Zaratamo-Upo-Tontorrandi-Mandoia-Barrio de Ereño-Barrio de Eroso Ugarte-Bedia-Lemoa
near Zaratamo, País Vasco (España)
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Trail photos
Itinerary description
Después del palizón físico de ayer, hoy me dispongo a hacer una de las etapas de mi Vuelta a Euskadi, concretamente una que a pesar de la larga distancia (21,5km) es muy llevadera y muy sencilla de realizar, gracias en buena parte al excelente estado de los senderos, a la suave pendiente durante buena parte de ellos, y a lo bien indicado que se encuentra la trazada. Así da gusto andar por el monte.
Vuelta al País Vasco desde Ermua. Etapa 165:
Comienzo en la parada de bus del barrio de Elexalde, perteneciente al municipio de Zarátamo. Asciendo varios metros hasta el cercano barrio de Goikiri, y luego giro a la izquierda. Avanzo por pista de cemento, hasta llegar a una arboleda, en el cual he de girar a la izquierda.
Durante los próximos 4km, el camino es un constante sube y baja a través de distintas arboledas, yendo en todo momento por un ancho y cómodo sendero natural, señalizado con marcas horizontales azul y rojo, y un círculo rosa debajo.
Pero no todo iba a ser tan sencillo y llevadero. Es al salir a cielo abierto cuando la cosa se pone seria. Si quiero ir hacia mi primer objetivo, la cima del monte Upo, he de ascender una larga y empinada ladera de tierra/hierba. Yo no me encontraba al 100%, y eso lo noté bastante, ya que me vi obligado a detenerme en varias ocasiones para recuperar el aliento.
Por cierto, de aquí en adelante, las marcas que aparecen en los árboles son las mismas, a excepción del círculo, que pasa a ser de color amarillo.
Sin pausa pero sin prisa, finalmente consigo llegar al buzón cimero del monte Upo (573m). Vistas parciales por culpa de la arboleda, aunque se aprecian montes como el Mandoia, Oiz, Mugarra, Anboto, parte del Gorbea, el macizo de Itxina, Untzueta, Ganekogorta, Eretza o Sollube, entre otros.
Ahora, mi objetivo es ir hacia el mencionado monte Mandoia. Lo primero es descender una corta pero empinadísima rampa por terreno de piedras pequeñas, tierra y arenilla, con una pendiente que podría alcanzar el 40%. Entre que el firme me hacía patinar y lo inclinado del terreno, no me quedó otra que intentar bajar por el lado derecho, entre pino y pino, haciendo algún que otro zig-zag. Cierto es que ni llevaba los bastones encima, ni tenía un calzado con buen agarre, así que yo mismo me compliqué un poco la vida. Afortunadamente, conseguí llegar abajo de una pieza.
Luego, continúo cuesta abajo, pero ya de forma mucho más llevadera. Vuelvo a ver las anteriores marcas, y las sigo al pie de la letra. Así pues, acabo llegando a una especie de merendero, y luego conecto con un sendero.
Más adelante, en un cruce de caminos, sigo por el segundo de ellos.
Asciendo rápida y cómodamente por un ancho sendero natural, con rampas muy suaves, que me permiten avanzar con rapidez.
Tras andar 3km por dicho sendero, lo abandono para desviarme por la derecha, siguiendo en todo momento las mencionadas marcas. Ahora tenía que ascender una nueva rampa, descomunal, que fácilmente podría alcanzar el 50% de inclinación, no os exagero.
El tema es que no tenía previsto hacer ninguna subida más de este calibre. Consulté el mapa, y resultó que era una variante, otro camino que me llevaría al mismo sitio, rumbo al Mandoia, pero que me permitiría a su vez añadir una nueva cumbre a mi colección, el Tontorrandi (522m). No tiene vistas por estar rodeado de arboleda, aunque al menos tiene un buzón.
Ahora si, conecto con el sendero principal, y en otro cruce de caminos, tomo la segunda salida. Ahora, las marcas a seguir son las de color amarillo y blanco del PR, además de alguna que otra "M" que significa Mandoia. También existe varios carteles que indican la dirección y distancia hacia esta montaña.
