Entre DOS mares - Jornada 27: De Lences de Bureba a Tobera-Frías

A Lences de Bureba vinieron dos riojanos, Paco y Jesus, que decidieron acompañarnos en esta jornada, vadeamos el río Homino en dirección al Monte de Mariblanca, la senda que discurre paralela al arroyo de Fuente Jimeno estaba invadida de arbustos y nos obligo a serpentear entre los matorrales durante unos 500 metros hasta que salimos de nuevo al camino que nos llevaba a Hermosilla, alli abrevaron los caballos, cruzamos el río Oca en dirección al Area Recreativa del Monte Isa donde hicimos un breve descanso para seguir luego hacia La Parte de Bureba, disfrutando de la silueta que nos ofrecía su orgullosa iglesia con los Montes Obarenes a su espalda, teníamos que cruzarlos y la tarea presentaba algunas incognitas que trataríamos de resolver sobre el camino, nos dirigimos a Navas de Bureba al pie de la Sierra de Oña, abrevaron los caballos antes de enfrentarse a los 400 metros de desnivel que teníamos que superar en los próximos 2500 metros, tomamos dirección Norte, el camino se fue estrechando hasta convertirse en senda que asciende progresivamente la Cuesta Conejera, superados los 1000 metros de altitud aparecen unos escalones de piedra que para mayor seguridad decidimos pasarlos pie a tierra, la senda continua ascendiendo hasta el collado de la Peña Caida a 1158 metros de altitud, ofreciéndonos unas vistas espectaculares del valle de la Bureba, en la cima soplaba el viento pero no nos impidió disfrutar del fantástico cordel de cimas, al Este, Pan Perdido y El Castillo, y al Oeste, Peña Roja y Mesa de Oña, todos sobre los 1200 metros de altitud, tras un breve descanso iniciamos el descenso por el camino del Alto de la Sierra donde un paso canadiense sin portera nos obligó a echar de nuevo pie a tierra, cruzamos el hayedo de Los Poyales y seguimos por el camino de las Cabras donde decidimos hacer un alto en un prado fantástico donde los caballos pudieron disfrutar de un pasto fresco y nosotros de un agradable descanso, luego seguimos hacia Barcina y de nuevo tocaba ascender a la Peña del Aguila para bajar de nuevo hasta Ranera, cruzamos el río Molinar y de nuevo iniciamos la subida hacia la Peña del Santo, última ascensión importante de una jornada larga que puso a prueba tanto a jinetes como a caballos, por la senda de la Lagunilla iniciamos el descenso hacia el valle de Frías, recortándose a lo lejos la majestuosa silueta de su castillo, por la senda de los Fresnos llegamos a Tobera a orillas del río Molinar donde hicimos noche.