ZUHEROS - RÍO BAILÓN - LOBATEJO - ABUCHITE - CUEVA DE LOS MURCIÉLAGOS

Tiempo en movimiento: 7 h 43'.

Realicé la ruta en sentido antihorario.

Hay un extenso aparcamiento, junto al inicio del Cañón del Río Bailón, en la zona baja del pueblo de Zuheros. Ahí dejamos el coche y comenzamos a caminar por sendero señalizado hasta mi localización "NAVA".

Durante los primeros metros de la subida hallaréis una fuente por si olvidasteis cargar agua. Estamos bordeando la parte abrupta del cañón.

Llegamos cerca del río y lo acompañamos un tanto hasta que la senda nos separa de él.

Tras un vado encontramos un abrevadero. Un poco más allá me despisté unos metros de la senda, aunque no tuvo ninguna importancia para el resultado final. Esos metros anteceden al encuentro con la extensa nava que domeña el horizonte.

Estamos en una vía pecuaria que abandonamos para ir al encuentro de las dos hermosas y famosas chorreras del Río Bailón, río que remontamos brevemente.

Vemos una alambrada, que bordeamos, para ir al encuentro de un portillo que coincide con la colada por la que iniciamos el recorrido y que deja a la derecha la alambrada y, allende ésta, una nueva y amplia nava.

Deambulamos por una senda que se va diluyendo progresivamente y que aboca a la parte anterior de una cancela con cartel amenazante. No hacemos caso, por supuesto, y ascendemos por un camino inmerso en un frondoso y más que atractivo bosque mediterráneo. Estamos subiendo al techo de la jornada, al Lobatejo.

Cuando desaparece el bosque aparece la sierra y su amo y señor: El lapiaz. Vamos a hallar también la presencia de vacas. Yo a la primera que me encontré no fue tal, sino un novillo bragado, en extremo astifino y armado, manso aunque asaz espeluznante, la verdad.

Hay hitos en el lapiaz que seguimos si nos apetece y con paciencia y tesón alcanzamos la cota más alta de las Sierras Subbéticas, que domina y enaltece su hermoso entorno.

Ahora nos encaminamos en busca del Cerro de Abuchite donde, al cabo, improvisé una subida a su cuerda con bastante éxito. Para ello bajamos cerca de un barranco donde nos dejamos guiar por las trazas del ganado vacuno. Cruzamos el barranco y salvamos una valla para acceder a un carril que, en su inicio, semeja ser senda.

Pasados un par de cortijos, donde abrimos y cerramos algunos portillos para que el ganado no escape, se encuentra una cancela que yo hallé abierta, pero que si encontráis cerrada se puede franquear con facilidad por la valla de su derecha.

Poco más allá comencé a improvisar: Me desvié del carril, me introduje en el olivar y hallé, con fortuna, un portillo que me hizo ahorrar un nuevo salto. La subida hacia la cuerda del Abuchite es seria. Aproveché muchas trazadas de animales para aliviar el esfuerzo.

Ya en la cuerda podéis tomar rumbo sur para asomaros a los tajos, pero yo no lo hice por ser la jornada dura y larga.

Descendemos hasta encontrar un carril y una nueva alambrada. Yo la salté para buscar una fuente marcada en el mapa. No la hallé en el barranco que yo estimaba y me encontré con un lugareño que me comentó que quedaba más abajo. Se llama Fuente del Espino. Si continuáis por el carril abocaréis a otro principal que debéis tomar a su izquierda para reencontraros con mi itinerario. Junto al primer carril debe encontrarse la fuente. Yo pasé junto a un cortijo con valla perimetral y por su camino de acceso alcancé el carril principal.

El camino supone un merecido descanso del lapiaz, ya que nos lo encontramos también sometiendo a la segunda cima.

Abocamos junto a la carretera que acaba en la Cueva de los Murciélagos. Yo tomé un sendero que acabé perdiendo para encontrarme, con sorpresa ante mi previo desconocimiento, con una torreta de vigilancia. Desde ahí bajé hasta la cueva.

Lo que no fue sorpresa es que vi que se cobra por visitar la cueva, algo que no hice porque me niego a pagar por algo que es de dominio público. Cuestión de principios. Si vosotros optáis por dejaros chupar la sangre por los vampiros que votáis ciegamente (lo mismo os encontráis con alguno en la caverna aleteando) os recomiendo pedir cita y hacer la ruta al revés, ya que desde ahí estamos muy cerca de Zuheros y hay que concertar. Con una ruta tan larga sería incómodo caminar pensando en la dichosa cita.

Ahora tranquilos, que como acabo de comentar, queda poco para llegar a nuestro vehículo: Atajamos para alcanzar una senda que perdí un trecho y que recuperé para tomar un carril que llega a la carretera. Atajamos ésta para pisar las calles de Zuheros y muy pronto finiquitamos el periplo.

Completísima ruta que diseñé por un compendio de trazados de otros usuarios que uní gracias a los mapas y a las vistas aéreas. El resultado final me ha sido vastamente satisfactorio.

Disfruté durante el trayecto con creces. Os deseo lo mismo.