La última parte del ascenso es coser y cantar, solo tengo que subir en suave pendiente por un estrecho sendero natural, hasta llegar al buzón y vértice geodésico cimero del monte Mandoia (638m).
Preciosas vistas de 360º, observando montes y sierras como Sollube, Oiz, Anboto, Aramotz, Urrekoatxa, Gorbea, Itxina, Sierra Salvada, Ganekogorta, Montes de Grumerán/Triano, Punta Lucero, Serantes y alguno que otro más. Por abajo, se aprecian casi todos o todos los municipios pertenecientes a la comarca del Gran Bilbao, al fondo el mar Cantábrico, y las localidades de Galdakao, Amorebieta, y otros pertenecientes al valle de Arratia, como son Igorre, Dima, Artea y Areatza. Espectacular!!
Después de hacer las fotos de rigor, y tras un parón para comer y beber algo, inicio el descenso rumbo a mis próximos objetivos, los municipios de Bedia y Lemoa.
Al principio la bajada, aunque empinada, es bastante cómoda. Sin embargo, luego hacen aparición las piedras, y el avance resulta lento y pesado. Pero esto no duraría mucho tiempo, ya que después la tierra vuelve a cobrar protagonismo.
Tras realizar 3 giros izquierda-derecha-izquierda, continúo descendiendo, por un sendero algo más estrecho pero muy llevadero, pudiendo ir en todo momento a un buen ritmo.
Al final del mismo, llego hasta el pequeño pero bonito barrio de Ereño. Ahora, prosigo la marcha por una pista asfaltada, así hasta el final.
Varios km más adelante, alcanzo otro barrio, el de Eroso Ugarte, repleto de caseríos de gran tamaño y antigüedad, aunque algunos se ellos en mal estado de conservación.
Luego, conecto con un paseo peatonal que conecta con las localidades de Usándolo y Lemoa. Entre medias, existe un desvío que me llevaría hasta el núcleo principal del municipio de Bedia. Decido ir hacia allí.
Tras visitar la localidad, vuelvo a conectar con el paseo peatonal, y tras pasar por un par de barrios secundarios, finalmente llego a mi destino, el municipio de Lemoa, el cual recorro una de sus dos zonas, hasta llegar a la estación de tren, donde pongo punto y final a esta larga pero sencilla ruta.
Vuelta al País Vasco desde Ermua. Etapa 165:
Comienzo en la parada de bus del barrio de Elexalde, perteneciente al municipio de Zarátamo. Asciendo varios metros hasta el cercano barrio de Goikiri, y luego giro a la izquierda. Avanzo por pista de cemento, hasta llegar a una arboleda, en el cual he de girar a la izquierda.
Durante los próximos 4km, el camino es un constante sube y baja a través de distintas arboledas, yendo en todo momento por un ancho y cómodo sendero natural, señalizado con marcas horizontales azul y rojo, y un círculo rosa debajo.
Pero no todo iba a ser tan sencillo y llevadero. Es al salir a cielo abierto cuando la cosa se pone seria. Si quiero ir hacia mi primer objetivo, la cima del monte Upo, he de ascender una larga y empinada ladera de tierra/hierba. Yo no me encontraba al 100%, y eso lo noté bastante, ya que me vi obligado a detenerme en varias ocasiones para recuperar el aliento.
Por cierto, de aquí en adelante, las marcas que aparecen en los árboles son las mismas, a excepción del círculo, que pasa a ser de color amarillo.
Sin pausa pero sin prisa, finalmente consigo llegar al buzón cimero del monte Upo (573m). Vistas parciales por culpa de la arboleda, aunque se aprecian montes como el Mandoia, Oiz, Mugarra, Anboto, parte del Gorbea, el macizo de Itxina, Untzueta, Ganekogorta, Eretza o Sollube, entre otros.
