Zulum por el Barranco Calderones en Abanilla

Dice Pepe MArcos: no somos supersticiosos ni miedosos, al contrario, solemos ser realistas y un pelín, en ocasiones, osados. Por ello, en este decimotercer día y segundo domingo del mes de Mayo, cinco “Magníficos” (a iniciativa del bueno de Miguel Ángel) pusimos camino hacia una Sierra, revisada en ocasiones, pero no conocida: Abanilla y una de sus montañas, el Zulum, nos esperaba. Para ello, seguimos (intentando mejorar algo su señalización), el track de juanbautistagosalbez https://es.wikiloc.com/rutas-sen…/abanilla-el-zulum-23290598 (gracias compañero). Tras dejar nuestro vehículo en zona cercana al Centro de Salud de la mencionada localidad, comenzamos nuestro senderear por el pueblo en dirección norte y, tras varios hectómetros de travesía por el mismo, “cogimos” asfalto también en esa dirección. Cerca del kilómetro dos de la travesía, abandonamos el mentado (y no atractivo) piso, para introducirnos en pista de tierra que, primero en dirección norte y luego en dirección este, nos llevó bordeando, en suave ascenso, por la zona de los Calderones. Aproximadamente en el kilómetro cuatro y medio viramos a dirección sur para, atravesando zonas de cotos privados (cuidado en tiempos de “no veda”) llegar al primero de los puntos paisajísticos interesantes de la salida: la observación desde la altura de una bonita zona vertical de profundos badlands. Desde aquí, y siguiendo la cuerda de los anteriormente mentados, llegamos (ya por senda estrecha y por momentos no del todo definida) a los restos de un pozo; justo antes de él viramos hacia la derecha bajando al comienzo de rambla. Dos pequeñas pozas de agua nos sirvieron de trampolín para iniciar el ascenso por este, muy bonito y por momentos técnico, tramo de la salida. Zona sinuosa, serpenteante, con algún que otro cuasi trepe no complejo (recomendable los guantecicos) por la que seguimos durante, aproximadamente, un kilómetro y medio, con tiento y tranquilidad hasta que, por senda “saliente” por la derecha y en dirección suroeste, continuamos ascendiendo hasta llegar a una mínima zona de descanso, donde pudimos observar, de manera clarividente y a nuestro frente, tanto la Sierra de Orihuela como la de Callosa y, al este, el Agudo (punto más alto de la Sierra de Abanilla). Nos quedaban los hectómetros ascendentes más duros de la salida, y así, tras medio kilómetro y cumplimentando un desnivel positivo de algo más de cien metros, llegamos al Zulum. No nos decepcionó: precioso, coqueto y “clarividente” promontorio (con un Vértice Geodésico, eso sí, deteriorado) que con sus 620 mts sobre el nivel del mar, nos ofreció unas espectaculares y “circulares” imágenes de todo lo que a nuestro alrededor estaba presente. Así, hacia el sur, vimos, de nuevo, las preciosas Sierras de Orihuela y Callosa, el Embalse de la Pedrera y, más al fondo, el Mediterráneo en su zona de Torrevieja y Guardamar; al este, el resto de la Sierra de Abanilla y la Sierra de Crevillente; al norte, la Sierra de la Pila y el Carche al fondo; y al oeste, la Sierra de Ricote, Sierra de Pedro Ponce y Espuña. Tras los fruticos secos y las pasas de rigor, bajamos por los algo más de trescientos metros de senda común de subida (inclinada y con tierra suelta – resbalón de rigor del “torpe” que suscribe -) para, al final de la misma, virar en dirección oeste e iniciar la bajada y salida hasta Abanilla. Senda muy inclinada, virada, con mucha piedra suelta en la que tuvimos que “clavar” bien los bastones y, en la que, en poco más de un kilómetro, cumplimentamos un desnivel negativo de unos doscientos setenta metros. Tras ello, ya llegamos a zona asfaltada y, en un kilómetro y medio llegamos, ya pausadamente, a nuestro destino completando la circular. En total fueron 11 kilómetros realizados en cuatro horas y veinte minutos (sin parar reloj) con un desnivel positivo de unos 500 metros. Salida, en su conjunto (el asfalto es inevitable) bonita e interesante, con múltiples zonas de parar y “contemplar”, y que catalogamos de difícil (moderada – difícil) fundamentalmente por las abundantes zonas técnicas y algo complejas que no la hacen recomendable a senderistas sin un mínimo de experiencia. Bueno, y tras terminar, cervecica reconfortante en la Matanza. Hoy no hubo Mochuelo pero, seguro, el domingo que viene volveremos a cabalgar. Hasta entonces, y como siempre, feliz semana tengáis.