Zizkino / Siskino: Monte, Cuevas y Hayedos desde Gorostiza

La zona donde aparcamos ya está en el bosque con lo que desde el momento de la salida nos acompañan los árboles.
Una senda evidente, entre el monte bajo, nos lleva hasta una valla que dispone de puerta para el paso. Al otro lado se camina sobre la hierba, de frente, porque la senda en este trozo desaparece. Enseguida reaparece un estrecho sendero, luego más ancho, que nos lleva a una bifurcación. Seguimos por la derecha y a la vuelta lo haremos por la izquierda.
El camino nos lleva a vadear un arroyo, ahora insignificante.
Un poco más adelante dejaremos esta senda para desviarnos por la izquierda, sin ninguna marca evidente, y comenzamos a caminar por el bosque para retomar la pista amplia más adelante. Apenas son diez minutos bosque a través pero conviene echar un ojo al track para no perder la dirección.
Caminamos por pista bien marcada por un robledal que esconde algunas hayas bien llamativas en esta época del año. Alguna de ellas de dimensiones espectaculares. Hay que disfrutar del paisaje otoñal.
El bosque esconde las ruinas de una antigua nevera que se encuentra a un lado del camino pero que no es visible desde este. La encontramos sin dificultad y seguimos adelante.
Al rato volvemos a dejar la pista para desviarnos a un rincón presidido por una magnífica haya que señala el lugar donde se encuentra una escondida cascada. El desvío merece la pena.
Retomamos la ruta hasta alcanzar la "txabola del pipas". La bordeamos y ascendemos sin senda, pero sin dificultad, hasta la cima del Zizkino, con estupendas vistas.
Desandamos esta subida y nos vamos por la derecha hacia las cuevas. Tampoco nos costará encontrarlas si llevamos el track pues en la última parte no hay senda y están algo escondidas.
De las dos, la de la derecha esconde un precioso interior, corto y sin dificultad, pero que requiere de una buena linterna para disfrutarlo.
Regresamos hacia la "txabola del pipas" y nos vamos por la derecha hacia la cueva y sima llamada del Batallón Disciplinario. Se puede rodear por arriba sin problemas pero bajar hasta la cueva puede ser realmente peligroso, así que mucho cuidado con lo que se hace.
ATENTOS: Desde aquí nosotros volvimos a la "txabola" antes de tomar la senda de regreso, pero no es necesario en absoluto. Junto a la sima pasa la pista que debemos seguir de vuelta.
El camino de vuelta, en esta primera parte, está bastante machacado por la maquinaria y presenta zonas con bastante barro, aunque fácilmente evitables. La sorpresa es que la pista acaba en un enorme encharcamiento (nosotros conseguimos superarlo por encima de unas piedras) que puede obligar a dar un rodeo, no muy largo, por la ladera.
Al otro lado el camino nos lleva, casi inmediatamente, a las lomas de subida al Oketa. A nuestros pies el complejo de pantanos alaveses. Espectacular.
Seguimos por el camino que desciende la campa herbosa para volvernos a introducir, por la izquierda, en el bosque.
Si a la subida predominaban los robles, aquí son las hayas las que se imponen; un precioso camino, sin dificultad, que nos lleva hasta nuestro punto de partida.