Ahora, mi objetivo es ir hacia el mencionado monte Mandoia. Lo primero es descender una corta pero empinadísima rampa por terreno de piedras pequeñas, tierra y arenilla, con una pendiente que podría alcanzar el 40%. Entre que el firme me hacía patinar y lo inclinado del terreno, no me quedó otra que intentar bajar por el lado derecho, entre pino y pino, haciendo algún que otro zig-zag. Cierto es que ni llevaba los bastones encima, ni tenía un calzado con buen agarre, así que yo mismo me compliqué un poco la vida. Afortunadamente, conseguí llegar abajo de una pieza.
Luego, continúo cuesta abajo, pero ya de forma mucho más llevadera. Vuelvo a ver las anteriores marcas, y las sigo al pie de la letra. Así pues, acabo llegando a una especie de merendero, y luego conecto con un sendero.
Más adelante, en un cruce de caminos, sigo por el segundo de ellos.
Asciendo rápida y cómodamente por un ancho sendero natural, con rampas muy suaves, que me permiten avanzar con rapidez.
Tras andar 3km por dicho sendero, lo abandono para desviarme por la derecha, siguiendo en todo momento las mencionadas marcas. Ahora tenía que ascender una nueva rampa, descomunal, que fácilmente podría alcanzar el 50% de inclinación, no os exagero.
El tema es que no tenía previsto hacer ninguna subida más de este calibre. Consulté el mapa, y resultó que era una variante, otro camino que me llevaría al mismo sitio, rumbo al Mandoia, pero que me permitiría a su vez añadir una nueva cumbre a mi colección, el Tontorrandi (522m). No tiene vistas por estar rodeado de arboleda, aunque al menos tiene un buzón.
Ahora si, conecto con el sendero principal, y en otro cruce de caminos, tomo la segunda salida. Ahora, las marcas a seguir son las de color amarillo y blanco del PR, además de alguna que otra "M" que significa Mandoia. También existe varios carteles que indican la dirección y distancia hacia esta montaña.
La última parte del ascenso es coser y cantar, solo tengo que subir en suave pendiente por un estrecho sendero natural, hasta llegar al buzón y vértice geodésico cimero del monte Mandoia (638m).
Preciosas vistas de 360º, observando montes y sierras como Sollube, Oiz, Anboto, Aramotz, Urrekoatxa, Gorbea, Itxina, Sierra Salvada, Ganekogorta, Montes de Grumerán/Triano, Punta Lucero, Serantes y alguno que otro más. Por abajo, se aprecian casi todos o todos los municipios pertenecientes a la comarca del Gran Bilbao, al fondo el mar Cantábrico, y las localidades de Galdakao, Amorebieta, y otros pertenecientes al valle de Arratia, como son Igorre, Dima, Artea y Areatza. Espectacular!!
Después de hacer las fotos de rigor, y tras un parón para comer y beber algo, inicio el descenso rumbo a mis próximos objetivos, los municipios de Bedia y Lemoa.
Al principio la bajada, aunque empinada, es bastante cómoda. Sin embargo, luego hacen aparición las piedras, y el avance resulta lento y pesado. Pero esto no duraría mucho tiempo, ya que después la tierra vuelve a cobrar protagonismo.
Tras realizar 3 giros izquierda-derecha-izquierda, continúo descendiendo, por un sendero algo más estrecho pero muy llevadero, pudiendo ir en todo momento a un buen ritmo.
Al final del mismo, llego hasta el pequeño pero bonito barrio de Ereño. Ahora, prosigo la marcha por una pista asfaltada, así hasta el final.
Varios km más adelante, alcanzo otro barrio, el de Eroso Ugarte, repleto de caseríos de gran tamaño y antigüedad, aunque algunos se ellos en mal estado de conservación.
Luego, conecto con un paseo peatonal que conecta con las localidades de Usándolo y Lemoa. Entre medias, existe un desvío que me llevaría hasta el núcleo principal del municipio de Bedia. Decido ir hacia allí.
Tras visitar la localidad, vuelvo a conectar con el paseo peatonal, y tras pasar por un par de barrios secundarios, finalmente llego a mi destino, el municipio de Lemoa, el cual recorro una de sus dos zonas, hasta llegar a la estación de tren, donde pongo punto y final a esta larga pero sencilla ruta.
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