llorar con sus guisos… cuando se acaban.

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Ruta complementaria en la zona: